- 31 - Firmes decisiones -

245 39 24
                                    

Los días siguieron avanzando. Sumire se calmó un poco cuando recibió una pequeña nota de Rin. Al leerla, al principio, se enfadó aún más, pero, finalmente, tras terminarla, sonrió feliz. Al menos su amiga se había acordado de ella. Aunque en la carta afirmaba que le escribía para evitar que la fuera a buscar y la arrastrara de los pelos.

Además, la alianza entre Misaki y Sumire siguió vigente, aunque no lograron descubrir que misterio se escondía en la espalda de la desaparecida. Cuando le preguntaron a Yoichi, este les dio una negativa. Al parecer nadie había visto nunca la espalda de Rin y de haberlo hecho nunca se había fijado bien. Por ese motivo trataron de sonsacar la información al conejo, que se había quedado a petición de Rin para vigilar que nada se descontrolase en su ausencia, pero este no les dijo ni mu. Simplemente alegó que si no podían obtener una información tan básica, él no abriría su boca. En el pasado se había logrado salvar de un pelo, pero esta vez nada le aseguraba que Rin no tomara represalias ante sus acciones.

Independientemente, Natsume trató de averiguar el paradero de Rin para preguntarle el porqué de su viaje, pero todo lo relacionado con su currículo era confidencial, ni siquiera la carta que había recibido Sumire le servía de pista. Utsuki había desaparecido completamente del mapa.

Los que peor se lo tomaron fueron los de la patrulla problemática, ya que a diferencia de Yoichi, ellos no pudieron despedirla. Narumi fue quién se encargó de comunicárselo. You, por otro lado, parecía ser el menos afectado. Seguía su día a día regularmente, a pesar de no haber recibido ninguna sola carta.

Y, finalmente, estaba Ruka. El pobrecito seguía sin poder terminar de procesar aquel dato, aunque nadie lo culpaba. La desaparición de la rubia había sido tan improvisada que ni siquiera los profesores sabían algo. Muchos, incluso, habían teorizado que se encontraba aún en el colegio, aunque con el testimonio de Yoichi, quien la vio partir, aquellos argumentos quedaban obsoletos.

Ruka, durante la siguiente semana, siguió acudiendo al balcón donde tantas noches se habían encontrado. Seguía teniendo una esperanza, algo inconsciente, de ver aparecer a Utsuki por aquella puerta, pero los días pasaban y Rin no aparecía. Aquello lo llevo a aceptar que la rubia se había ido por tiempo indefinido. No sabía cuánto tardaría en volver y mucho menos dónde se encontraría, pero tenía la leve esperanza que al menos pudiera seguir viendo aquel paisaje estrellado juntos.

─¿Hola?

Ruka botó en su sitió al sentir la aguda voz de su nueva compañera. Estaba tan metido en sus pensamientos que ni siquiera se había percatado en qué momento Dani se había colocado a su lado.

─¿Te gustan las estrellas? ─ interrogó con confusión ─ No es que te estuviese espiando, pero he visto que vienes seguido por aquí.

─Puede. ─ contestó aún mirando el firmamento.

─¿Puede? ─ rio ─ Que yo sepa las cosas te gustan o no.

─¿Tú crees? ─ interrogó mirándola.

─Sí. Por ejemplo: El chocolate me encanta, pero odio las verduras. Me gusta el azul, pero no soporto el amarillo. ¿Ves? No puede gustarte y no gustarte una misma cosa. Es imposible.

─No creo que sea así.

─¿Y eso? ─ quiso indagar la pellirroja.

─Hay días en los que miro el cielo y me encanta, pero hay otras veces que el cielo me parece insípido.

─Que raro... ¿Entonces, por qué sigues mirándolo?

─No lo sé exactamente. Supongo que es porque es lo único que me une a ella.

─¿A ella? ─ repitió confusa ─ ¿La chica que te gusta?

─Mi amiga. ─ corrigió.

─Menos mal. ─ suspiró aliviada. Ruka, en respuesta, la miró extrañado ─ Si te gustara alguien, no sé que haría.

─¿Y eso?

─Porque me gustas. ─ le sonrió ─ Y he decidido enamorarte, así que prepárate.

Ruka abrió los ojos con sorpresa mientras la seguía mirando con asombro. Sus labios inconscientemente susurraron el nombre de quien había partido. Por un momento, aquella seguridad, le recordó a la rubia que tantas veces había compartido aquel balcón con él. Pero al recordar con quién estaba a su lado, sacudió su cabeza y dirigió su vista al cielo. Aquella situación le estaba comenzando afectar y su imaginación le empezaba a jugar malas pasadas. Finalmente, decidió que lo mejor sería irse a dormir.

─Buenas noches.

─¿Ya te vas? ─ interrogó apenada ─ Ah, bueno... Buenas noches.

La chica se llevó sus dedos a los labios y le lanzó un pequeño beso al rubio para seguidamente mover sus manos en señal de despedida. Ruka interpretó aquellos gestos como una despedida habitual en España, así que no le tomó mayor importancia.e.

Cuando este desapareció, la pelirroja dirigió de nuevo su vista al cielo y con una sonrisa nostálgica susurró al viento.

─Puede que tengas razón.

  ✶✶✶     

─¿Cómo te siente? Ya sabes... Con todo esto del intercambio. ─ le preguntó el delegado a Dani cuando las clases finalizaron. 

─Muy bien, aunque es un poco cansado. En España no eran tan exigentes, o al menos eso me parecía, y, además, tener un conejo que te vaya diciendo que puedes o no hacer es aburrido. Todo es un no. No me deja mirar en los cajones, menos cambiar el diseño de la habitación... Nunca pensé que ocupar la habitación de otra persona sería tan agotador.

─El Señor Conejito es muy sobreprotector cuando se trata de Rin. ─ comentó Tobita.

─No hace falta que me lo asegures. ─ rió ─ Eo. ─  dijo tras una pausa ─ Aquí qué hacéis para divertiros.

─Vamos a Central Town.

─Buuuu... Aburrido. ¿No tenéis discos o algo así?

─No. ─ soltó confuso.

─Vaya rollo. Ok, me lo apunto. Los asiáticos son aburridos.

─Tampoco es para tanto. Estoy seguro de que encontrarás algo que te divierta.

─Si tu lo dices...

  ✶✶✶     

─¡¿Qué?! ─ gritaron los de la patrulla problemática.

Yun y los demás se encontraban conversando con Kokoroyomi. Acudieron a él, al ver como la recién llegada se encontraba en medio de una conversación muy entretenida con Ruka. Al verlo, los niños se miraron alarmados y acudieron a la única persona que podía darles respuestas. Este les informó sobre el recién acontecimiento. Gracias a su alice, Koko era consciente de lo que había pasado aquella noche, así que sin ningún tipo de pudor se lo transmitió a los niños. Estos enseguida se cruzaron de brazos y fruncieron el ceño.

─¡¡Ruka no se puede fijar en otra chica!! ─ protestó Ringo.

─¡¡Rin-oneechan tiene que volver ya!! No puede permitir que la recién llegada se lo robe. ─ concordó Chieko.

Estos eran algunos de los comentarios que iban gritando las niñas. En su opinión, Ruka solo podía estar con su oneechan. Aquella reacción asombró a Koko quien pensaba que era el único que conocía el dato de quién estaba en el corazón de la rubia. Aunque no tardó en descubrir que ese par lo habían adivinado solitas.

Tras agradecer por la información, la patrulla problemática se dirigió al cuarto de Yun para trazar un plan. Su objetivo: Alejar a la recién llegada de Ruka. Habían decidido intervenir. Chieko y Ringo no iban a rendirse con su ship y si para eso tenía que acudir a Misaki-sempai, no lo dudarían. El plan: Mantener al zorro lejos del conejo había empezado. No iban a fracasar, no se lo podían permitir.

To be continued...

To be continued

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La chica de las feromonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora