"Cuando el pecado tan bajo cayó que amor se hizo llamar."
Rin
« ─¡Rin-chan! ─ llamó con entusiasmo Izumi.
Este había abandonado su grupo de amigos para correr a mi lado.
─¿Rin-chan otra vez leyendo?
─Sí. ─ contesté sin apartar mis ojos de la lectura. »
Lo recordaba, todo aquello había sucedido un par de semanas más tarde de la traición de quienes se hacían llamar mis amigas.
« ─¿No prefieres jugar? ¡Venga! ¡Juguemos! »
Si en ese entonces me hubiera dado cuenta... Si no hubiese permitido que se me acercara... Si no hubiera dejado que cayera en las tinieblas... Tal vez esta historia tendría un bonito final.
✶✶✶
Al abrir los ojos me encontré con el monótono techo del hospital. Hacía tiempo que no lo veía. La última vez fue cuando Nodacchi-sensei me dejó tras "enfrentarme" contra los hermanos Imai. ¡Aún no logro entender como pude ser tan estúpida para bajar la guardia! Pero de eso hacía ya mucho tiempo...
─¿Cómo te encuentras? ─ preguntó Naru-sensei entrando por la puerta.
─¿Qué me pasó? ─ quise saber.
El profesor tomó asiento en la silla que estaba al lado de mi cama y me regaló una sonrisa en forma de apoyo. Por mi lado no me moví, permanecí quita en mi lugar. El pervertido se quedó callado unos segundos, queriendo darle emoción a la conversación. Como odiaba que hiciera eso...
─Golpeaste a Hajime Izumi y estuviste a punto de contar aquel evento.
─Vaya... Así que fui controlada por mis sentimientos. ─ afirmé sin apartar mi vista del techo ─ ¿Algo más?
─Golpeaste a tu amor platónico y clavaste tu actuación de gato con botas.
─¡¿Qué?! ─ exclamé sentándome en la cama. En consecuencia, mi acompañante soltó una leve carcajada ─ Tienes que estar de broma. ¿Cómo que lo golpeé?
Naru juntó sus manos y extendió los brazos, como si estuviera estirando para hacer alguna clase de deporte. Mientras realizaba aquella acción, sin dirigirme la mirada, el profesor continuó su explicación.
─Sí, ya sabes... ─ les restó importancia. No entendía como podía estar tan tranquilo. Por mi parte me encontraba con los pelos de punta. Demasiado alterada para ser yo. ─ Trató de pararte cuando estabas golpeando a Hajime.
Aparté la mirada y la dirigí a las sabanas, tratado de reflexionar sobre lo que había hecho. Mi mente divagaba perdida en el blanco que observaba. No podía ser... Naru tenía que estar de broma. Yo...
─Qué he hecho... ─ solté en un leve suspiro.
El profesor no volvió abrir la boca. Se mantuvo callado a la espera de mis palabras, aunque eso no entraba en mis planes: en ese momento era incapaz de decir nada coherente. Mi cabeza era un caos. Comenzaba a entender a los personajes de dibujos animados: tenía la sensación de estar escuchando varias opiniones a la vez. Mi mente luchaba contra la realidad para encontrar lógica a toda aquella situación. Me mordí el labio con nerviosismo, últimamente se había vuelto algo bastante habitual.
Levanté la mirada tratando de buscar una salvación. Esperanzada a escuchar que todo había sido una broma, una de muy mal gusto. Pero yo misma sabía la respuesta. Naru, por otro lado, permanecía calmado. En sus labios, siendo rutina, se encontraba su estúpida sonrisa que decía al mundo que no estaba pasando nada. Era demasiado despreocupado... ¡Había pegado a Nogi! ¡¿Cómo podía estar tan calmado?!
A diferencia de ese hombre, mi estado era el opuesto. La inseguridad se había adueñado de mi razón y sentía como lentamente un nudo se formaba en mi interior. No podía ser. ¿Cómo había podido hacerlo? Aunque hubiese sido por error, todo aquello era injustificado. ¡No podía ser! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué siempre terminando hiriendo a las personas que me rodeaban?!
─Sigue siendo asombroso que no recuerdes nada. ─ cortó Narumi. Alcé la vista de nuevo para enfrentarlo con cierta molestía dibujada en mi rostro, aunque por dentro tenía ganas de explotar en llanto. Era tan inútil... ¡Todo me salía mal! Me alejaba para evitar todo esto y lo primera que hacía al regresar era golpear a alguien en la cara. Me sentía fatal. Culpa me reconcomía y la clama del profesor no me ayudaba en nada.
Tratando de serenarme, decidí seguir el hilo de la nueva conversación.
─Ya te lo conté. Ese era el precio. ─ aparté la mirada de nuevo. Me avergonzaba tanto esa parte de mí... ─ Supongo que Izumi debe estar saltando de alegría.
─Lo dudo. ─ respondió logrando que alzara de nuevo el rostro ─ Ruka te sacó arrastras de allí.
─¿¡Qué hizo qué!? ─ exclamé al borde de la locura. Eso ya era demasiado. ¡Es que Nogi se había vuelto majara! ¡¿Por qué lo había hecho?! Lo normal cuando te pegan en la cara es que te apartes. ¿Por qué se tuvo que meter? Ahora todo se complicaría aún más.
─Pero dejando eso de lado. ─ cambió de tema el pervertido. Ya lo había dicho, pero seguiría diciéndole hasta que no cambiara esa parte tan despreocupada que me ponía de los nervios. ¿Cómo podía estar tan calmado? Él conocía la situación, sabía las consecuencias de aquella pequeña acción, pero, al contrario de lo esperado, parecía estar disfrutando de todo. ¡Maldito sádico! ─ ¿Qué piensas hacer?
─Nada. ─ contesté retomando esa frialdad que me definía ─ Seguiré desaparecida el tiempo que haga falta. No pienso permitir que ocurran más incidentes.
─Así que Dani seguirá revoloteando por aquí... ─ observó con una sonrisa.
─Su estancia aquí es la única condición que me pusieron para que pudiera irme. Es lo que tienen los intercambios.
─Ve con ojo. ─ sonrió con burla ─ Tu nueva rival es más dura que la anterior.
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La chica de las feromonas
Fanfiction¿Y si la historia no hubiera pasado exactamente igual a la que nos fue contada? ¿Y si el recuerdo de aquella joven se hubiese evaporado de la memoria de Mikan? Esta es una historia jamas contada donde se revelarán los más oscuros secretos de la acad...