39. DE UN DEMONIO A UNA ENAMORADA

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-Gerente, mire lo que encontré -comentó Gwen con emoción al exhibir unas cajas

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-Gerente, mire lo que encontré -comentó Gwen con emoción al exhibir unas cajas. Internamente me golpeé la cabeza considerando que era estúpido esperar que algo así no fuera a suceder en la jornada de limpieza del caffé. -Los trajes que hemos usado en los eventos pasados.

- ¿Estaban allí? Que emoción -chilló al sacar diferentes disfraces de la caja.

-Hay que usar este en el próximo evento -comentó Lauren al señalar el traje de bomberas.

-Oigan. Estamos en medio de la limpieza -murmuré esperando falsamente que me escucharan y guardaran los disfraces.

Pero no fue así.

Como sospechaban comenzaron a probarse disfraz tras disfraz contando los que ya conocía como otros desconocidos para mí.

-Deberías intentarlo también, Caroline -sugirió Kendall portando un disfraz y su reconocida peluca dorada.

-Ahora que lo pienso. Nunca has hecho esto, ¿cierto Carol? -intervino Beth con una sonrisa. -Debes hacerlo, hay muchos disfraces incluso antes de que llegaste a nuestra familia -prosiguió con insistencia. -Chase, ¿quieres verla?

-Por supuesto que quiero.

Aún ni recordaba cómo fue que terminé portando cada uno de los disfraces que Beth y las demás chicas insistían que yo portara. Incluyendo un traje chino, uno árabe, una de ninja, de profesora, bombera y otros. No debía de explicar que no eran precisamente disfraces convencionales.

-Ahora ponte este.

-Hay que limpiar -interrumpí con seriedad al sentirme incómoda por portar las diminutas e incomodas faldas.

-Pero encontré el mejor. Debes ponértelo -insistió con esperanza y con un rostro de un cachorrito que no tomaría un no como respuesta. -Oh. Chase, deberías probarte este -señaló una caja.

-No gracias. Me gusta la idea de seguir usando ropa solo de hombre.

-Es de hombre, te lo aseguro.

-Pero la limpie-

-Que limpieza y que nada, Carol - Me interrumpió Beth. -Pruébate esto primero.

Beth tenía un gran poder de convencimiento, pues después de unas pocas palabras y gestos en su tierno rostro, logró que tanto Marshall como yo accediéramos a cumplir su deseo de portar algún ridículo disfraz.

-Me pregunto si estará bien. De alguna manera me siento incómoda -susurré tras ajustar el gorro de enfermera.

-Ay, mi Dios. Esto es tan moe -chilló Beth con emoción al sacar su celular y comenzar a fotografiarnos.

Yo portaba un disfraz de enfermera rosado junto a todos sus accesorios. Por otra parte Marshall estaba portando el traje de un sexy médico incluso con las gafas.

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