Caminaba por las calles de Lyon, observando el móvil. Mirando las redes sociales e hice un vídeo. La verdad es que lo tenía un poco abandonado. Noté que me había chocado con alguien.
—Pardon (Lo siento) —susurré.
—Noemi? —me quedé en el sitio. Pensaba que no iba a volver a oír su voz, y menos la suya.
—Qui? (¿Quién?)
Me giré y le miré. Era Antoine. No había cambiado nada. Seguía teniendo ese pelo corto que parecía una cresta.
—¿Puedes parar de hablar en francés? —habló.
Estaba acompañado de Erika, que seguía rubia con el pelo por los hombros y Mía, que había crecido.
—Hola —murmuré.
—¿Hola? Nos dejaste a todos ahí, como si no valiéramos para nada —replicó cabreado.
—¿Lucas no os dijo lo que me había hecho? —levanté mis cejas. Se quedó confundido—. Por lo que veo, no. El día del partido contra el Copenhague, me mandaron unas fotos. Él estaba saliendo con otras mujeres a mis espaldas. La única salida que vi fue marcharme de España. ¡Ni si quiera avisé a mi madre! Sólo... me fui.
Se relajó y se acercó a abrazarme.
—Me alegro de que estés bien —susurró—. Todos te echamos de menos. Lucas nos dijo sólo que te habías ido un tiempo a Lyon y volverías.
Suspiré.
—¿Qué tal en el equipo?
—Bien. Me tratan genial y en estos meses que estoy, he aprendido algo de francés —sonreí orgullosa.
Me adapté genial al equipo. Me encantaron las compañeras. Me ayudaron mucho la verdad.
—¿Vas a volver a Madrid? —curioseó Erika con una sonrisa.
—Sí, pero no sé cuando.
Nos quedamos en silencio y miré a Mía.
—Ha crecido —me agaché y la miré. Se escondió detrás de Antoine—. ¿No me reconoces, Mía? ¿Soy un monstruo?
Todos reímos.
—¿Quieres venir con nosotros? Vamos a un restaurante.
Me encogí de hombros.
Caminamos mientras hablábamos de mí y del equipo. Nos sentamos en una mesa. Vino un camarero, nos preguntó la bebida y se fue sonriendo.
—¿Ya has conocido a alguien? —Antoine sonrió pícaro.
Erika le dio un codazo. A lo mejor pensaba que me iba a molestar la pregunta, pero para nada.
—Hay un chico. Lo conocí en un entrenamiento. Es francés, obviamente. Se llama Hugo.
Saqué mi móvil y les enseñé una foto.
—Es guapo —sonrieron los dos.
—Sí. Llevamos saliendo desde un mes o así. No tenemos nada oficial todavía. Es profesor de español en un instituto de aquí —me sonrojé.
—Todavía —rió Erika.
—¿Y vosotros? No me habéis contado nada.
—¿Qué quieres que te digamos?
—¿Qué hacéis aquí? —cuestioné.
—Estamos visitando a la familia —Antoine contestó—. Y nos aburríamos y como Lyon está cerca, pues nos hemos acercado.
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Desde que te conocí
FanfictionNoemi. Chica normal, pero con sus problemas cotidianos. Necesita dinero para pagarse el apartamento que tiene de alquiler. Tiene que conseguir un trabajo adicional para pagar su apartamento, para ello, pone un anuncio en Internet. Desde que ahí, c...