- 14 - Melodía de la despedida

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¡Un año! Hace un año que entré en el grupo B

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¡Un año! Hace un año que entré en el grupo B. ¿Quién lo diría? Habían pasado ya tantas cosas que parecía que el tiempo se hubiese triplicado. Ahora la pregunta era qué nos deparaba este nuevo curso. 

Pov Narrador:

Toda la clase, o la gran mayoría, estaba emocionada con la recién graduación. Fue tal su entusiasmos que decidieron tocar una pieza de música en honor a los tres únicos alumnos que dejarían primaria para ir a secundaria. Aunque, como era de esperar, Rin omitió esa atmósfera. Mientras los alumnos perdían su tiempo en discusiones estúpidas, ella contemplaba todo desde un árbol lejano. A su parecer, nada de eso tenía relación con ella. Nunca había cruzado palabra con los graduados, así que no había ninguna razón que le obligase a asistir aquel evento. 

─¡Rin!─ llamó Sumire que se encontraba debajo del árbol. 

La nombrada suspiró temiéndose la pregunta y descendió del árbol.

─¿Quieres formar parte de mi banda? 

─Paso.

─¿Por qué? ¿No  quieres tocar con nosotros? Nos lo tomamos en serio, no como los demás.

─No le encuentro la gracia a todo esto. ─ y con aquella frase regresó arriba del árbol.

─Tú te lo pierdes. ─ dicho esto Sumire se fue a buscar su nuevo grupo de música.

─¿Cuándo se darán cuenta? ─ pensó en voz alta la rubia mientras observaba como su amiga abandonaba el lugar refunfuñando entre dientes un sin fin de maldiciones. 

─¿A qué te refieres? ─ interrogó el Sr. Conejito que se encontraba a su lado. 

─Hay cosas que no se pueden hacer cuando estás sola.

─Tonta, pero si tú siempre estás sola.

─¿Quién es el tonto aquí? Por si no te has dado cuenta tú estás aquí conmigo. ─ al escucharla el peluche se emocionó y recitó el nombre de su amiga ─ Además, si siguen con estas discusiones los que se gradúen no podrán disfrutar de la ceremonia. Si ya es aburrida, imagínate si le añades todo esto.

─Has cambiado.

─Puede... 

✶✶✶

Los días transcurrieron tranquilamente para la rubia. Motivo que provocó que en un abrir y cerrar de ojos llegara el día de la graduación. Como no era de extrañar, Rin prefirió mantenerse al margen y saltarse todas aquellas formalidades y celebraciones. Aunque, desconociendo el motivo, las piernas de Utsuki la llevaron hasta la puerta trasera del auditorio dónde se estaba llevando acabo aquella festividad. 

Como había predicho, Sumire había terminado saliendo sola a tocar con la ayuda de un robot con millones de brazos. A Rin no le costó deducir de dónde lo había sacado. Aquel invento solo podía haber sido por Hotaru Imai. Utsuki sabía que sería la única capaz de crear tal dominando con tal de ganar dinero. 

La chica de las feromonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora