Me levanté a la hora típica. Madrugué, aunque no quería mucho.
Me duché con agua tibia y me relajé por unos minutos. Me sequé el pelo y el cuerpo. Bajé a desayunar, como todos los días.
Después, me vestí con ropa abrigada, ya que hacía frío.
Cogí las llaves y fui a mi trabajo.
Según entré por la puerta, me dirigí al despacho.
—¿Estás bien? —preguntó—. Vi lo de Lucas.
—Sí. Estoy bien —sonreí—. ¿Me darías las llaves de mi despacho?
—Por supuesto. Carlos me las dio.
Asentí.
Me dio las llaves y salí despidiéndome. Entré a mi despacho y coloqué todo. La mañana pasó normal, hasta que llegó la hora de Inglés.
En la hoja que me dio el profesor, venía la clase. Fui a esa clase y entré con una sonrisa.
—Hola —saludé—. Seré hoy vuestras profesora. Bien, sacar los libros por favor.
Me senté en el escritorio y conecté el ordenador a la pantalla táctil.
—El profesor me dijo que había deberes que corregir. ¿Alguien me los dice? —pregunté mirando la clase.
Dos personas levantaron la mano.
Hice una mueca graciosa.
—¿Habéis hecho los ejercicios?
Todos asintieron, pero vi en su comportamiento que no, sólo en algunas personas.
Sonreí y negué.
—A mí no me podéis mentir. Sé leer el comportamiento —reí. A partir de aquí, comencé a hablar inglés—. Bien, abrir el libro por la página 11, ejercicio 5, Student Book. Voy a decir un número.
Cogí la lista y miré el número 20.
—Número 20, Lara —miré alrededor.
Ella levantó la mano y sonrió.
—Comienza, por favor —dije mirando a la pantalla.
Corregimos todos los ejercicios. Después, repasé lo que ponía en la hoja y por último, dimos la página 12.
Cuando terminamos todo, suspiré.
—Hemos terminado por hoy —sonreí apagando el ordenador.
—¿Qué tal quedó el Atleti ayer? —dijo un alumno.
Rodé los ojos.
—Que se atreva a decírmelo a la cara y después hablamos —guardé el portátil en la funda.
Todos soltaron el típico "¡Oh!". Reí y negué con la mirada.
Se acercó Raquel con una mirada de comprensión.
—¿Estás bien? Yo también me fijé en Lucas y estaba con la zorra de Amelia —dijo con asco.
Cunado se dio cuenta del insulto, me miró.
—Yo también lo siento así, tranquila. Pero cuida el vocabulario.
—Profe —me dijo un alumno.
Le miré. Era un chico con gafas y tenía pinta de que estudiaba mucho.
—Dime —sonreí amable.
—¿Cómo estudiaba en el colegio? —preguntó.
—Los esquemas. Que aunque no creas, valen de mucho. Por ejemplo, en Historia, que me comentaron que estabais con lo de los humanistas y eso.
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Desde que te conocí
FanficNoemi. Chica normal, pero con sus problemas cotidianos. Necesita dinero para pagarse el apartamento que tiene de alquiler. Tiene que conseguir un trabajo adicional para pagar su apartamento, para ello, pone un anuncio en Internet. Desde que ahí, c...