- 11 - Pegados (1/2) -

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Los días siguieron avanzando, lentos pero incesantes

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Los días siguieron avanzando, lentos pero incesantes. En todo ese tiempo Rin se ocupó de mantenerse distanciada de su dolor de cabeza, evitando completamente a Ruka Nogi. Aquello no pasó desapercibido por nadie, aunque viniendo de parte de Utsuki ya era habitual que ignorara a alguien. Además, la relación que habían creado estos dos se remontaba a sus noches en ese balcón, por lo que pocos pudieron notar algún cambio. 

Rin había hecho imposibles para no tener que interactuar con el rubio. Hecho que había logrado hasta este día en el que la suerte parecía haberla abandonado. Actualmente, para desagrado de la rubia, ambos se encontraban pegados, es decir, hasta que aquellos polvos que habían echado en el mochi no perdieran su efecto ambos estaban condenados a permanecer unidos.

Aquella noticia fue como un gran balde de agua helada para Rin que solo tenía ganas de asesinar al responsable de su desdicha. Pero remontémonos a unas horas atrás, justo cuando aquella pesadilla había comenzado.  

 ✶✶✶

El día de año nuevo había llegado y con él, varias sorpresas. La primera había llegado con el amanecer. Rin, como ya era habitual, prefería quedarse en la comodidad de las mantas que salir a recibir su paga de año nuevo, sin embargo, el Sr. Conejito, anticipándose a su amiga,  empezó a saltar encima suyo mientras le gritaba que debía despertar. Utsuki solo le pedía unos minutos más, ya que la noche pasada se había quedado - El Señor conejito y ella - más de la cuenta hablando sobre que creían que pasaría ese año nuevo.

Pov Rin:

Me levanté de la cama un poco a regañadientes, sabía que este día iba a ser muy largo y no estaba de humor para soportarlo. Mi primera desgracia, que ya me esperaba, había sido tener que ponerme el estúpido kimono que el inútil robot había colocado en mi cuarto. Sabía que no podía evitar vestirlo, ya que en años anteriores me habían dejado en claro ese punto. Aun así no lo encontraba justo. Hoy, como cada día de mi vida, sería un día normal y corriente. Que fuera año nuevo no era motivo para festejar, ya que solo era un monótono día más al que se le había querido dar importancia. 

Solté un gruñido al verme en el espejo, odiaba tener que vestir con este tipo de ropa. No es que tuviera algo en contra de los kimonos, pero a mi parecer no eran la gran cosa. No entendía por qué estaba obligada a vestir con esa prenda.

─Te queda genial. ─ me alagó mi amigo, sin embargo, solo me parecieron palabras vacías. Los kimonos no eran para nada mi estilo. Además, seguía sin acostumbrarme a mi nuevo corte de pelo. Sabía que había sido cosa mía pero me resultaba aún extraño el no tener que tomar tanto tiempo para peinarme. 

El sonido de alguien golpeando mi puerta hizo que me alejara del espejo y me dirigiera abrirla. Al otro lado, para mi sorpresa, se encontraba Sumire con una gran sonrisa.

─¡Feliz año nuevo! ─ exclamó con entusiasmo.

─Feliz año nuevo. ─ le contesté antes de achinar los ojos. Que Sumire estuviera allí no me daba buenas vibraciones. Conociéndola no me extrañaría que hubiese optado por venirme a buscar para asegurarse de que no me "perdiera" de camino a la sala donde se celebraría la fiesta.

La chica de las feromonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora