28. LAS PREOCUPACIONES SE ACUMULAN

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— ¿Caroline? ¿Estás bien? —Lizz hizo tronar sus dedos haciendo que mi atención recobrara hacia la rubia

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— ¿Caroline? ¿Estás bien? —Lizz hizo tronar sus dedos haciendo que mi atención recobrara hacia la rubia.

—Ah, sí. ¿Por qué preguntas?

—El profesor dijo que hiciéramos este trabajo en tríos. Te acabé de preguntar si nos hacemos las tres —explicó al señalar también a Harper.

—Caroline, ¿realmente estás bien? Parece como si tu cabeza estuviera en las nubes —comentó la castaña al arrastra su silla hacia nosotras emitiendo un rasposo sonido.

—Estoy bien. Solo estoy ocupada por el consejo estudiantil. Ya sabes, se acercan las nuevas elecciones —expliqué inventando una excusa lo suficientemente creíble para cortar la conversación, no obstante mi cabeza estaba preocupada por otro asuntos.

(...)

—Presidenta. Estos son los informes que le pediste a Jason —comentó Cory al depositar los papeles sobre mi escritorio. — ¿También vas a postularte este periodo?

—Por supuesto, no puedo dejar mis proyectos a la mitad —aseguré al revisar las facturas por parte del contador. — ¿También te vas a lanzar, Cory?

—Por supuesto. Quiero seguir en el consejo como vicepresidente —afirmó con una sonrisa. —Presidenta, ¿Sabes por qué Chase está faltando tanto a clases? Estoy en su misma clase y ayer solo vino una hora a entregar un trabajo, y hoy también faltó.

—No lo sé, Cory —susurré desviando mi mirada y apoyando mi codo en la mesa.

Aunque no deseaba admitirlo, Marshall se estaba comportando de una manera extraña. En una ocasión normal no me importaría no saber nada de Marshall por dos días, pero las circunstancias eran diferentes considerando lo que había sucedido en el festival de Aberdour School.

Después de terminar mi turno en Maid Latte regresé hasta mi casa acompañada por la luna creciente.

—Ya llegué —mencioné al abrir la puerta y guardar las llaves en el espacio asignado.

— ¿Qué te dijo Danny de la comida? —preguntó mi madre cuando deposité los recipientes plásticos en el mesón de la cocina.

—Él dijo que estaba delicioso.

— ¿En serio? Gracias a Dios. —comentó mi madre al lavar una verdura. —Pero Caroline, ¿estás bien con eso? ¿Tal vez fui imprudente cuando sugerí que podía hacerle el almuerzo a Danny?

—No. Está bien —murmuré al sentarme en la mesa y recordar que mi madre se ofreció a cocinarle si él le traía los ingredientes para hacerlo. De esta manera me vi involucrada en el asunto al entregarle la comida en el instituto.

— ¿Segura que está bien si tú le das el almuerzo?

— ¿Por qué me molestaría eso? Así se alimenta mejor y no está comiendo cualquier porquería que se encuentra en el camino.

GUARDA MI SECRETO, POR FAVOR *completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora