¿Tú Eres Mí Luna? (Editando)

Capitulo 15

Y no sabía donde se habían ido mis agallas estábamos enfrente del grafiti y yo no tenía las agallas para inclinarme un poco y besarla y no es por que no quería me moría por hacerlo pero es que simplemente no quería que me tratará de pasado.

sus ojos grises me miraban fijamente cuanto la quería besar, se mordió el labio esta nerviosa ¿eso es buena o mala señal? hay Alex deja de pensar y besala maldita sea.

La tome de la cintura y la acerqué a mi, sentía su corazón acelerado acerque nuestros rostros y la bese o dios esto era la mejor sensación del mundo sus labios se movían en una sincronía tan jodidamente perfecta que sentía que me iba a derretir es tan indescriptible lo que tu mate puede hacer en ti es tan no se como explicarlo.

<Tiene que respirar imbécil>

Me separé un poco de ella sus ojos se abrieron o se veía tan comestible dios santo algo mojado callo en mí nariz y otra y otra y empezó a llover el maldito karma seguro me estaba pasando cuenta ella sonrió y salimos corriendo hacia mí auto la gente nos miraba como sí estuviéramos locos.

Paramos debajo del techo de un local su cabello esta empapado su ropa también haciendo que  se pegue a su cuerpo y contorneé la silueta de su ropa interior partes de mí cuerpo que no se despertaban desde hace tiempo la hacen desvío mí mirada hacia el suelo y veo que mí amiguito esta orgulloso no se como lograré tenerla en el auto sin hacerla mía, no pienses en eso la miro ella esta sonrojada cuando siente que la miro sube la mirada.

- ¿Lista?

- ¿Para que?

- Corre. Empezamos a correr de nuevo creo que caminamos más de lo normal pero esperen estamos mojados y no voy a mojar mí auto frene ella igual.

- ¿Que pasa? Mire las calles estábamos cerca de mí casa.

< Y tú crees que ella nos va a permitir que la llevemos>

< No hay otra opción>

- Estamos mojados y no creas que vamos a subir a si a mí auto. Ven vamos estamos cerca de mí casa allá té vestiras y secos té llevaré a tu casa.

- Claro. Empezamos a correr de nuevo pronto llegamos a mí casa.

***********
Quien lo diría por que yo prometí que no pisaría más esta casa subimos las escaleras entre risas por que estábamos mojados y nos caiamos entramos a su habitación.

- Ammm el baño esta por hay iré donde mí hermana para ver si tiene algo que te quedé.

Salió de la habitación entre en la puerta que me indicó siempre había tenido baños de lujo pero este estaba divino sus baldosas eran negras igual que las decoraciones aunque muchas variaban había un enorme espejo encima de un moderno lavamanos había una enorme tina blanca un pequeño control colgaba de la pared.

- ¿Victoria? Deje de mirar su baño que olía como a el.

- ¿Dime?

- Logre encontrarte algo que te quedé.

- Pasa.

- Ammm.

- Tranquilo estoy vestida. El entró en su mirada hubo un pequeño brillo de desilusión, me tendió la ropa había un sujetador una bragas un short y una blusa mangas largas.

- Gracias.

- No hay de que. Se notaba incómodo pero no salía ni se movía.

- Alex tengo que cambiarme.

- A si lo siento. Se dio la vuelta se golpeó con el mueble del lavamanos y se fue, me vestí  salí el tenía otra ropa estaba secando su cabello con una toalla empecé a ver su habitación sólo había una cama enorme con sábanas negras un escritorio una puerta más una enorme ventana de piso a techo con vista a la ciudad habían repisas llenas de trofeos un anaquel de piso  a techo cubierta de libros un televisor un sofá bueno habían más cosas.

- ¿Té gusta? Me fijé en el.

- Si es muy...... grande

- Mí hermana se ha encargado de llenar esto sí por mí fuera sólo tuviera una cama. Tiro la toalla la cual cayó en un cesto de ropa nos quedamos callados sólo se escuchaba el sonido del agua pegar contra las ventanas esto era incómodo.

- Ammm me puedes llevar a mí casa mañana hay clases y ya es un poco tarde.

- Claro pero antes ¿quieres galletas?

- Ammm.

- Es que mí hermana hizo galletas y....

- Si. Lo seguí cuando llegamos a la sala nos encontramos con Logan

- Hola hermano, hola Victoria.

- Hola Logan. Entramos a la cocina todo aquí era enorme y la cocina no era la excepción pero es que de esta enorme mansión no se esperaba más la chica del día del restaurante estaba soltando maldiciones y gruñendo.

- Se té quemaron las galletas hermanita. Pregunto divertido.

- Pudrete Alex, aunque no entiendo por que las hice como me dijo Zafiro.

- Sabes que Zafiro es experta en otros campos no en hacer galletas.

- Pero si le quedan riquísimas.

- Por que ella le pone un poco de magia.

- Esto apesta. Alex me tendió una manzana.

- Ya que Cristina dejó quemar las galletas come eso.

- Gracias.

- !HEY LOGAN, TRAGISTE EL AUTO!

- !QUE ACASO SOY TÚ EMPLEADO!

- Ya vuelvo. Se fue dejándome con la niña.

- Así que ya eres novia de mí hermano eso fue más rápido de lo que pensé.

- Yo no soy se novia simplemente estábamos en una cita nos agarró la lluvia cerca de aquí y vinimos.

- O !ZAFIRO! Una chica llegó en dos segundos.

- Diga.

- Las malditas galletas se quemaron, otra vez.

- Le dije que le bajará la temperatura. Cristina bufo, la chica fijo la mirada  en mí tenía el cabello violeta piel pálida y ojos verdes brillante..

- ¿Quien es ella?

- Es la amiga de Alex.

- ¿Eso se puede?

- Y yo que demonios voy a saber si se puede. La chica me extendió la mano.

- Zafiro. La iba a tomar pero alguien tomó mí muñeca.

- Largo.

- Si señor. Bajo la mirada y se fue.

- ¿Que te dijo? Sus ojos azules eran un negro profundo.

- S-su nombre. Me dejó de mirar.

- Vamos seguro deben estar preocupados por ti. Empezamos a caminar.

- Adiós Victoria.

- Adiós Cristina. Salimos,.la lluvia estaba peor un deportivo rojo se  parqueo enfrente de nosotros un chico con uniforme salió le entregó las llaves  entramos Alex estaba tenso.

- ¿Estas bien?

- Si.

Eso sonó frío no dije más nada aunque tampoco me debía interesar el no era nada mío aunque ¿por que lo bese? Que pensará de mí será que es verdad lo que me dijo Zac.

miles de preguntas llegaban a mí cabeza pero yo no lo conocía se sentía tan extraño sentir que estas bien con una persona que no conoces lo suficiente simplemente sabía lo que el me había dicho que era muy poco solté un suspiro de frustración y mí suerte no podía ser mejor y nos atoramos en un trancon.