Capítulo 45

1.2K 168 60
                                    

-Me gustaría cambiarme primero.

-¿Para qué? Me gusta como te ves con esos pantalones... -Frank lo abrazó por detrás mientras caminaban hacia la casa de Christine Bowers, la porrista que miraba a su novio como si fuese comida. El tatuado le había prometido que no lo soltaría en ningún momento y habían despedido a sus padres y tomado un taxi hasta allí.

Comenzó a dejar pequeños mordiscos en su cuello, besando tiernamente su mejilla.- ¿En serio? Siento que me quedan algo...

-¿Ajustados? -Gerard se sonrió y el avellana sólo se echó a reír- Precisamente por eso me gustan tanto. -Y bajó las manos a apretarle las caderas juguetonamente.

La casa de Chris era aproximadamente tan grande como la de Frank y quedaba bastante cerca. Afuera, sobre el césped reluciente y podado, estaba atestada de chicos de último año, casi todos eran conocidos para el mayor. Con vasos rojos en la mano, conversando, besandose, haciendo el tonto o moviéndose al ritmo de la música.

Desde adentro provenían luces y gritos aún más fuertes. Encontraron a los chicos en la sala de estar, jugando a un juego de mesa de los padres de la anfitriona, que estaba por alguna parte, tal vez vomitando en el baño o con algún chico en su habitación.

-¡Miren quien está aquí! ¿Qué hay, party dad? -Los rizos de Ray se asomaron desde la puerta de la cocina, traía 2 latas de cerveza, una en cada mano. Le lanzó una al tatuado, sonriendo- ¿Quieres una, Gerard?

-Oh, yo... No, gracias, no bebo. -El afro se encogió de hombros, sentándose junto a una chica castaña y rodeandola por los hombros. Bob estaba discutiendo con Joe sobre que no había hecho trampa al lanzar los dados. Un par de chicas de primero pasaron a su lado, llevaban faldas cortas y sombras de ojos de colores y aletearon las pestañas, riendo nerviosamente al mirar a Frank Iero. El les sonrió con cortesía y recibió una mirada furiosa por parte del pelinegro. Lo miró con una expresión risueña, abriendo su cerveza.- ¿Me acompañas a buscar a Jamia? Necesito cigarrillos.

Gee no contestó, cruzandose de brazos.- No es mi culpa ser tan irresistible. ¡Gee-e! -Le robó un beso corto en los labios y pudieron oír unos grititos de chicas que exclamaba cosas como "¡Te dije que estaban juntos!". Gerard lo empujó sin ánimos, sonrojado, pero él se mantuvo cerca, persiguiendo su boca cuando el menor corría su rostro.- Ven aquí -Susurró, logrando atrapar su labio inferior entre los dientes y besándolo con lentitud.- Yo te amo sólo a ti.

La chica Nestor estaba arriba, en uno de los innumerables cuartos que podría llamarse sala de juegos o algo por el estilo. O Chris tenía una familia muy extensa o unos padres amantes del desperdicio de dinero. La encontraron jugando póker sobre una mesa de boliche, con unas gafas de sol y expresión de mafiosa. Le pidió discretamente a Frank que mirase las cartas de sus contrincantes y él, al ver que entre las apuestas había un paquete de marlboros sellado, accedió encantado. Jamia ganó 15 dólares, un esmalte de uñas turquesa y un paquete de cheetos, en tanto Frank se conformó con los cigarrillos y un par de monedas de chocolate, las favoritas del esmeralda.

La castaña le dio un beso en la mejilla y Gerard los observó bastante cohibido como iniciaban una charla con el resto del grupo.- ¿Nos vas a presentar a tu chico?

-Oh, sí. El es mi Gerard. -El avellana sonrió hacia el, tomandolo por los hombros para darle confianza. "Mi Gerard" el esmeralda sintió que su corazón se derretia pero no sabía si sería prudente besarlo allí. No sabía si Frank quería besar a su raro y obeso novio frente a todos sus amigos.- Estábamos a punto de jugar a verdad o reto, ¿Qué dicen?

Se sentaron en el suelo, formando un círculo. Tomó la mano tatuada de su novio y se dedicó a estudiar cada uno de sus detalles. Traía un par de anillos, Gerard acaricio la letra W en su dedo índice con atención.

Eran aproximadamente 15 chicos, y sólo conocía a Jamia. Recordaba a algunos al haberlos visto en los pasillos de la escuela e incluso había un chico de su clase de biología. Pero no sabía el nombre de nadie siquiera y se sentía algo inseguro, aún cuando Frank había cumplido su promesa de estar con él todo el tiempo.

Estuvieron jugando durante varias horas y no ocurrió nada inusual. Unas chicas habían tenido que besarse en la boca por 20 segundos, otras habían dicho el color de su ropa interior, un chico había contado su primera follada y Gerard no lograba entender como es que todo tenía una connotación sexual. Por su parte eligió verdad todo el tiempo y eran preguntas simples como quien había sido su primer beso o desde cuando sabía que era homosexual. Si lo comparaba con lo que les había tocado a los demás, era como si le preguntasen por su color favorito. Frank había tenido preguntas algo más incómodas pero no lo vio sonrojarse en ningún momento (como hacía él), sólo guiñaba el ojo y bromeaba, logrando de alguna forma que su respuesta fuese aún más atrevida que la pregunta. Excepto cuando tuvieron que besarse gracias a su genial idea de elegir reto. Gee se había puesto colorado hasta las orejas.

Era su turno otra vez.

-Gerard, ¿Verdad o reto?

-Verdad.

Era una chica pálida de cabello naranjo, que se posaba como una llama sobre su rostro de lindas facciones y vestía como toda una estrella de rock. Le echó una pequeña ojeada a su novio y sus manos tomadas.- ¿Frank es bueno en la cama?

Gerard abrió los ojos como platos, todos habían comenzado a murmurar y la chica miraba al mayor con una expresión de deseo totalmente desagradable. Frank nunca había sido alguien grosero con las personas y sólo dijo algo cómo: "Compórtate" sin usar palabras. El pelinegro supo enseguida que no habían sido novios ni nada por el estilo, pero si era una especie de Chris con el pelo tinturado y botas militares.

Iba a ponerse a tartamudear mientras todos esperaban ansiosos su respuesta tímida y predecible, que era simplemente guardar silencio y esperar que la tierra lo tragase, pero había estado ensayando mucho con Frank esas situaciones. Podía dar respuestas ingeniosas pero al momento de querer decirlas se pasmaba y todo se volvía desastroso. Frank le había enseñado a mandar todo a la mierda y soltar groserías si era necesario. Tomó aire y replicó.

-Eso es algo que nunca podrás averiguar. -Un "Ohh" colectivo y risas se hicieron presentes pero la chica se había quedado estática, encogiendose de hombros como si tuviera algo más que decir pero prefería dejarlo así.

No volvió a mirar al avellana después de eso, intuía que ya estaba por ser media noche y sus párpados pesaban de aburrimiento. Cada vez se unían más personas a su círculo, hasta que el tatuado le susurró al oído que salieran de allí y sin despedirse de nadie, partieron escaleras arriba, buscando una habitación desocupada.

Crash Into My Arms {Frerard}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora