"Capítulo 33"

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Volví a entrar a la ciudad deportiva y caminé hasta los campos de entrenamiento.

La mañana ha sido normal, sin ningún detalle. Fui a trabajar y volví. Fue una mañana aburrida.

Sonreí al ver a los chicos tan concentrados.

Iban a comenzar a entrenar. Todos me miraron y saludé con la mano.

Me acerqué a ellos y me quedé al lado de Gabi y de Juanfran.

—¿Preparados para el entrenamiento? —asintieron—. Pues venga, al trabajo. ¡Vamos!

Se dispersaron y yo me quedé en una banda, mirando como entrenaban.

Me encantaba verles entrenar. Ojalá pudiera entrenar con ellos.

Un balón cayó en mis pies e hice un par de toques para luego pasársela a Griezmann.

Sonreímos.

Miré a las gradas, donde estaba Erika, la mujer de Gabi y Bea.

Caminé hasta ellas y las saludé con la mano.

—¿Qué tal? —pregunté.

—Muy bien —contestó Bea—. ¿Y tú?

—Bien también.

—¿No te molesta que esté Lucas en el equipo?

—No hablamos mucho, así que no me importa.

Me pasé todo el entrenamiento hablando con ellas.

Diego me dijo que les diera una charla motivadora, y acepté.

Me senté junto a Lucas y Carrasco.

—Nos cogemos de las manos —murmuré. Miré a Lucas y se la cogí con timidez. Entrelazamos nuestros dedos y sentí como encajábamos de nuevo—. Cerramos los ojos y respiramos profundamente.

Lo hicieron y dije:

—Y espiramos todo el aire.

Dije una charla motivadora y nos fuimos.

Cuando iba a entrar al coche, oí un grito de mi nombre. Me giré y era Vietto.

Sonreí.

—¿Qué tal? —preguntó—. Con el tema de Lucas.

Me encogí de hombros y sonreí.

—Bien. ¿Por qué lo preguntas?

—Porque me preocupo por vos.

Sonreí.

—¿Querés quedar esta tarde?

—Vale.

—¿Querés que vaya a tu casa?

—Como quieras

—Voy a tu casa. Dame la dirección.

Se la di, y también le di mi número de teléfono.

—Okey, gracias, preciosa —me sonrojé. Besé su mejilla—. ¿Quedamos a las siete y media en el portal de tu casa?

Asentí.

Vi como Lucas salía y nos miraba frunciendo el ceño. Nuestras mirads se cruzaron y rió.

—¿Ya estás con otro? —habló.

Vietto le miró molesto.

—Métete en tus cosas, Lucas. Fuiste vos quien la dejó.

—Ella siempre será mía.

Con ese comentario, exploté.

—¿Tuya? Fuiste tú quien me dejó para estar con Amelia. Y en vez de hablar, subiste una maldita foto con ella. Ahora, podemos hacer lo que nos salga de los pies. Si yo quiero salir con Luciano hoy, lo hago. No hay nada que me lo impida. Tú acabaste con todo Lucas.

Desde que te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora