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Lo miré sorprendida

— ¿Qué haces? —cuestioné.

— Eh, yo... —no sabía ni qué decirme, estaba nervioso y se rascaba la nuca—. ¿A dónde vas? —dijo por fin, mirando a todos lados.

— Eso no te importa —lo alejé y seguí caminando pero sentí que corrió detrás de mí y me detuvo.

— Claro que me importa, (__).

Cuando sehun dijo eso me quedé petrificada, claro que no era raro lo que decía, tampoco es la primera vez que un chico me dice eso, pero nunca me pasó de esta manera, me sentí un poco extraña en ese preciso momento.

— Eh, yo... pu-pues... voy a la biblioteca — señalé la dirección, estaba sorprendida de mí misma, de mi forma tan patética de responderle, no pensaba caer en su juego estúpido pero ahí estaba yo.

— Puedo ir contigo, ¿verdad? —inquirió sosteniendo mi brazo con una gran sonrisa en el rostro.

— Supongo que sí, pero suéltame ahora mismo —moví mi brazo para que él lo notara.

— Oh sí claro, lo siento.

«De acuerdo, por momentos creo que soy una completa idiota al aceptar que alguien como él me acompañase y no lo digo porque sea el chico más popular, sino porque no me cae y al hacer esto me estoy contradiciendo a mí misma, va en contra de mi principio creado de nada de chicos.
Por otro lado, qué mas da, es sólo un tonto compañero de clase que quizá quiera algún pequeño favor o que lo ayude en alguna tarea, ¿qué hay de malo en eso? Yo creo que nada».

Al llegar busqué unos cuantos libros, que por cierto, pesaban mucho y pensaba tomar un par más, pero Sehun me los quitó de las manos "te ayudaré con esto, se ve pesado", ofreció, a lo que yo solo asentí.
No le di mucha importancia a sus acciones cordiales.

Luego buscamos una mesa para sentarnos, no era buena hablando así que tomé uno de los libros y empezé a leerlos y tomar apuntes.
Sentía su mirada posada en mí, no me gustaba sentirme vigilada pero quise pasarlo por alto solo un momento.
Pasaron los minutos, me sentía cansada y él seguía mirándome hasta que me cansé de ello y levanté la mirada para repochar su acción en voz baja porque obvio, era una biblioteca.

— Ya deja de mirarme, qué es lo que quieres de mí, eh. ¿No te cansas?
Si viniste a incomodar mi paz conmigo y mis tareas puedes retirarte, si tienes algo que hacer o decir dímelo ahora que de verdad me IN-CO-MO-DAS —dije haciendo énfasis en la última palabra.

— Lo siento —reaccionó y sacó un cuaderno de tapa amarilla— vine aquí para que puedas enseñarme matemáticas, verás, se me dificulta un poco esa materia, ¿podrías?

— ¿Crees que soy maestra acaso?, ¿por qué no le dices al profesor o consigues un tutor particular y ya? Además, cómo sabes de mí, si casi no me notan en clase y, ¿por qué me estas siguiendo?
—repliqué alterada pero aún susurrando.

— Claro que te conocen, no eres invisible, (__).

— Ah ya sé, te refieres a mi apodo por el que la mayoría de chicos como tú me llaman: "El iceberg Kim (__)", ¿no es así? —interrumpí—. Ahora me doy cuenta que eres tan igual a ellos, tal como lo creí pero, arrogante y altanero. ¿Crees que porque muchas tontas caen a tus pies, yo accederé a tus malditos deseos? Pues te equivocas, así que consíguete otra nerd que no tenga un apodo como el mío y que sólo la conozcan por su inteligencia y habilidad, no por su diferencia —me levanté de mi lugar tomando los libros uno a uno de forma rápida— pero sabes algo, Oh Sehun, agradezco que todos sepan que no quiero a ningún idiota como tú cerca de mí, así que puedes largarte de mi vista —estaba muy enojada y él asustado, sorprendido; confundido.

— No es lo que tú crees, (__). No es así. No te vayas, por favor —se levantó y fue detrás de mí mientras yo colocaba los libros en su lugar— (__), lo siento no quise decir eso, en serio.

— ¿Ah no?, pues no me interesa
—respondí sin mirarlo pero, él tomó el último libro de mis manos e intentó quitármelo para que lograra poner mi atención en él—. Suéltalo, lo vas a romper, tonto —la escalera corrediza en la que estaba parada empezó a moverse, sabía que iba a caer en algún momento si él no soltaba el libro—. Ya basta, Sehun.

Finalmente lo predicho sucedió, mi tobillo se dobló, iba a caer de plano al suelo... Sehun soltó el libro, me tomó de la cintura y ambos caímos pues no tuvo buena parada.
El impacto fue doloroso, tenía los ojos sumamente cerrados y los abrí lentamente segundos despuésde la caída. Me di cuenta que estaba muy cerca de su rostro y él prácticamente me abrazaba, reaccioné y quise levantarme pero enseguida él se colocó encima de mí, impidiendo que me levantase.

— Hagamos un trato, (__) —dijo, aprovechando el incómodo momento— qué tal si me ayudas con matemáticas y yo a que tu imagen del supuesto iceberg se borre.

— ¡Qué rayos tratas de decirme! —abrí los ojos de par en par— déjame ir.

— Lo que quiero decir es que... yo trataré de borrar a ese iceberg que habita en ti, dame esa oportunidad de lograr hacer de ti una persona cálida y acogedora.

— ¿Y si no quiero qué? —desafié.

— Pues no te dejaré ir de aquí hasta que aceptes mi propuesta.

— No aceptaré, así que esperaré a que te canses o encuentre alguna forma de golpearte la cara para irme.

— Bien, si lo pones de ese modo, no tengo otra opción que... —empezó a acercarse lentamente a mi rostro hasta lograr que sólo 2 centímetros nos separaran— ¿es esa tu última decisión?

Parecía que iba a continuar pero entonces grité aquello que él deseaba escuchar: ¡Acepto! Y se separó de mí con una sonrisa

Es la mejor decisión que puedes haber tomado, (__). No te arrepentirás
—replicó tendiéndome su mano.

— Creo que me estoy arrepintiendo
—respondí rechazando su mano.

— ¿Segura? —Cuestionó arrinconándome en una de las esquinas.

— E-era sólo una broma —mentí— ya déjame en paz ahora —le propiné una patada en la pierna y salí corriendo del lugar.
Puede que no fuese mi mejor opción patearlo, tenía muchas ganas de seguir golpeándolo pero, no esperaba más de sus acciones incómodas.
Creo que ya tuve suficiente de eso por hoy.

Aprendiendo Sobre el Amor | Sehun y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora