Capítulo 20

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El niño de ojos esmeralda abrazó un cojín, cerrando los ojos y alejándose de la mujer con el cabello rubio y un delantal verde limón sentada a los pies de su cama.

-Me parece muy bien que estés haciendo amigos.

-Ya.

Esa clase de conversaciones con su madre siempre eran así. Uno decía algo, el otro respondía y luego había un largo e incómodo silencio. Gerard se sentía incómodo con su propia madre, joder. Como si no fueran familia.

-No entiendo porque la señora Iero dice que no estás mejorando, ¡Ya hasta sales de casa! -Su madre sonrió, extendiendo los brazos y levantándose- Que bueno es eso. Ella no sabe nada, cariño. No le hagas caso. Estás muy bien, ojalá llegues con una novia pronto. Igual que Mikey.

Igual que Mikey.
Igual que Mikey.
Igual que Mikey.

¿No podía ser sólo Gerard? ¿No podía llegar con un novio en vez de una novia? ¿No podía Donna dejar de ser tan ciega?

Tal vez simplemente no quería ver la verdad. Era demasiado obvio y estaba justo frente a sus ojos, sólo bastaba con mirar, con entender, con aceptarlo.

Gerard no era Mikey.
Gerard era Gerard.

Un adolescente de 16 años con sobrepeso enamorado de su mejor amigo, con un profundo amor hacia el arte, alguno que otro problema mental y una familia que deseaba con todas sus fuerzas convertirlo en algo que no era.

Mierda, necesitaba salir de allí. Hasta su cuarto llegaba el olor de la cena que su madre preparaba, escuchaba a su padre pulsando las teclas de su computador y la risa de su hermano junto a su amigo, viendo televisión en el cuarto de éste. El era el único que no hacía nada, como siempre. Estaba tirado en la cama igual que un inútil.

Se levantó de golpe, palpando la cama y barriendo el suelo con la mirada en busca de su teléfono.

Últimamente lo ocupaba muchísimo, sobre todo para enviarle mensajes y llamar a... si, efectivamente, para hablar con Patrick.

Llevaba dos semanas saliendo con el y vaya, era genial. El pelinegro no entendía como podía ser amigo de esos animales, incluyendo a su hermano, pero cuando se lo había preguntado el rubio sólo se encogió de hombros, dándole un beso en la mejilla como últimamente había comenzado a hacer. Así que tuvo que sacar conclusiones por su cuenta, pensando que tal vez era por el hecho de pertenecer a algo, de tener alguien a quien recurrir cuando las cosas se ponían mal.

En el caso de Gerard, ese alguien era Frank.

Incluso teniendo novia y una vida, siempre hacía un espacio para el esmeralda. De alguna manera, ingeniandoselas para estar sin que su amigo tuviera que pedirlo.

Desde su encuentro en el restaurante de comida rápida ese día, el avellana no había vuelto a sacar el tema. A diferencia de Jamia, quién soltaba pequeños grititos, hablando sobre lo tiernos que se veían cuando estaban juntos ¿Puedes creerlo? Patrick irrabiaba tanta ternura que lo envolvía también a el.

Frank se limitaba a tensar la mandíbula cuando lo veía junto al rubio, obviamente, sin que el esmeralda lo notara. Ni siquiera el sabía lo que le pasaba, no por qué demonios le lanzaba miradas amenazadores a Patrick. Trataba de convencerse de que era por proteger a su amigo de que le fueran a hacer daño pero en el fondo, sabía que iba más allá de eso.

Por esa razón no decía nada.

Y ese silencio hacía a Gerard ponerse a pensar.

Patrick era bueno, muy bueno. Era divertido y dulce con el. Era perfecto para el. Pero había un problema, no podía sacarse al tatuado de la cabeza.

A pesar de qur cualquier esperanza de tener algo con el se había desvanecido, aún quedaba su corazón, que bueno, ya no estaba en su pecho, sino en la basura de la casa de Frank.

Pero no podía dejar de quererlo, esa mierda del amor no funcionaba así. No era llegar y decir: "Bueno, ya te divertiste sufriendo, ahora aceptarlo y deja a Frank en paz"

Gerard seguía sonrojandose por el y su corazón seguía acelerandose cada vez que lo tenía cerca.

Por mas estúpido que suene, seguía amandolo.

Así que quitó su dedo antes de pulsar para llamar a Patrick, y bajó por sus contactos hasta ver el de Frank.

Uno, dos, tres pitidos.

-Te he dicho que no contesto llamadas. Sólo lo hago porque es media noche y eres tú. Ahora dime que sucede antes de que vaya a tu casa y te golpee por ser tan marica.

-No me digas así. Además, tu también lo eres. -Su voz sonó apagada y no se había dado cuenta, pero de sus ojos habían comenzado a salir gotas saladas, deslizándose por su rostro.

-Cállate, no es así -Frank pareció calmarse al decir esta frase y después soltó un largo suspiro- Lo siento, Gee. No debí... Realmente no quería decir eso, ¿Lo sabes, verdad? Estoy un poco alterado, es todo.

-Bien.

No dijo nada más. ¿Para que lo estaba llamando? ¿Por que había llamado al avellana? No lo había pensado, tal vez estaba cogiendo con su hermosa novia y el llegaba a interrumpir.

-¿Qué sucede?'

-Nada, tengo un problema con mi teléfono, marca sólo...

-No me mientas, no soy idiota. Vamos, ¿Que pasa?

Entonces el esmeralda cortó. No le gustaba el tono en el que Frank se estaba dirigiendo a él, no le gustaba Frank. Frank era un imbécil, igual que los amigos con los que ya casi no hablaba por culpa de Gerard. Igual que su delgada y adorable novia. Igual que su genial madre.

Su teléfono vibró.

"Quieres que vaya a tu casa?"

"No."

"Voy a ir de todas formas"

"Vete a la mierda, Frank. A la mierda"

"Llego en 20 minutos"

El pelinegro fruncio el seño.

"No, no quiero."

"Entonces dime que sucede. Y deja de usar ese jodido punto"

"Puedo dormir allá? Es que siento como si me estuvieran ahogando y no sé, tu siempre me haces sentir mejor. Está bien si no quieres, soy muy molesto a veces."

Llamada entrante: Frankie

-¿Qué? -Murmuró Gerard apenas contestó.

-Tú, puedes venir cuando quieras, Gee -A pesar de no verlo, el esmeralda tenía la certeza de que sonreía.- Trae tu pijama porque la tela de tus jeans me pica. Ah, y también una película, me aprendí los diálogos de memoria de todas las mías.

Gerard sonrió.

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Nota:

        ~Gracias por ser tan lind@s al leer, votar, comentar y esas cosas. Me hace muy feliz.

Posdata= El siguiente capítulo será muy gay♡

《Subí otro fic, está en mi perfil》

Crash Into My Arms {Frerard}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora