"Capítulo 40"

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—¿A qué hora tenemos que estar aquí? —pregunté poniéndome los guantes.

—A las tres, estamos aquí. Una hora antes.

Asentí. Salimos a entrenar, y como normal. Mis ejercicios en el gimnasio habían acabado, y me sentía feliz.

Nos metieron presión en este entrenamiento, indicando que el Rayo Vallecano iba a apretar.

Terminé el entrenamiento y Lucas estaba en las gradas.

Bajó a no sé donde y yo me fui al vestuario.

Miré mi móvil y había un mensaje de Lucas diciendo que me esperaba afuera.

Me cambié.

—¡Hasta las tres! —exclamé.

Salí mientras se despedían y Lucas estaba afuera.

Le abracé y le besé.

—Todos estaremos en el partido —sonrió.

—Gracias. ¿Cuándo te vas a Sevilla?

—Cuando termine tu partido.

Hice pucheros.

—El primero partido que me perderé.

—Yo sé que estarás siempre conmigo.

Le abracé.

Fuimos a su casa y nos quedamos hablando hasta la hora de comer.

Tuve que comer muy pronto.

—¿No te echas la siesta?

—Estoy demasiado nerviosa para dormir.

Se sentó en el sofá y puse entre cabeza entre ellas.

Comenzó a acariciar mi pelo suavemente y suspiré. Al final me dormí con sus caricias.

(...)

Me despertó a las dos y media.

Me levanté del sofá rápidamente y los nervios volvieron.

—Me has asustado —rió—. Vámonos.

—Tengo que ir con el uniforme —murmuré.

—Y no lo tienes aquí.

Negué.

Fuimos rápido a mi casa y me cambié al uniforme.

Fuimos a Cerro del Espino y aparcó rápidamente.

—Te quiero —le besé cortamente.

—Igual. ¡Suerte!

Entre al campo donde jugaríamos y las chicas estaban ahí.

—Pensábamos que no venías, porque estabas en la convocatoria.

—Se me había olvidado el uniforme en mi casa, y estaba en casa de Lucas.

—Estás más en casa de Lucas que en tu propia casa.

—La casa de Lucas queda más cerca de aquí. Mi casa está justo en el centro de Madrid.

Estuvimos viendo el campo y a eso de las cuatro y cinco, nos comenzamos a preparar.

Me puse la equipación y entró el entrenador a decir quienes salían de titular.

Yo no entraba de titular.

—¡Vamos chicas! —exclamé aplaudiendo—. Soy vuestra animadora. ¡Dame una A!

Rieron.

—Estamos nerviosas. El Rayo no nos ha ganado en este campo. Y se ha reforzado bien.

—Otra razón más para ganar. ¡Vamos!

Desde que te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora