- 41 - Por sus sonrisas -

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El melodrama parece haber conquistado esta novela... La vida son altibajos. Momentos felices y recaídas. Momentos tristes y alegrías. Todo tiende a equilibrarse. El Yin Yang la representación de la balanza. Libra era el símbolo de esa proporcionalidad. Equidad o igualdad. Guerra o paz. Blanco y negro. Día y noche. La liste sigue, pero esta historia tiene que seguir.

Las noticias fueron bien recibidas para Rin. Narumi había reculado en esa absurda convicción del elemento sorpresa, hecho que había facilitado las cosas a nuestra protagonista. Cuando recibió la noticia, corrió lejos de la Opera con un objetivo fijado. 

You había regresado temprano a su habitación, así que su rencuentro no se hizo esperar. El menor no podía creer lo que sus ojos le mostraban. No obstante, cuando logró procesar la información, saltó abrazarla. Rin no se opuso. Ambos estaban contagiados por la enfermedad de la alegría. Por fin, después de tanto tiempo, se habían vuelto a rencontrar. Ninguno podía acabárselo de creer. 

─Estás viva... ─ murmuró ya más calmado. 

Rin aprovechó ese momento para acunar su rostro y secar las lágrimas traicioneras que habían escapado minutos atrás. Con una gran sonrisa dibujada en los labios, habló:

─No te dije que confiaras en mí.

Otro abrazo selló el silencio. Aún no podían creérselo. La noticia era difícil de digerir. You se aferraba con fuerza a su amiga, temiendo que volvería a esfumarse. Rin, negaba con gracia con la cabeza. 

─Ya ha terminado todo. ─ le confirmó. 

Aquellas cuatro palabras fueron bastantes para calmarlo. You era consciente de bastantes cosas relacionadas con la vida de Rin. Sabía que no había sido fácil, pero si ella le anunciaba que todo había terminado, tenía que creerla. Aunque una parte de él siguiera sintiendo miedo. Rin tendía a ser un poco bipolar y su especialidad, durante los últimos años, había sido desaparecer de la nada. Pero no quería pensar en eso. Ahora solo quería quedarse fundido en aquel abrazo un poquito más.

─Tengo una sorpresa para ti. 

You se separó con el entrecejo fundido. Rin se rio al ver su expresión de duda. La curiosidad lo había picado. 

─Ven mañana después de la cena a este lugar. ─ le entregó uno de los carteles que días atrás había estado repartiendo ─ Te prometo que entonces contestaré tus preguntas. También diles a los demás que vengan. Incluyendo a los problemáticos. ─ añadió quitándole la sonrisa a You. Podían haber pasado los años, pero a Yoichi seguía sin agradarle compartirla. Rin, tras soltar otra risilla, empujó con el dedo índice su frente ─ Sabes que ellos también forman parte del todos. 

─Pero siempre pasas más tiempo con ellos que conmigo. ─ se quejó con molestia.

─Que yo sepa eso no es verdad. Te conocí antes, así que eres con el que más tiempo he pasado. Además, te la pasas en nuestra clase.  

─Escusas. ¡Tengo derecho de antigüedad!

─Lo que tú digas, abuelo. ─ le sonrió con burla ─ ¿Entonces, puedo contar contigo? ¿O prefieres que se lo pida a ellos?

─No, no, no. Ya me encargo yo. ─ se apresuró a responder.

─Perfecto. Entonces me voy.

─¡¿Qué?! Pero si acabas de llegar. ─ protestó.

─Es que como no paso tiempo contigo... Sería mejor que me vaya para evitar que seas un mentiroso.

─No, no, no. No lo volveré a decir. Quédate. ─ pidió juntando sus manos. Rin trató de mantener su semblante serio, pero era imposible. No podía resistirse a los ojos de Yoichi. Era peor que ver al gato con botas haciendo ojitos. No era justo, aunque ahora solo estaba bromeando. Con todo el drama que había pasado para verlo, no podía irse sin más. 

La chica de las feromonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora