Caroline Stone es la ruda presidenta del consejo estudiantil, lo que ha hecho que se gane entre los alumnos varones una mala fama por otorgar mayor preferencia hacia las mujeres de la escuela. Sin embargo, a pesar de su apariencia ruda, Caroline tra...
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— ¡Tesorero! ¿Ya tienes tu reporte? —vociferé al observar el caótico salón del consejo estudiantil.
—Ya casi, solo falta los reportes del mes pasado.
—Secretario. ¿Cómo están las listas de sucesos que sucedieron fuera y dentro del campus? —continué al revisar la primera tanda de archivos.
—Están separados en los grupos de violentos y otros —susurró con temor.
—Presidenta, ¿e-en v-verdad es n-necesario preparar todo esto? —murmuró Cory con temor al depositar unos informes en mi escritorio.
—Por supuesto que sí. La junta de consejos estudiantiles con Manchester College es mañana —espeté con furia al exhibir la carta enviada por el presidente Hawkins.
—Presidenta, entiendo que ellos hayan dicho que es para intercambiar datos después de las elecciones, pero ¿por qué ahora? Ellos jamás nos han invitado a nada —musitó Adam en un susurro.
—Dijeron que querían tener una mejor relación con nosotros, pero de seguro nos quieren poner a prueba —aseguré al juntar mis manos encima del escritorio considerando que todo lo relacionado con Sean Hawkins sonaba perversamente mal. —Así que váyanse a dormir temprano y repasen cualquier cosa que tal vez puedan preguntar.
—No importa como lo veamos. Nuestras preparatorias son muy diferentes —murmuró Jason con asombro tras observar la enorme y lujosa fachada.
—Parece más un palacio que una escuela —concordó Aaron.
—Perdón por la demora, consejo estudiantil de King David School. —intervino Coleman al descender de una limosina blanca. —Como el lugar de la junta es lejano, por favor permítanos llevarlos.
—Pensé que iba a ser en la institución.
—Y lo es. Es dentro del campus. Pero si van caminando se demorarán 30 minutos —explicó con amabilidad.
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—No solo tienen edificios estilo palacio, sino también lujosos jardines —susurró Cory con asombro mientras recorríamos un hermoso jardín decorado hábilmente, incluso podía percibir el agua recorrer con naturalidad.
—Eso es porque este lugar es financiado por la compañía Hawkins —explicó con vehemencia el vicepresidente. —Por favor, ingresen —continuó al inclinarse levemente ante una "cabaña"
Pues más que cabaña parecía un elegante y lujoso templo.
—Buenos días —saludó con gracia Sean Hawkins al estar sentado en el centro del salón.
—Estamos muertos. No sé ni que debo o no debo hacer —susurró Adam con temor al ver al imponente presidente.
—Está bien, no se preocupen —respondió con su personalidad encantadora al hacer negocios y engañar a sus semejantes. —Por favor pasen y relájense como si estuvieran en su propia sala.
