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El camino fue un poco silencioso a pesar del ruido que emanaban los carros. Aún hacía frío pero era capaz de soportarlo mientras el pequeño iceberg se mantuviera cálida.
Me era un poco incómodo no hablar, me encanta hablar cuando estoy cerca de alguien o escuchar lo que tengan que decir.

— Gracias —las palabras de ella se cruzaron con las mías, prácticamente dijimos lo mismo; reímos.

— Pero soy yo la que debería agradecerte, por acompañarme a casa aunque no hiciera falta y por prestarme tu chaqueta aunque puedo notar claramente que te congelas —sonrió.

— Eres muy observadora, pequeña
—despeiné un poco su cabello—. Pero te agradezco por no salir corriendo del café —coloqué mi brazo alrededor de su cuello.

— Pues no negaré que al entrar me encantó el lugar, quizá eso fue lo que me mantuvo ahí, además, el chocolate fue delicioso —suspiró—. Ahora quita tu brazo o te golpeo, no subestimes mi tamaño.

— Lo siento —reí— no te subestimo para nada, aquella vez en la biblioteca tuve muy clara tu fuerza.

— ¡Hey! Te lo merecías... tonto, por eso te odio —fingió enojo.

— ¿Me odias?, ¿desde cuándo?

— No lo sé, supongo que desde siempre—se burló— pero creo que eso disminuyó sólo por hoy.

— ¿Sólo por hoy? Eso es injusto —me crucé de brazos.

— No lo es. Mira, ahí está mi casa, ya llegamos, puedo ir sola desde aquí, gracias

— Te dejaré en tu puerta.

— No.

— Ya lo dije

Quería que ese momento no acabase, pero cuando menos lo pensé ella y yo ya estábamos frente a la puerta, ella me entregó mi chaqueta con una sonrisa hermosa, pero antes de que pudiese dar por abierta la puerta y se vaya, la tomé del brazo.

— (__)... eh... —cielos estaba nervioso— ¿Crees que me puedas ayudar con matemática de nuevo?

— Nunca dije que dejaría de hacerlo, Sehun.

Oh, sí que lo hizo. Pero qué mas da.

— ¡Genial! Entonces ya somos amigos
—antes de que pudiera darme cuenta, ya se había dibujado una estúpida sonrisa en mi rostro. Vamos Sehun.

—¿Amigos?, eh... bueno supongo que sí.

— Bueno, ahora sí, entra Pequeña, espero verte mañana.

—Cuidate Sehun, y gracias —agitó las manos a modo de despedida y entró.

Este era el momento más alegre de mí vida, pero dicen que la felicidad es relativa a las cosas que uno vive, espero que me dure mucho tiempo, (__) aún odiaba a los chicos así que el hecho de que esté agradecida conmigo no significa que ya me guarde aprecio, pero con el solo hecho de que me mire con una sonrisa en el rostro me basta.

Ella es una chica con mucho temperamento, y con una gran fuerza a pesar de ser pequeña (es gracioso) pero aún así prometí protegerla, y no sólo eso, prometí volver cálido su corazón por muy difícil que se me fuera posible.

No sé cuándo ni como me metí en esto, ni sé cuando me determiné a hacer algo por ella, creo que todo empezó desde que la vi, cuando eso pasó supe que era diferente, supe que era especial.

Aprendiendo Sobre el Amor | Sehun y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora