Caroline Stone es la ruda presidenta del consejo estudiantil, lo que ha hecho que se gane entre los alumnos varones una mala fama por otorgar mayor preferencia hacia las mujeres de la escuela. Sin embargo, a pesar de su apariencia ruda, Caroline tra...
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Cierto día, y muy de repente, llegaron cinco chicos a la sala del consejo solicitando ser mis pupilos. Al inicio consideré rechazar la propuesta, pero por sus insistencias me vi obligaba a aceptar.
Después de todo sólo están en primer año de preparatoria. No debe ser complicado.
O eso consideraba en ese momento.
Los cinco chicos de 14 años comenzaron a seguirme a donde fuera que yo me dirigiera dentro de la escuela. Y denominaron eso como "Escuela de estudio intensivo Stone"
—Paren, esto es vergonzoso —murmuré ocultando mi rostro con mi mano izquierda.
—Pero ese es el mejor nombre que pudimos crear. Estábamos entre "Escuela de estudio intensivo Stone" o "Club Stone". Nos gustó más el primero —explicó uno de los chicos muy emocionado.
—Tu forma de vida nos ha dejado una impresión muy profunda. —continuó otro chico.
—Mientras preparabas las clases para el festival escolar, secretamente te mirábamos entre las sombras —declaró el tercer chico. —Veíamos como corregías la tradición holgazana de la escuela.
—Aunque ellos sean mayores no te doblegas ni un segundo —intervino eL quinto chico. —Física y académicamente siempre estás a la altura. Aunque manejas la escuela, sigues tendiendo unas de las mejores notas.
— ¡Eres la modelo perfecta de presidenta de un consejo! —chillaron en unísono haciendo que los estudiantes del campus nos observaran extrañados.
— ¿P-porque dicen eso? No soy tan genial —murmuré con bochorno.
De manera inesperada me había convertido en un modelo de vida. En un guía, en alguien quien respetaban no solo por miedo sino por admiración.
Y ese hecho me intrigaba.
Y mi inquietud aumentó cuando los cinco chicos insistieron en acompañarme a todo sitio y en todo momento. Básicamente no podía ir a Maid Latte sin que ellos se dieran cuenta.
—Chicos, ¿no es mejor que se vayan a sus casas?—comenté mientras me acercaba a la estación del metro.
—Queremos ver que haces presidenta.
—Sí. ¿Tienes algún trabajo o algo así?
— ¿Vas a entrenar judo?
— ¿Qué haces después de escuela?
—Bueno... considero que es mejor que vayan a casa a hacer tareas —repetí un poco nerviosa por la situación.
—Pero presidenta...
— ¿No les acaba de decir no la presidenta? —Intervino Archer junto a Henderson y Rodríguez, sin embargo jamás me había sentido tan feliz al ver la cara de los tres idiotas.
