Caroline Stone es la ruda presidenta del consejo estudiantil, lo que ha hecho que se gane entre los alumnos varones una mala fama por otorgar mayor preferencia hacia las mujeres de la escuela. Sin embargo, a pesar de su apariencia ruda, Caroline tra...
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—La educación al aire libre comienza mañana —comentó Archer con emoción. —Cinco días y cuatro noches para relajarse y divertirse en la naturaleza.
— ¡Sí! Podemos olvidarnos del estudio, jugar tenis y bañar en el rio —continuó Henderson con añoranza.
—Atraparemos y venderemos suficientes escarabajos rinocerontes y tendremos suficiente dinero para visitar Maid Latte —sugirió Rodríguez trazando un ridículo plan.
—Escuché de alguien de tercero que hay un centro de chicas bellas que usan vestido —mencionó Archer con una sonrisa.
— ¿La educación al aire libre es tan divertida? —preguntó Danny al comer una corteza de pan en su bolsa. —Oh, espera. ¡Carol! ¡Estoy aquí! —chilló con alegría al separarse del trio de idiotas y acercarse a mi puesto.
Toqué mí frente al escuchar los reclamos no solo de los tres idiotas sino también de todo el estudiantado.
— ¡Esto es diferente a lo que nos dijeron! —se quejó Richard con decepción.
— ¡Sí! ¡¿Por qué estamos aquí limpiando un templo?! ¿Qué pasó con las bellezas en vestido? —Continuó Archer —Ninguna persona normal se quedaría en una montaña como esta.
— ¿Qué pasó con todas las historias que contaron los de tercero?
—Todas fueron mentiras —espeté al acercarme a los inconformes chicos. —Al parecer los del tercer año de King David suelen engañar a los de segundo. No estoy segura cuando comenzó, pero la educación al aire libre aburrió terriblemente a los de tercero, así que se desquitaron mintiéndoles a los de segundo.
—Esto es horrible, se me fueron las esperanzas.
—Ya dejen de lloriquear —interrumpí a Rodríguez en su dramatismo. —Este es un momento de aprender en el templo. No un tiempo para jugar. ¡Vayan y trabajen ahora!
— ¡Carol! —chilló Danny al correr hacia mí. —Vamos a divertirnos.
—No es hora de descansar. Regresa a tu lugar de trabajo —reprendí estirando mi brazo para alejar al castaño.
—Que fría eres presidenta —comentó Richard.
— ¡¿Acaso no me van a escuchar!? —bramé con cólera provocando que los estudiantes comenzaran a limpiar el santuario.
—Presidenta, ayúdame por favor —chilló Cory mientras Marshall lo arrastraba desde la manga de su camiseta.
— ¿Pero qué están haciendo?
—Solo estamos limpiando juntos —respondió Marshall con un falso tono infantil.
—Es mentira. Me está arrastrando por todas partes —se quejó Cory en un sollozo.
