Capítulo 36

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Frank trajo una pequeña bolsa de plástico con el logo de la farmacia, dejándola en el suelo junto a la cama y terminando de quitarse la ropa interior. Se acomodó sobre el (igualmente desnudo) cuerpo de su novio para besarle con vehemencia, haciéndolo suspirar y enredar los dedos en su cabello, tirando con fuerza de éste cuando los besos bajaron a su cuello. El avellana deslizó sus labios por su piel hasta llegar a sus costillas, comenzando a dejar marcas mientras acariciaba sus muslos, sosteniendo uno a cada lado de sus caderas.

- Frankie... -A pesar del notorio placer en su voz, el mayor pudo notar lo incómodo que estaba. Y mierda, también se daba cuenta del esfuerzo que estaba haciendo para relajarse, estando a plena luz del día, con su cuerpo horrible a la vista de Frank- Hey, cariño. -El tatuado dejó un corto beso en su frente, apartandose un poco para mirar los bonitos ojos esmeralda de su novio. Tenía las mejillas rojas y evitaba hacer contacto visual con él, desviando nerviosamente su atención hacia las claviculas de Frank y el escorpión en su cuello.- Bebé, oye.

-¿Qué? -Contestó sin ánimos, sintiendo una ganas tremendas de recorrer el tatuaje con sus labios.

-Gerard, de verdad no sé como hacerte entender que eres una preciosidad. Quiero que te sientas cómodo conmigo, no voy a lastimarte.

El pelinegro no contestó, pero asintió de forma casi imperceptible.- Lo sé, Frankie. Creo que... sólo necesito tiempo, para... acostumbrarme. A estar así, ya sabes. -Trató de mostrarle una de sus feas sonrisas- Me-me gusta cuando me tocas. -Agregó con timidez.

-Tenemos tiempo -Frank lo besó- Te daré tiempo -Reiteró bajando hasta quedar entre las piernas de Gerard- Y muchos besos, y mimos y caricias y joder, todo lo que me pidas.

El avellana lo observó desde abajo, jugueteando con su polla sin metersela completamente a la boca, bajando hasta llegar a su agujero, mascullando una maldición antes de lamerlo con cuidado, consciente de que estaba algo sensible gracias a la noche anterior. Gerard tenía las piernas en forma de "M" y arqueaba la espalda, retorciendose mientras llevaba las manos a la cabeza rapada de su novio, sin poder evitar presionarlo más contra él para sentir más su lengua, lloriqueando de puro placer.

Frank esperó hasta ver el orgasmo en su rostro para sentar a Gerard sobre el, aferrando sus  manos morenas y tatuadas al bonito y redondo culo de Gerard, dándole un apretón.

-¿Estás demasiado adolorido, bebé?

-Un poco. -Respondió con una mueca, bajando la cabeza para contemplar la gruesa polla de su novio, alzando la vista con  las mejillas sonrojadas, mordiendose el labio.

Frank le devolvió la mirada sorprendido, tomando una de sus pequeñas manos de artista, guiandola hacia su erección. El esmeralda dejó que Frank envolviera su mano al rededor de la suya, haciéndolo rodear su polla, sonrojandose aún más si eso era posible.

-No sé cómo...

-Tienes que moverla así. -Siguiendo los movimientos del avellana su mano se deslizó desde la base hasta la punta, sintiendo la extraña textura. Frank quitó su mano, dejandolo moverse con libertad y sus ojos se abrieron con asombro cuando su novio echó la cabeza hacia atrás y jadeó, colocando las manos sobre el colchón para apoyarse.- Un poco más rápido. -Tomó aire y volvió a jadear, a merced de las suaves e inexpertas manos de Gerard. Éste comenzó a bombear con rapidez, tratando de no perder el ritmo cuando el mayor junto sus labios y se fundieron en un beso lento. Frank le acarició la mejilla, recorriendo la curva de su boca con la lengua. Sus dientes chocaban de vez en cuando porque estaban demasiado ansiosos para seguir yendo lento.
Gerard jugueteo nervioso con la apertura, sin estar seguro de si lo hacía bien hasta que un gemido brotó de los labios del avellana.

-Joder, eso es Gerard. No aprietes mucho, bebé. Así, así. -Frank embistió sus caderas hacia arriba por inercia, gruñendo y pegando su boca a la oreja de Gerard- Usa tus dos manos. Mierda...

Al pelinegro le había parecido injusto cuando Frank era el que hacia todo el trabajo y él se limitaba a gemir como nena, pero ahora estaba entendiendo lo jodidamente bien que se sentía ser el que provocaba esas reacciones.

-Frankie... -Susurró sintiendo un cosquilleo en su parte baja.

Eran ya probablemente las 3 de la tarde, apenas habían desayunado y tenían que irse temprano, volver a la realidad y todas esas mierdas desagradables. Ninguno de los dos pensaba en eso, o intentaba no hacerlo, disfrutando al máximo el poco tiempo que les quedaba.

Gerard había terminado de cara a la pared, con las manos apoyadas en el cabezal de la cama y de rodillas. El tatuado estaba a su espalda, dejando una hilera de besos por su columna antes de tomar la bolsa plástica que había traído consigo. Apoyó la cabeza en el hombro de su novio y se apego a él, rodeando su cintura con los brazos y presionando su miembro contra su trasero. Gerard se estremeció.

La bolsa quedó frente a el y Frank sacó de ella una botellita de lubricante y un paquete de condones.- Podemos ocuparlos si quieres, ayer no tenía. -Habló en su oído, tomando el lubricante para luego apartarse. Gerard se quedó quieto, esperando.- ¿Tienes algo?

-No.

-Yo tampoco. -Replicó sintiendo pequeños besos en el cuello, arqueandose debido a la intrusión de dos dedos en su interior, temblando. Se sentía más húmedo y dolía mucho menos que la vez antetior, a pesar del pequeño punzón al caminar. Frank iba dolorosamente lento para no hacerle daño, disfrutando del sonido y las muecas que hacia Gerard.- ¿Te gusta?

-Sí, sí, Frankie-Uhmg -El avellana trataba a duras penas de controlarse e ir despacio.- ¿Estás listo? Voy a entrar. -Dejó caer una cantidad excesiva de lubricante sobre su miembro.

Gerard gimió al tener la mitad adentro, frunciendo el ceño. Sus bonitas facciones formando una mueca de absoluto placer, gritando el nombre de Dios. Frank podría haberse venido sólo con eso.

El mayor se aferró a sus redondas caderas, enterrando los dedos en la piel delicada del esmeralda, sus labios fueron a comerle el cuello, mordiendo hasta arrancarle gemidos a su lindo novio. Gerard llevó los brazos a rodear su nuca, empujandolo contra su cuello, arqueandose para dejar que su cabeza descanse sobre su hombro. Las caderas de Frank se movian descoordinadas, manteniendo a Gerard quieto para poder embestir adentro y afuera, una, y otra, y otra vez.

El pelinegro gemía con cada estocada mientras el tatuado gruñia, su polla se sentía lastimada de lo apretado que estaba. De pronto su novio se volvió gelatina, empezando a lloriquear y deshacerse entre sus brazos, la próstata le estaba matando de placer.- Dios, Frank, Dios, Dios, Dios -Y luego seguía gritando- Ahí, ahí Frankie. Justo ahí, un vez más.

El calor se les hizo demasiado insoportable y Frank se corrió, tan sólo presenciando como el esmeralda llegaba a gritos sobre las sábanas. Y Gerard se lanzó a abrazarlo, tiritando, con la piel de ambos sudada y a 40 putos grados. Rieron cuando las piernas del menor se cerraron en torno a su cintura, insinuandole que quería más, más y joder, más.

-¿Frankie? -Habló Gerard cuando terminaron de follar como por cuarta vez, probablemente se les había hecho tan tarde que tendrían que meter la ropa en los bolsos y salir pitando de su pequeño refugio. De golpe se le había metido una pregunta en la cabeza y sabía que era mejor hablarlo en vez de darle vueltas. Tenían la costumbre de hablar lo primero que se les viniese a la mente cuando estaban sólos, no necesariamente para buscar apoyo o una opinión, simplemente porque eran Gerard y Frank. Gerard y Frank vs. El mundo- ¿Crees que estaremos enamorados para siempre?

Crash Into My Arms {Frerard}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora