Caroline Stone es la ruda presidenta del consejo estudiantil, lo que ha hecho que se gane entre los alumnos varones una mala fama por otorgar mayor preferencia hacia las mujeres de la escuela. Sin embargo, a pesar de su apariencia ruda, Caroline tra...
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Querido diario,
La vida puede jugar grandes partidas con un tono jocoso. Tal vez te preguntes si es destino o casualidad, pero llámalo como tú quieras.
Ocultar tu corazón bajo un material elástico casi imposible de romper es una acción osada para una chica de 16 años. Sin embargo, no permitiría verme frágil ante ningún hombre.
Con dedicación, dureza y fuerza, construí una envidiable defensa. Un carácter frío, una chica ruda.... Esa soy yo, Caroline Stone.
Una mujer escondiendo su inflexible personalidad bajo una seria fachada.
Dispuesta a cerrar mi corazón para no verme de nuevo vulnerable... o esa era la intención...
Hasta que llegó él
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— ¡Ustedes! ¿Cuántas veces se los tengo que decir? Archer el cabello no debe estar tinturado. Henderson, tu camisa debe estar correctamente abotonada y debes usar cinturón. Y Rodríguez, no pises la parte trasera de tus zapatos—exalté mientras los señalaba a cada uno con mi dedo índice. —Así es como deben lucir. —Con mi mano tomé el brazo de Morrison; el representante del comité de disciplina, con la intención de mostrar cómo debía ser la apariencia de un estudiante digno de la preparatoria King David School.
—Hey presidenta, ¿no estás siendo un poco severa? —aquejó el haragán de Rodríguez. Sin embargo –y de todas formas- di la orden de que cerraran la puerta principal del instituto a ese trio de holgazanes.
—Vuelvan cuando estén bien vestidos —fue mi última orden antes de adentrarme a la estructura de la preparatoria.
Esta es mi vida; soy una chica de 16 años que hace poco fue transferida a la preparatoria de Manchester; King David School, un instituto que anteriormente sólo recibían alumnos del género –estúpido y vulgar- masculino. No obstante hace un año el instituto decidió abrir las puertas a ambos sexos.
Como era una escuela masculina, el 80% de los estudiantes siguen siendo hombres. Y en medio de todo esto, y al analizar la situación, pronto decidí postularme como la primera presidenta mujer del consejo estudiantil, con el objetivo de crear un instituto donde las mujeres no se sientan amenazadas e intimidadas por incultos hombres.
—Cory, ¿hiciste lo que te pedí? —ordené mientras apoyaba mis hombros en mi escritorio de la sala del consejo estudiantil.
—S-sí. P-pero p-presidenta... ¿realmente es necesario crear unas pautas para los estudiantes? —tartamudeó sin poder sostener mi mirada.
—Tonto. Por supuesto que sí. —vociferé golpeando –a mi parecer- levemente la madera del escritorio. —De otra forma los estudiantes seguirán siendo unos desordenados. —elevé de nuevo mi voz al recordar que las mujeres no pueden seguir soportando en silencio todas las vulgaridades de estos niños.
