Capítulo 46

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Apenas entraron sintió unos labios atrapar los suyos y unas manos en su cintura, sin haber cerrado la puerta con llave apenas. Frank lo hizo jadear por la intensidad del beso, sus labios se movían con un ritmo feroz y jodidamemte dulce. Lo llevó hasta la cama, introduciendo sus manos bajo la camisa de Gee, tocando su piel suave. Comenzó a manosear su cuerpo por debajo de la ropa mientras lo guiaba ansiosamente hasta la cama de sábanas lilas. Se sentó sobre sus piernas, estirando los brazos hacia arriba para dejar que su camisa cayera al piso, sin tomarse el tiempo de quitarla botón por botón.

El avellana bajó enseguida besos por su cuello, su pecho, sus hombros, sus pezones duros, sus costillas y oh, ya lo dejado de espaldas sobre el colchón. Gerard jugueteo con su corbata, desatando en nudo con lentitud mientras Frank lo besaba. Sus dedos fueron a maniobrar con los botones y sintió que jamás había odiado tanto una prenda de ropa. A medida que la tela quedaba fuera de su camino, los tatuajes se dejaban a la vista. Al tenerlo medio desnudo lo giró para posarse en sus caderas, besando sus claviculas, pasando los labios por las letras de tinta.

"I Am A Graveyard"

Frank volvió a tirar de él para comerle la boca a besos. Gerard jadeó al sentir su cuerpo completamente pegado al suyo como 2 piezas de un puzzle. El niño de ojos esmeralda lo miró desabrochar su pantalón y comenzar a deslizarlo por sus piernas regordetas. De alguna forma siempre terminaba sin ropa antes que su novio. Comenzó a friccionar sus cuerpos, besando todos esos puntos débiles que lo hacían echar la cabeza hacia atrás y gimotear- Fraaankie-e.

Sus talones presionaban la cintura de sus pantalones grises, empujando juguetonamente hacia abajo. Gerard suspiró, sus caderas levantadas perfectamente para que el cuerpo de Frank se acomodase entre sus piernas. Terminaron abrazados, sin dejar de besarse, Gerard llevaba sus manos a tocar tímidamente la polla del avellana por encima de la tela, quien temblaba ligeralmente con su tacto. Apretó, sintiéndolo duro removerse en su lugar. Trató de mover su mano imitando los movimientos del mayor cuando se lo hacía a él, sin atreverse a desabrochar el botón. Frank respiró agitado contra su boca, mordiendo su cuello y apartando su mano con brusquedad poco después. Gerard tenía una expresión tan erótica... Con los ojos cerrados y su pecho subiendo y bajando con rapidez.

El pelinegro lo miró realmente decepcionado un instante cuando lo apartó, pensando que estaba haciendo algo mal. Pero el: "Vas a hacer que me corra en los pantalones" lo hizo sonreír y ruborizarse. Descendió por su cuerpo, dejando besos con la boca abierta, inhalando el aroma de su piel.

Gerard sentía sus labios en la parte baja de su vientre, el piercing de su labio inferior estaba frío y su aliento caliente sobre él, escuchandolo jadear. Frank enterró con fuerza los dedos en sus muslos mientras dejaba pequeños besos en sus testículos.- Dios, Frankie, ya... Sólo...

El mayor lo miró desde su lugar, a los pies de la cama, con su pantalón estrechandose dolorosamente. Tenía a su lindo novio con las piernas abiertas, esperando totalmente expuesto para él. Se relamió los labios, lubricando 2 de sus dedos con su saliva. Fue a acariciar lentamente su entrada y con la otra mano bajó la cremallera de sus pantalones para tener más espacio. Gerard se estremeció de pies a cabeza con anticipación.

Arrugó su rostro en una mueca de dolor, sintiéndose algo resentido. La última vez había sido demasiado... descuidado. Frank lo notó y susurró un divertido "lo siento", yendo lo más lento posible. Pronto lo escuchó chillar su nombre en voz baja por el placer de sentirse estirado, arqueando la espalda cuando los dedos de Frank tocaron su punto.

-¿Está bien así, corazón? -Gee sólo empujó sus caderas hacia arriba, gimiendo y follandose en los dedos de Frank.

Ronroneó, con ambas manos en los hombros fuertes de su novio para tirar de él hacia arriba, abriendo los brazos y rodeandolo con las piernas de inmediato cuando el avellana accedió sonriendo. Quítate eso, mierda, mierda, sí, sí, UHM...

Frank frotó la punta contra su agujero un momento, sólo para poder disfrutar de hacerlo desear hasta el límite y ver su rostro contraerse con desesperación.

Sujetó sus muñecas por sobre su cabeza, apoyándose sobre sus rodillas flectadas, una almohada mantenía las caderas del menor levantadas. Parecían estar hechos para encajar así...

Frank lo penetró y fue tan lento y dulce que Gerard suspiró y lloriqueo de puro y completo placer. El tatuado lo miraba atentamente para advertir cualquier signo de dolor en su rostro, gruñendo.

Realmente estaba tratando de contenerse y hacerlo tal y como sabía que a Gerard le gustaba. Enterró la cabeza en su cuello y de pronto se encontró a si mismo embistiendo y maldiciendo de lo bien que se sentía.- Uhm, bebé...

Y el esmeralda gemia su nombre por cada estocada, cada vez más profunda, sin querer perder el ritmo lento y delicado.

Se aferró a sus muslos, plantandole un beso en el pelo. El colchón rechinaba con suavidad, la música había comenzado a bajar un poco de tono y la bulla y el trasiego ya no era tanto como cuando recién habían llegado. Pero aún si hubiese una multitud de adolescentes ebrios haciendo escándalo allá afuera no los habrían oído. Todo se había reducido solamente a ellos dos teniendo sexo en el inhabitado cuarto de huéspedes. Sus cuerpos sudorosos chocando, apretados, sin dejar ni un sólo centímetro de espacio entre ellos.

Gerard llegó con una mueca, arrugando su nariz respingada y abriendo la boca para soltar un último e inevitable gemido. Frank lo imitó unos minutos más tarde, manchando sus muslos con sus fluidos. Gee inspiró el aroma a cigarrillos y perfume cítrico. Besó su mandíbula, relajandose de a poco.

Estiró su boca hacia el, frunciendo los labios, como un niño pequeño daría un beso. Frank se dejó caer a su lado, cubriendolos a ambos con las mantas hasta la cintura. Gerard se acostumbraba cada vez más a estar desnudo junto a él. Correspondió el beso, riendo y luego dedicandole una sonrisa condenadamente lasciva.

El menor se sentó en sus caderas, bastante dispuesto a seguir un rato más.- Estuviste genial allí, con Eliza. Está un poco pirada. Y tú estuviste genial. -Habló sentándose y tomandolo de la cintura para juntar sus frentes.

-Te amo, Frankie.

-Aww, yo también te amo, Gee.

Inició con una guerra de cosquillas, que siempre terminaban en besos tiernos, con Gerrard chillandole que si no paraba iba a gritar y riendo a carcajadas mientras lo decía. Y sí, el mundo podía estar cayendo a pedazos allá afuera, pero por el momento, sólo eran Gerard y Frank. Juntos. Como las teclas de la computadora sobre la que Bandit amaba pasear, borrando trabajos escolares y haciendo desastres pero claro, nadie sería capaz de enfadarse con ella.

F y G.

Crash Into My Arms {Frerard}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora