—Solo por esta vez. ¿Podrías alejarte de mí? —le pregunté a Marshall al ingresar al salón del consejo y observarlo sentado en mi escritorio. —Ya te he dicho miles de veces que no puedes comer aquí —continué al sentarme en mi puesto y observar que en los labios de Marshall había una barita de chocolate.
—Me los dio ayer la gerente y se me olvidó comerlos. Y si no lo hago el chocolate se derretirá en mi maleta —explicó con naturalidad como si esa fuera una excusa válida.
— ¿Cómo puedes usar eso como una razón? —susurré al observar que el masticaba el dulce. —Marshall, los de primer año están diciendo que yo tengo ventaja porque estás a mi lado —mencioné con seriedad al retomar el tema que necesitaba discutir. —También dicen que por ser tan popular tus votos irán a mi casilla.
— ¿Quieres que no piensen que tienes ventaja? —preguntó en señal de comprensión al sacar otro dulce de la caja. —Entonces juguemos un juego.
— ¿De qué hablas?
—Presidenta, ¿lo conoces? ¿El juego de los palitos? —mencionó al exhibir la barrita de chocolate.
—No. ¿Qué es eso?
—Como esperaba de la presidenta —murmuró tras una sutil risa. —Cada uno comienza comiendo uno de los extremos del palito. Las dos personas seguirán comiendo. El lado que no deja de comer, gana.
Asentí con comprensión al entender la básica regla, no obstante después de analizarlo, mi nebulosa mente recobró su cordura.
—Espera. Pero si ningún lado deja de comer... entonces —susurré con vergüenza. —Ay, maldito pervertido. ¿Qué clase de juego es ese?
—Desafortunadamente yo no hice el juego —comentó al levantarse de la mesa y hacerse al frente de mí, siendo la única separación mi escritorio. —Así que solo te haré caso si me ganas el juego —continuó al llevar un extremo del palito a su boca.
— ¿Eres estúpido? Claro que no voy a jugar.
— ¿En serio? Entonces gano por default —explicó al inclinarse sobre mi escritorio. —E ignoraré todo lo que me pidas.
—Eso es trampa —susurré al observar el palito centímetros lejos de mi rostro. —¿Guardarás tu promesa si yo gano?
—Hasta que tú lo digas. No me acercaré de nuevo a ti.
—Si llego al final, gano ¿verdad? —murmuré con mi tez enrojecida recibiendo por su parte una afirmación con su rostro.
—Entiendo —susurré al inclinarme hacia la mesa y recibir el otro extremo del dulce en mis labios.
El palito no era más largo de 30 cm, no obstante a cada segundo se iba acortando debido a los mordiscos que brindábamos a cada extremo. Pude sentir la respiración de menta (y chocolate) de Marshall a pocos centímetros lejos de mi rostro, así que entrecerré mis ojos embriagándome por el cítrico aroma que tanto había extrañado. Inconscientemente mi mano derecha sostuvo con fuerzas su corbata sintiendo que si lo soltaba también iba a separarme de él.
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GUARDA MI SECRETO, POR FAVOR *completa*
Teen FictionCaroline Stone es la ruda presidenta del consejo estudiantil, lo que ha hecho que se gane entre los alumnos varones una mala fama por otorgar mayor preferencia hacia las mujeres de la escuela. Sin embargo, a pesar de su apariencia ruda, Caroline tra...