Abrí la puerta, ya que me tenía que ir a comer a casa de mi madre. Me encontré con un furioso Lucas.
—¡¿Cómo te atreves a denunciar a mi novia?! —gritó empujándome.
—¡Fue ella! ¡Ella me quitó los collares!
—Ella no fue.
—¡Sí que fue! Fue cuando subió al servicio.
—Amelia nunca haría algo así.
—Ella te ha comido la cabeza. Abre los ojos, Lucas. Fue ella la que me quitó los collares.
Suspiró.
—Ella no fue.
—¿Qué fue lo que te dijo?
—Me dijo que había ido al baño.
—¿Oíste la cadena del baño?
Suspiró y negó.
—Ven.
Le cogí de la mano y le llevé a mi cuarto.
—Por la noche, dejé los collares ahí. Y ahora no están —suspiré sentándome en la cama—. Son importantes para mí. Y sé que ha sido ella, porque cuando subí ya no estaban. Los collares no tienen patitas para poder irse.
—¿Me ha mentido? —susurró mirándome.
Hice una mueca.
—¿Por qué? Yo la quiero.
—Por eso te dije que abrieras los ojos.
Bajamos los dos las escaleras y salimos de casa.
—¿A dónde vas? —preguntó mientras entrábamos al ascensor.
—A casa de mi madre. Voy a comer con ella. Cada domingo voy.
Llegamos abajo y nos despedimos. Conduje hasta la casa de mi madre y pasé el día allí.
(...)
Me levanté otro día más sobre las once y media. Preparé mi desayuno y lo tomé mientras veía las noticias.
Sonó mi teléfono y lo cogí.
—Buenos días, llamo de la comisaría, donde usted puso una denuncia.
—Sí.
—Hemos detenido a Amelia por hurto. Tiene que venir aquí para certificar si es ella.
—Vale, voy para allá.
Me vestí y caminé hasta la comisaría. Me llevaron a una planta donde estaba ella delante de un escritorio.
Según me miró, su mirada se incendió.
—¡Eres una maldita hija de puta! ¡Por tu culpa, están registrando mi casa!
Me crucé de brazos.
—Tú fuiste quien me quitó los collares —hablé seria.
—Yo no fui —miró hacia la izquierda.
Me acerqué a su oído.
—A mí no me puedes mentir, puedo leer el comportamiento y puedo deducir que estás mintiendo.
Me separé mientras bufaba.
—Buenos días, ¿es ella la del robo?
—Efectivamente. Ella es Amelia.
Asintió y tecleó algo.
—¿Sabe que están registrando su casa? —me miró.
Asentí.
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Desde que te conocí
FanfictionNoemi. Chica normal, pero con sus problemas cotidianos. Necesita dinero para pagarse el apartamento que tiene de alquiler. Tiene que conseguir un trabajo adicional para pagar su apartamento, para ello, pone un anuncio en Internet. Desde que ahí, c...