- 40 - Me cansé -

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A la mañana siguiente desperté en mi habitación provisional. A mi lado descansaba la carta que la noche anterior, teóricamente, había entregado a You. ¿Había sido todo un sueño? Me fijé en mi ropa, seguía con el uniforme. Definitivamente, no había sido ningún sueño. Alguien me había descubierto y me había llevado hasta allí. Basándome en los hechos, debía haber sido ese pervertido... ¿Cómo me descubrió?

¡Espera! ¿Por qué no había dejado la carta? Eso no debería perturbar sus planes. ¿Entonces por qué? Necesitaba explicaciones. Exigía saberlas. De no dármelas iría junto a You y le diría toda la verdad. Él merece saberlo.

─¡Me puedes explicar qué es esto!

─Buenos días, Rin. ─ sonrió haciéndose el desentendido, pero lo conocía más de lo que me gustaría admitir y sabía que me estaba mintiendo ─ ¿Amaneciste bien?

─¡Deja de dar rodeos y respóndeme! ¿Por qué lo has hecho? ─ mordí mi labio tratando de contener mi rabia. Quería llorar y salir corriendo para verlo. No quería que siguiera pensando esa locura. Yo estaba viva y él merecía saberlo.

─¿Por qué he hecho qué?

─¡Déjate de bromas de una vez o te juro que salgo allí fuera y arruino todo este maldito plan!

─Yoichi no puede saberlo.

─¿Por qué? Dame una buena razón para no ir ahora mismo a decírselo y partirte la cara en el proceso.

─Te diría que tendría que castigarte, pero supongo que eso no te detendría. ─ suspiró ─No podemos arriesgarnos a qué se sepa que estás aquí. Ya lo hablamos.

─No lo acepto. ─ confesé tras un breve silencio ─ No lo acepto. ─ le dije con mayor convicción mientras enfrentaba su mirada esmeralda ─ Ya no puedo más. Me callé mil veces, pero estoy en mi límite. Tiene que saberlo. Además, ¿qué diferencia hay en que lo sepa él o que lo sepan los problemáticos? Ellos no han contado nada a nadie. You tampoco lo hará.

─No puedes.

─No eres quién para impedirlo. ─ me giré dispuesta a irme pero él me detuvo agarrando mi brazo, no obstante, hablé antes de que pudiera argumentar otra estupidez ─ ¿Tú no harías lo mismo? Mejor dicho, ¡¿no lo has hecho ya?! ¿Durante el golpe de estado de los estudiantes no lo dejaste todo para irte con Yuka? ¿No arriesgaste tu vida al intentar matar a ese lunático que teníamos como director? ¿Y no es verdad que supervisas cada uno de los movimientos de la nueva? Ambos sabemos que si la situación se vuelve peligrosa correrás a su lado sin importarte qué. Ahora respóndeme. ─ le exigí clavando mis zafiros en sus orbes ─ ¿No merezco ser egoísta?

─Rin... Ambos hemos sido egoístas pero...

─No quiero escuchar eso. Solo contéstame con sinceridad. ¿Si supieras que Mikan Sakura está llorando por una perdida que no existe, no querrías ir a desmentirlo? ¿No querrías contarle toda la verdad? Hablarle de sus padres a quienes ha olvidado. De ti. Del alice. Abrazarla de nuevo como el padre que te proclamaste ser. ─ lo aparté de un empujo, logrando liberarme de su agarre ─ ¿Tú en mi lugar que harías? ¿De verdad podrías dejar que sufriera? ¿De verdad me estás pidiendo que lo abandoné? Si de verdad eso es lo que quieres, ya puedes olvidarte de mí. ─ Él trato de acercarse, pero retrocedí en respuesta ─ Olvídate de que una vez formé parte de todo esto. Si esa es la filosofía de este lugar, no quiero formar parte. No dejas de ser una copia barata del ex director de primaria. ─ le escupí con furia.

Me adelanté dispuesta abandonar la sala, pero sus feromonas me detuvieron. Él aún seguía en shock. Tal vez me había pasado, pero si de verdad su respuesta seguía siendo la misma, lo dejaría todo. Ya estaba harta de aquella situación. De las mentiras. De los secretos. De las lágrimas. De todo. No quería ver esa expresión nunca más. Me contuve al vérsela a mis amigos, pero ya no más. No volvería a girar la espalda al dolor. Rin Utsuki resultó ser una persona realmente egoísta.

La chica de las feromonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora