Capítulo 47

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Una semana después, acompañó a Frank a ver su apartamento. Realmente no costaba tanto ir a NY, podía tomar un autobús por 5 dólares y estar allí en media hora. Pero, a eso se le sumaba el tráfico. Habían viajado un fin de semana, en el auto del tatuado, que daba golpecitos en el manubrio y tarareaba una canción de U2.- Ya casi llegamos, ¿No? Tú eres el guía.

Su voz lo sacó de sus pensamientos.- Oh, sí, sí... -Habían comprado un mapa de turismo y si no se equivocaba, yendo por la ruta 78 en unos minutos llegarían a la galmurosa ciudad de Manhattan.- No es tan lejos, podríamos vernos todas las semanas o algo así, no sé.

Sus palabras debían haber sonado como un consuelo, teniendo en cuenta que en sólo unos días más se establecería oficialmente allí, entraría a la Universidad de Columbia, en pleno corazón de Manhattan y ya no volvería a verlo por los pasillos de la escuela, siempre atento a él por si alguien se atrevía a fastidiarlo.

Las vacaciones habían terminado para ambos.

Y debería estar feliz, oh, claro que debería estarlo. Pero al mismo tiempo tenía miedo. Lo necesitaba. Tal vez más de lo que se consideraba 'saludable'. ¿Qué tal sí los problemas volvían? ¿Qué tal si hubiesen otras personas dispuestas a darle puñetazos y hundir su cabeza en el inodoro? Y lo que era aún peor ¿Y sí Frank encontraba a alguien más, alguien mucho mejor, alguien que sí se lo mereciera?

Su cabeza no podía lidiar con eso.

Acababan de cruzar el Túnel Holland, y se encontraban en la desembocadura del río Hudson, por en el norte. Sí, ya casi. Habían comenzado a dejarse ver los edificios y el ruido de los autos era más constante y molesto. Estaba de malhumor y el sonido sólo lo empeoraba.- ¿Gerard? ¿Hay alguien ahí?

Levantó la vista apresuradamente, sonrojandose.

-¿Ah? Sí, lo siento... ¿Estabas... ¿Qué decías?

-Dije -El tatuado río y comenzó a hablar lento y pausado- Que si querías pasar por una pizza.

-Ajá, sí, eso suena bien. -Regresó su atención al paisaje por la ventana. Leyó letras grandes en un letrero: "Museo Whitney de Arte Estadounidense". Tenía el codo apoyado en el marco, y su cabeza sobre el, de lado. Frank se detuvo en un semáforo.

-¿Estás bien, Gerard?

-Claro. -El avellana no insistió. Pasaron por una pequeña pizzería llamada Gotham y Gee no quiso bajar, Frank tampoco protestó nada. Luego volvió en silencio y la única pregunta que hizo fue por el camino- Y... sí, es aquí.

El lugar consistía en un edificio bastante extenso, ubicado en la esquina de la avenida, junto al aparcamiento privado, pintado de gris, con la puerta principal rodeada por maceteros y un pequeño techo que anunciaba la letra "C" en color blanco, bajo ella se leía "Chelsea". Apartamentos Chelsea. 

Frank estaciono sin decir nada y se bajó, al mismo tiempo que lo hacía Gerard. Dejaron todo en el auto y entraron. La recepcionista era una mujer jóven de cabello castaño, sujetado en una coleta alta, que les sonrió con amabilidad al verlos llegar pero el pelinegro apenas puso atención a su conversación. No había mucha gente en la pequeña sala de colores y amueblado neutro.

-Es Frank Iero, con I, no L. -Lo escuchó reír con suavidad. La mujer le entregó un conjunto de llaves.- El ascensor está a la derecha, piso 7.

-Claro, gracias. -Ella le echó una pequeña ojeada al extraño chico regordete y pálido vestido totalmente de negro que acompañaba a Frank. Cuando sus ojos verdes le devolvieron la mirada con timidez ella le hizo un gesto con la boca que pareció más una mueca que una sonrisa. No se parecía en nada al apuesto chico de tatuajes, así que definitivamente no eran hermanos, tal vez mejores amigos.

Crash Into My Arms {Frerard}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora