"Capítulo 47"

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¡Salía titular! Aplaudí animando a las chicas. Lucas estaba ahí, apoyándome.

Y le daba gracias.

Me dijo que se tenía que ir a la mitad de la segunda parte, es decir, sobre las doce y cuarto para reunirse con el equipo.

—A calentar —apareció uno del cuerpo técnico por la puerta.

Me até las botas y salimos las titulares a calentar. Pasados unos minutos, nos pusimos el uniforme y salimos al campos. Oí un grito por parte de Lucas: "¡Vamos cariño!".

Sonreí mirándole e hice un corazón. Aplaudió.

Me concentré en el balón y suspiré nerviosa. Mis manos sudaban.

Tocó el silbato la árbitra y comenzamos a movernos.

(...)

Amanda iba con la pelota, pero dos defensas iban a por ella. La pedí con la mano y me la pasó. Paré la pelota y centré. Ludmila dio de cabeza y marcó de cabeza.

Salté y grité mientras se acercaba a mí.

Nos abrazamos y pronto estuvieron otras compañeras abrazándonos.

Volvimos al juego, animada.

Tras hacer una pared a una rival, se la pasé a Esther. Ella centró pero Amanda no estuvo bien para rematar y el rebote cayó en mí.

Y no dudé en rematar de nuevo con fuerza y metí el gol por toda la escuadra.

Me quedé asombrada. Amanda y Esther vinieron a abrazarme y a sacarme de mi asombro.

Besé el tatuaje de Lucas y el de Alina para luego señalar al cielo.

(...)

Terminó el partido con tres goles a favor. El último lo marcó Carmen Menayo en los últimos minutos.

Miré a la grada y como suponía, no estaba Lucas.

Estuve hablando con Silvia mientras caminábamos hasta el vestuario.

Hicimos nuestros ejercicios de post-partido, nos vestimos y nos fuimos de allí.

Yo me fui al Metropolitano, el partido comenzó hace veinte minutos, más o menos, puede que más.

Todavía estaban entrando algunos aficionados, así que enseñé mi identificación y me llevaron al banquillo.

Saludé al Cholo, que fue el primero en felicitarme por mi partido.

Miré el marcador mientras me sentaba e íbamos 1-0. El gol lo marcó Correa hace unos pocos minutos. Se notaba al Atleti enchufado y animado. Veníamos de ganar al Lleida 0-4 de la Copa del Rey.

Terminó la segunda parte con ese gol de Ángel.

Me levanté y me estiré.

—Gol perfecto —se acercó Torres.

—Gracias.

Me abrazó y besó mi cabeza.

Se acercaron algunos jugadores más y empezaron a comentar mi gol.

Decían que fue perfecto.

—Amor —me abrazaron por la cintura. Sonreí al instante—. Me encantó tu gol. Lo repetiría cada minuto.

Reí y me giré para darle un beso.

—Tú estás jugando genial.

—Gracias.

Desde que te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora