Capítulo 33 (Editado)

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POV Kira

Sus ojos me miraban fijamente, sin perderse ni uno de mis movimientos. Me acerqué hasta donde estaba parado. Aunque no se lo mereciera, iba a bañarlo para que después pudiera dormir algunas horas.

-Vamos a bañarte, Nick- dije rodando los ojos.

No había movido ni siquiera un músculo todavía, hasta que me acerqué y toqué su brazo suavemente para empujarlo hasta el baño.

-Hechicera- susurró otra vez, ahora cerca de mi oído.

-¿Qué quieres, Nick?- pregunté molesta.

De verdad no quería tener esta conversación ahora. Menos con él estando borracho.

-Te amo- susurraba- enserio lo hago-

-Eso lo sé, Nick. Pero debes pensar mejor las cosas antes de huir y malinterpretar todo-

Me abrazó con fuerza, encerrándome entre sus cálidos brazos. Sería un momento perfecto si no estuviera lleno de sangre y borracho. Como pude lo llevé hasta el baño. Daba gracias a mi fuerza sobrenatural, o no lo habría movido ni un centímetro.

-Metete a la ducha y después ve a la cama- dije intentando salir de su agarre.

-No te vayas- susurró en mi oído- puedo escucharlo-

-¿Que?- pregunté confundida.

-Su corazón-

Agudicé mi oído y enseguida supe a que se refería. Podía oír sus lentos, pero audibles latidos. Mis ojos se llenaron de lágrimas, mientras la emoción recorría mi cuerpo. Era tan hermoso poder escuchar a mi bebé, que la tristeza que Nick me provocó ya no importaba.

-No llores, Hechicera- pidió con la voz rota- sé que hice las cosas mal, pero no quiero perderte-

Sabía que esto iba a pasar. Él iba a reaccionar mal, luego lo pensaría bien y volvería a mí. Como siempre.
Me abracé a su cuerpo, aspirando su aroma tan varonil. En verdad lo necesitaba. Sentir el bebé dentro de mí, su reacción y todos los problemas con la maldita sirena me tenían de los nervios. Mientras él acariciaba mi cabello con cariño, me sentí en casa y a salvo.

-Te amo, Nick- susurré bajito.

Besó mis labios con suavidad, como si temiera herirme con algún movimiento brusco.

-Tengo miedo, cariño- admitió en voz demasiado baja.

Acaricié su hermoso cabello, intentando transmitirle un poco de paz y tranquilidad. A pesar de estar borracho, parecía estar bastante lúcido.

-¿Crees que yo no?- contesté suave- tampoco tuve una buena madre por sí no lo recuerdas, cariño-

Sabía que su miedo era ser un mal padre con nuestro pequeño, pero jamás dejaría que eso pasara. Él nunca se convertiría en Mikael, eso se lo podía jurar.
Lo acosté en la cama, apoyando su cabeza sobre mi pecho, sin importarme que estuviera todo sucio. Ninguno de los dos volvió a hablar. Sólo estábamos ahí, abrazados. Metidos en una burbuja, junto a nuestro pequeño bebé. Mis ojos empezaron a pesar, hasta que me quedé dormida, escuchando el sonido de los dos corazones que más me hacían felíz sobre la tierra.

Horas después

Fuera de mi habitación se escuchaban demasiados ruidos, que no me dejaban dormir. Busqué a tientas el cálido cuerpo de mi novio, pero en su lugar solo había un espacio frío y vacío. Algo extraño, porque Nick siempre me daba un beso antes de salir de la cama.
Busqué un conjunto cómodo para vestirme y después de peinarme, salí de la habitación.

Hechizados- Nicklaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora