Cuatro meses después
Narrador Externo
Los meses habían transcurrido demasiado tranquilos. El vientre de la pequeña pelirroja iba creciendo día a día, cada vez más rápido. Ya sabían que los pequeños eran una niña y un niño y eso había llenado de amor sus corazones.
Kira casi no podía moverse con su gran vientre. En cualquier momento podría entrar en labor de parto y el resto de la familia estaba totalmente pendiente de lo que pasaba con ella. No la dejaban sola en ningún momento del día. Hasta habían hecho turnos para poder estar todo el día junto a ella.
Para Nick, los días eran demasiado largos. Ya quería conocer a sus pequeños bebés. Iba a tener una pequeña princesa y un pequeño príncipe. Los próximos reyes de la ciudad y estaba sumamente felíz por eso. Consentía a su bella mujer con dulces, regalos y extraños antojos que esta tenía a toda hora.
Una noche hasta le había pedido una dona rellena de ketchup. Él se había reído de la petición de su amada pero todo cambió cuando ella comenzó a llorar. Las hormonas la habían puesto demasiado sensible últimamente y lloraba casi por todo. Él no podía soportar ver ese hermoso rostro lleno de lágrimas y se levantó de la comodidad de su cama para cumplir el capricho de su amada pelirroja y sus pequeños retoños. Recibiendo a cambio una brillante sonrisa de parte de ella cuando volvió.
El resto de la familia vivía para consentir y hacerle regalos a la chica embarazada que ahora ya no podía moverse de la cama o el sillón. Todos estaban felices de ver como los pequeños herederos Mikaelson crecían dentro del vientre de su madre. Amaban sentir sus movimientos cuando papá Mikaelson no estaba presente. Ya que Nick resultó ser bastante celoso con sus hijos y no quería que nadie tocara el abultado vientre de su novia. Pero cuando él se iba, todos aprovechaban en sus turnos para poder hacerlo.POV Kira
No podía encontrar una posición cómoda en el amplio sillón de la sala. Mis pequeños no habían dejado de patear desde hace 15 minutos y eso me estaba doliendo.
-Bebés, dejen de patear a mamá. Por favor- supliqué, acariciando mi panza.
Era increíble como mis inteligentes retoños parecían comprender lo que les pedía, porque dejaron de moverse y por fin pude acomodarme en el sofá.
Sonreí y empecé a comer un delicioso helado de chocolate que Dam me había traído hace un rato. Este se quedó dormido a mi lado casi al instante. Todos estaban cansados, cuidando de mí y manteniendo el orden en la ciudad.
Aunque era tan sorprendente como sospechosa la calma que había en Nueva Orleans. Me preocupaba, porque no era algo normal aquí.
Acaricié el cabello de mi mejor amigo, con cuidado de no despertarlo. Pero parecía que no lo había logrado. Abrió sus hermosos ojos azules mientras me regalaba una sonrisa somnolienta.-¿Estás bien, Luz?- preguntó con la voz ronca.
-Tus sobrinos no dejaban de moverse. Pero estoy bien, Demonio- le regalé una amplia sonrisa para que se quedara tranquilo.
-Pronto nacerán ¿Cierto?- preguntó con una boba sonrisa.
Se acercó a mi vientre, había llegado el momento de hablarle a mis niños. En cada unos de sus turnos, se tomaba por los menos diez minutos para poder hablar con ellos.
-Portense bien con mamá, niños- susurró con cariño- su tío Damon los llenará de regalos cuando salgan si lo hacen-
-Eres un tonto- reí un poco por su comportamiento.
-Es hora del turno de tus hermanos, Luz. Yo debo irme, pero volveré en la noche- besó mi frente y salió de la sala.
Presté atención a la película que estaba puesta en la televisión. Por suerte, mis niños le habían hecho caso a su tío y dejaron de moverse por un rato. Si seguían como estaban, iban a terminar rompiendo una de mis costillas y eso no era nada agradable.
Había pasado más de media hora y mis hermanos no habían llegado. Algo muy raro, porque todos eran muy puntuales con sus turnos.
Agudicé mi oído, para escuchar si había alguien en casa pero no podía oír nada. No me gustaba quedarme sola, menos con el embarazo casi en su termino. Me aferré al sofá y como pude, logré levantarme y caminar con pasos suaves.
La primera parada fue la nevera. Tenía hambre y mis hijos se habían antojado de la sangre de su padre. Después, ya con la bolsa de sangre en mano, seguí mi camino hacia el pasillo de mansión. Iba tocando cada una de la puertas de las habitaciones, pero nadie respondía.
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Hechizados- Nicklaus Mikaelson
FanfictionSecuela de Hechicera 6 meses después de haber escapado del infierno de Mistic Falls, la reciente pareja se encuentra disfrutando de su libertad en la bella Italia. Hasta que un día, Kira cae en coma repentinamente, algo imposible en un vampiro. Y Da...