Estuvo divertido, nos lo pasábamos bien. Al que se le caiga más de cinco veces, le hacíamos pasillo. A mí no se me cayó ninguna vez.
—Ahora, que una persona se ponga en el centro —habló El Cholo.
Empujaron a Lucas al centro. Reí y me fulminó con la mirada. Sonrió.
—Intentar que Lucas no pille la pelota. ¡Venga, va!
Reímos y comenzamos a pasárnosla. Hicimos un circulo más grande.
La pelota llegó a mí y vino a por mí. Le hice un par de regates y se la pasé por las piernas. Todos gritaron y reí.
Lucas me fulminó con la mirada y le abracé.
—Te quiero —dije sonriendo.
Sonrió y me abrazó. Estuvimos jugando un poco más a eso y Diego dijo que ya nos podíamos ir. Suspiré.
—¡Chicos! —todos se giraron—. Lo siento por esas cosas que dije ayer. Estuvo mal decirlas.
Sonrieron.
—No pasa nada, te perdonamos —habló Gaitán.
Sonreí y le abracé.
—Gracias —besé su mejilla.
Sonrió y apretó su abrazo. Me separé y caminé hacia Torres.
—Hola pequeña, ¿qué tal?
—¿Por qué pequeña? —fruncí el ceño.
—Por la altura y por la edad.
Hinché mis mofletes con aire y rió.
—No te enfades. Ven.
Me abrazó y reí abrazándole.
—Y yo no existo —me susurró Lucas al oído.
Me giré y le abracé.
—Tú existes para mí —le saqué la lengua—. Sólo que estoy con mi ídolo.
Lucas sonrió y pasó un brazo por mis hombros.
—Te quiero.
Le miré.
—Yo más.
(...)
Entramos a su casa y me tiré al sofá, bostezando.
—¿Tienes sueño? —dijo sorprendido.
—Un poco, pero puedo aguantar. Tengo hambre —hablé.
—¿Pasta? —alzó las cejas.
Sonreí y asentí.
Subió a cambiarse.
El día pasó rápido, y llegó el jueves.
Entré al instituto, como de costumbre. Subí las escaleras y entré a mi despacho. Coloqué las cosas y puse música. Salí afuera y cogí las cartas. Había cuatro. Volví a entrar a mi despacho y las leí atentamente.
La primera era un caso de bullying; la segunda, la alumna se sentía acomplejada por su peso; la tercera, tenía problemas con su familia; y el cuarto, me decía que me admiraba y que me quería.
La última la guardé en el cajón. Y las demás, comencé a buscar a los alumnos que me decían en la carta.
Hablé con ellos, y sobre las once, terminé de hablar con los tres. Eran casos trágicos.
Cogí el móvil y comencé a hablar con Alina.
—¿Qué tal el martes en el partido?
—Bien, aunque quedamos empatados. ¿Y tú?
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Desde que te conocí
FanfictionNoemi. Chica normal, pero con sus problemas cotidianos. Necesita dinero para pagarse el apartamento que tiene de alquiler. Tiene que conseguir un trabajo adicional para pagar su apartamento, para ello, pone un anuncio en Internet. Desde que ahí, c...