Capítulo 18 (Editado)

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POV Klaus

Mi dulce Hechicera había pasado el resto del día sin siquiera dedicarme una mísera palabra. Se pasó toda la tarde pegada como un chicle a Kol. Hablaron de todo lo que pasó en su ausencia y ahora ambos estaban acostados en el sillón de la sala mirando películas.
Podía escuchar como reían y eso me ponía feliz por ella. Y también por haber recuperado a mi hermano.
Sólo quedaba encontrar la forma de volverlo a su cuerpo Original y solucionaríamos ese problema, ya que siendo un brujo estaba vulnerable a futuras muertes.
Pero antes de ocuparme de eso, tenía que conseguir el perdón de mi novia, cosa que no sería nada facil.
Tenerla de vuelta había sido como un soplo de aire fresco después de meses sin siquiera probar sus labios y ahora estaba de nuevo furiosa conmigo por haber vuelto a dudar de ella.

-Tienes que hacer algo para arreglarlo, Nick- me dijo Bekah a mis espaldas.

-Ya lo sé, Bekah. Y necesito tu ayuda para eso- le suplique a mi hermana.

-¿Qué planeas, Nick?-

-Algo especial- dije pensando- pero aún no se qué-

Salí de la habitación, dejando a mi hermana con la palabra en la boca. Hacía algunos minutos que no escuchaba sus risas, sólo sus respiraciones acompasadas. Entré en la sala y los encontré durmiendo. Acaricié su mejilla, con cuidado de no despertarla, justo cuando Kol abría uno de sus ojos.

-Debes arreglar lo que hiciste, Nick- dijo susurrando- ella es especial-

-Lo es- contesté observando cada detalle de su rostro dormido.

Antes de poder agregar otra cosa, un ruido se escuchó en el piso de abajo, poniéndome alerta.

-¿Qué sucedió?- preguntó mi hermano.

-Sh- le hice una seña de que hiciera silencio.

-Extraño mis sentidos agudizados- dijo fastidiado por no poder oír lo que pasaba.

Me acerqué a las escaleras, intentando escuchar que sucedía. Pero ya no se oía más nada. Ni siquiera la respiración de mi hermana, lo que me decía que algo había pasado ahí abajo.

-Kol, cuidala- le pedí a mi hermano- iré a ver que sucede-

Elijah no estaba, había salido con la nueva amiga de mi novia, Haley. Freya había ido por un café con Harry y Rebekah no había salido aún de casa. Así que bajé las escaleras y la encontré con el cuello roto en el suelo.

-¡Rebekah! ¡Bekah, despierta!- grité a mi hermana.

-No lo hará- dijo una voz a mi espalda.

Un maldita adolescente estaba parada detrás mío, con una mirada autosuficiente, como si estuviera burlándose de mí.
Quise acercarme a ella, para exigirle que despierte a mi hermana, pero un fuerte dolor de cabeza me atacó.

-Deberías tener más respeto con tu madre, Nicklaus- habló otra voz diferente.

Un hombro moreno se acercó a la adolescente y por como hablaba supe de inmediato quienes eran.

Madre y Finn estaban parados frente a mí y quien sabe que diablos querían ahora. Pero eso no fue todo, una tercera voz habló desde las escaleras, acompañada de los quejidos de mis cuñados.

-Eres un fracaso, querido yerno-

Nada más y nada menos que Meredith Johnson, señores. Una furia asesina me recorrió el cuerpo. No quería que esa maldita arpía estuviera cerca de mi Hechicera, menos cuando estaba en desventaja y no podía mantenerla a salvo.
Podía escuchar como su respiración se agitó al oír la voz de su madre. Eso me indicaba que había despertado y estaba asustada por nosotros.
Matt estaba intentando soltarse del agarre de la bruja, pero no podía. Y Teddy lo único que hacía era llorar. En parte lo entendía. Él sabía que su madre estaba viva y que quería asesinar a Kira, pero no la había visto hasta el momento.
Me estaba frustrando demasiado. No podía dejar que a ninguno de los presentes en esta casa les pasara algo.
Pero como si fuera obra del destino, las puertas de la mansión se abrieron, distrayendo a los presentes en la sala. Ataqué a Meredith, para que no pudiera escapar esta vez. Pero madre y Finn si lo lograron.
La maldita bruja se encontraba inconsciente en el suelo y mis cuñados estaban en shock. Antes de poder agradecer a Elijah y Hayley por haber entrado, unos cálidos brazos me rodearon junto al dulce aroma a fresas que pertenecía a mi Hechicera.

-Gracias, gracias, gracias- susurraba en mi oído.

Una sonrisa se formó en mis labios, por lo menos ya me hablaba y eso me hacía feliz.

-Enfrentaría a quien sea por ti, Hechicera- le prometí en un susurro.

Besó mi mejilla con cariño y fue en dirección a sus hermanos, que todavía seguían ausentes y en shock.
Yo me dirigí al cuerpo de mi querida suegra y le puse los grilletes anti-magia que teníamos para estos casos. La llevé hasta los calabozos y tiré su inconsciente cuerpo ahí, a la espera de lo que decidieran los hermanos Johnson.
Cuando volví a la sala, mi preciosa novia se encontraba abrazada a ambos hermanos, que consolaban a Teddy que lloraba desconsoladamente.
Tomé el cuerpo de Bekah, que aún no despertaba y abandonamos la habitación para poder darles algo de intimidad. Después de dejar el cuerpo de mi hermana en su habitación, fui en busca de Kol, que todavía no había hecho acto de presencia desde el ataque. Lo encontré sentado en el sillón, con sus manos tapándose la cara y parecía estar llorando.

-¿Que sucede, Kol?- pregunté preocupado, no era algo normal en él que estuviera llorando.

-Necesito volver a mi cuerpo, Nick- dijo aún tapando su rostro- no pude hacer nada para ayudar hoy. Pudo haberle pasado cualquier cosa a Kira y eso no me lo hubiese perdonado-

-Hallaremos la forma, Kol. Te lo prometo- le dije a mi hermano, dándole un cálido abrazo.

Por fin sentía que tenía una familia y no como antes que la mayoría me odiaba. Esta vez estábamos unidos y todo había sido gracias a mi pequeña pelirroja. Le debía muchísimo al amor de mi vida.
Después de que Kol lograra relajarse un poco, fui hacia la habitación de mi reina para dejarle un pequeño obsequio. Le debía un pijama de oso panda nuevo, pero no logré conseguirlo. Asi que en su lugar compré uno de un gato negro, que esperaba que le gustara.
De verdad que necesitaba arreglar el estúpido error que había cometido. Pero a la vez me iba a encargar de matar a mi hermano y madre otra vez.

POV Kira

Seguía enojada con Nick, pero había protegido a mis hermanos y detenido a mi madre. Por lo que no pude resistirme a lanzarme a sus brazos y agradecerle por todo.
Teddy aún seguía en shock por haber visto a nuestra madre, tan rencorosa y vengativa. Una cosa era que yo le contara como era ahora y otra era verla con sus propios ojos.
Me estaba matando la tristeza que podía ver en su mirada, al igual que en la de Matt. A pesar de no ser su hijo, había pasado muchos años a su lado.
Después de dejar a mis hermanos, más relajados en sus habitaciones,  me dirigí a la mía. Necesitaba con urgencia un poco de descanso, pero algo sobre mi cama me hizo sonreír de ternura.
Un hermoso pijama de gato estaba sobre ella. Nick había cumplido y me compró un pijama nuevo. No podía seguir enojada con él y menos después de lo sucedido el día de hoy. Había problemas más grandes que la paranoia de mi híbrido Original. Como, por ejemplo, el regreso de mi querida suegra, junto a su hijo pródigo. Sin contar que teníamos a mi madre en el sótano de la casa.
Nuestros problemas no hacían más que aumentar y debíamos mantenernos juntos.
Salí de mi habitación, para ir hasta la de Nick. Toqué su puerta, pero al ver que no abría, decidí entrar.
Estaba dormido y se veía tan hermoso como siempre. Amaba verlo así, porqué todas sus preocupaciones desaparecían de su rostro, dándole un aspecto más joven.
Me acosté junto a él y acaricie su suave pelo rubio. Abrió uno de sus ojos, sonriendome con ese amor que siempre había sentido por mí.

-Hechicera- dijo adormilado.

-Hola, Nick- saludé besando sus labios suavemente.

Era inútil estar enojada con él, cuando lo amaba con cada partícula de mi cuerpo y sabía que él también. Así como también sabía que actuaba así por el solo miedo de perderme.

-¿Me perdonaste?- preguntó temeroso, algo inusual en mi amado híbrido.

-No hay nada que perdonar, Nick- besé sus irresistibles labios otra vez- ahora vamos a dormir, mañana tenemos un agotador día por delante-

Y así fue como terminó este extraño día, lleno de visitas inesperadas. Enojos, peleas y amor por sobre todas las cosas.
Amaba a esta enorme familia, por siempre y para siempre.

Mis queridas lectoras perdón por el retraso, estuve algo escasa de imaginación estos días. Aún así este capítulo no me termina de gustar lo suficiente, pero por ahora es lo único que pude imaginar. Ya saben que si les gustó pueden darme su voto y dejarme algún comentario sobre que cambiarían. Ustedes siempre tienen buenas ideas.

Bye, los quiero :)

Hechizados- Nicklaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora