- 11 - Pegados (2/2) -

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La hora de dormir, por suerte, no tardó mucho más en llegar. Desde que había expuesto mis pensamientos a la hora de la cena, aquella molesta conversación había finalizado, hecho que agradecí. No estaba de humor para seguir aguantando todas sus tonterías.

Finalmente, se decidió que dormiríamos en la habitación de Hotaru, como la cama era grande, ya que al igual que los demás era una tres estrellas, no debíamos preocuparnos por el espacio, aunque ese no fuera el asunto que ocupaba todas mis alarmas. En la posición en la que me encontraba era imposible que evitara la mirada celeste de Nogi y eso no lograba precisamente calmarme. Su presencia era sofocante. No sabía como podría aguantar así toda la noche.

Yoichi y el conejito amigo de Nogi, en cambio, no les molestaba la situación, porque en el preciso instante en el que sus cuerpos tocaron las suaves sabanas quedaron completamente dormidos. Hotaru, por otro lado, había decidido dormir con un casco que la asemejaba a los monstruos guerreros que aparecían en algunas de mis pesadillas de cuando era pequeña. Al encontrarse con aquel casco y de espaldas a mí, me fue imposible descubrir si seguía despierta o, por el contrario, ya había quedado en los brazos de Morfeo.

─¿No creéis que Natsume ha cogido la mano a Mikan a propósito y que en realidad no están pegados? ─ preguntó Imai al cabo de unos minutos ─ No sé por que lo habrá hecho. Y tú, Ruka... ¿Tienes alguna idea?

─N-no sé. ─ respondió nervioso.

Achiné los ojos ante aquella reacción. No había duda de que Natsume ocultaba algo, pero Nogi no conocía el porqué. Así que el interrogatorio de Hotaru no era para saber de los conocimientos del rubio, sino más bien para tratar de averiguar el motivo oculto de Hyuga.

─Entonces... ¿No has dicho nada para averiguar qué motivos le han llevado a comportarse así?

─Yo...─ Nogi interrumpió sus palabras al notar como Hotaru había caído finalmente dormida. Al parecer, los únicos que no lograríamos descansar, a este ritmo, íbamos a ser Nogi y yo, hecho que para nada me tranquilizaba.

Decidí mantener los ojos cerrados y aparentar estar dormida, aunque esta última acción actualmente era una utopía. Entreabrí un ojo al notar como Nogi se movía intranquilo. Al parecer, no podía dejar de darle vueltas al asunto de Natsubaka, aunque era bastante comprensible, yo, a pesar de no poder dormir por culpa de su presencia, tampoco podía dejar de darle vueltas a ese tema.

Los minutos fueron transcurriendo, pero en la sala aún seguía reinando el silencio que se instauró cuando Imai se durmió. Cansada de ese ambiente tan pesado, opté por abrir los ojos e intervenir. Sabía que lo más astuto, seguramente, sería permanecer con la boca cerrada y esperar hasta que el rubio se durmiera, pero aquel panorama ya me había cansado.

─¿No puedes dormir?

─E-eh.─ soltó sorprendido ─ Pensaba que estabas dormida.

─Tengo demasiadas cosas en la cabeza para lograr conciliar el sueño. ─ aclaré. Sabía que actualmente tal vez podía sonar a mentira, pero era la verdad.

Era cierto que su presencia provocaba que mi corazón no dejara de brincar, pero, al igual que él, también le había estado dando vueltas al tema de Natsume. Yo también quería averiguar el porqué de su comportamiento.

─Ya somos dos... ─ tras una pausa volvió a hablar ─ Utsuki... ─ me llamó. En respuesta solté un leve gruñido haciéndole entender que podía proseguir ─ ¿Por qué me evitas?

Abrí los ojos sorprendida, no pensé que se fuera a dar cuenta. O al menos no entraba en mis planes que me preguntara tal cosa. Era cierto que desde mi cumpleaños había decidido mantener las distancias, pero como no teníamos una relación tan estrecha pensé que ni le daría importancia. Pero al parecer mi cálculos habían sido erróneos y ahora debía enfrentarme a las consecuencias de mis actos.

La chica de las feromonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora