Capítulo 62

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-NARRAS TÚ-

—Aún no puedo creer que estas estúpidas mariposas aparezcan otra vez—Le dije a Camille por teléfono. —Ya es la cuarta vez que sales con él (tn)—Rió en la línea—Es normal que sientas eso en tu estómago. —No es normal—Comenté caprichosamente—Me prometí a mi misma no volver a caer en esto...y mírame ahora. —Cariño, ya te lo he dicho—Suspiró—Estas cosas solamente pasan, no puedes negarte a sentirlo.

Luego de mucho tiempo lleno de sufrimiento, decidí crearme una propia regla, la cual consistía en nunca volver a enamorarse. Tanto insistía con ella, que ya todos daban por sentado que era incapaz de volver a amar.

Llegó él, y las cosas cambiaron. Y entendí que no te puedes proponer así como así no volver a amar jamás, ya que tarde o temprano, lo vuelves a hacer.

—¿Estas sonriendo?—Preguntó Cami con entusiasmo. —No—Mentí con una boba sonrisa en mi rostro. —Si, claro—Rió—Como digas.






-o-







Y ahí me encontraba yo. Terminando de arreglarme para mi cuarta cita con Marco.

Ya habíamos salido antes y había resultado practicante perfecto. Más que perfecto. Y me asustaba.

Me asustaba tener que sufrir por lo mismo. Me asustaba que volviera a caer tontamente enamorada del incorrecto. Me asustaba volver a amar a alguien.

El timbre de mi casa sonó y mi corazón latió rápidamente. Me apresuré a abrir, sin antes parar en un espejo a verificar mi maquillaje.

Abrí la puerta y él se encontraba parado malditamente sexy con un gran ramo de rosas blancas justo en frente de mi. —Estas bellísima —Dijo y besó tiernamente mi mejilla haciendo que mi estómago revoloteara con esas estúpidas sensaciones. —Gracias. —Para ti —Comentó entregándome las rosas que aún poseía en sus manos.

Las tomé delicadamente y las observé. Hermosas.

—Pasa—Me hice a un lado y Marco entro con una sonrisa seductora.—Las pondré en agua, ahora regreso.—Me excusé y fui hasta la cocina.

Coloqué el enorme ramo en un bonito florero y lo dejé sobre la mesa. Tomé rápidamente mi celular y tecleé "Me compró rosas!!" para ,luego enviárselo a Camille. A los pocos segundo recibí su respuesta. Un simple “JKBDASJKFDBSKHFS!!!” que decía en otras palabras, lo emocionada que estaba.

Salí de la cocina tratando de ocultar mi entusiasmo cuando Marco me tomó de la mano entrelazando nuestros dedos.

—¿Estas lista? —Si.





-o-






Un bonito restauran iluminado con una cálida luz y una bella música de fondo hacían aún más perfecto todo esto. Una deliciosa comida y una charla con risas, me hacían pensar que esto tal vez no fuera demasiado malo.

Marco siempre se encargaba de hacerme sentir cómoda y a gusto. Siempre estaba atento a todo lo que dijera, aunque fuera una bobada.

Él era increíble, y lo mejor...me hacía sentir increíble. En los pocos días que nos conocemos, Marco me había enseñado a ver la vida de otro punto de vista. Una vida sin tantas complicaciones y sin tanto problemas. Una vida llena de risas. Él vivía el momento y nada más, según Marco, él futuro no importaba. Solo el "ahora".

Por un lado me sentía viva de nuevo, me sentía libre de poder dejar el pasado atrás y poder seguir adelante. Pero por otro lado me hacía recordarlo, recordar a Harry y todos los hermosos momentos que compartimos.

Dicen que verdadero amor es aquel que por más que intentes con todas tus fuerzas, tu corazón no lo puede olvidar. Se refiere a amar con cada célula de tu cuerpo. Amar a aquella persona incluso cuando sabes todo de ella.

Y en ese momento, ahogada en mis pensamientos, él habló.

—Sé que es algo apresurado—Movió sus manos nerviosamente por su rubio cabello.—Pero..yo. —¿Qué es?—Pregunté animándolo a seguir. —Mira, (tn) me gustas—Dijo sin vueltas—Enserio me gustas, y sé que es apresurado pero no puedo evitar decírtelo.

Me quedé sentada en mi asiento mirándolo. Sus manos daban vueltas por su cabello tratando de explicar la situación. Yo le gustaba.

Lo observé unos segundos más. Su nerviosismo lo hacía ver gracioso y de alguna manera tierno.

A sus 21 años, parecía un niño de 10 tratando de decirle a su compañera de banco que le gustaba.

Sonreí.

Tomé su mano por sobre la mesa y él me miro.

—Eres gracioso—Dije soltando una pequeña risa.

Marco me miró de forma divertida y arqueó una ceja.

—¿Qué es lo gracioso?, Acabo de confesar que me gustas y parezco un idiota diciéndotelo. —Eres tierno—Le dije y pude ver sus ojos brillar.—Jamás creí que un galán de primera tuviera miedo de decir algo así. —Tú no eres como las demás—Dijo y acerco su silla junto a la mía—Eres diferente y eso me encanta.—Acaricio mi mano con un tierno movimiento—He salido con chicas que fingen ser algo que no son y parece fácil con ellas, pero tú...—Paró y sonrió al piso y mi corazón cayó.—Ser uno mismo es la mejor manera de hacer que alguien se enamore de ti.

¿Qué tan tierno podía llegar a ser este muchacho?

Sonreí ante la magnífica confesión y pude ver en sus ojos miedo. Miedo a lo que yo pudiera pensar o decir.

Me acerqué a él y en un acto sorpresivo por mí, lo besé.

Marco pareció sorprendido y pude escuchar el latido de su corazón correr como un auto de carreras.

Me separé de él, y luego pensé lo que había hecho. Un acto total e inesperadamente salido de mí.

—Lo siento—Dije y me ruboricé al instante. Bajé mi cabeza y él volvió a levantarla posando sus dedos en mi mejilla. —También me gustas—Susurré como niña pequeña y él sonrió triunfante. — ¿Eso es un sí?—Preguntó. —Sí. —Contesté tímidamente y antes de verlo venir, el volvió a colocar sus labios sobre los míos. Cálidos y suaves, y con un ligero movimiento me besó tiernamente como hacía mucho nadie lo hacía.

Y durante ese beso. Harry apareció en mi mente una vez más. Marco me hacia recordar mucho a Harry.

Su manera de caminar, o sus estúpidamente tiernos comentarios. Sus caricias y definitivamente sus besos. La forma en la que me cuidaba y me protegía de todo. Su manera de mirarme. Eran muy parecidos en tantas cosas que tal vez esa era la razón por la cual me sentía tan a gusto a su lado. Pero tenía muy claro que él no era Harry, jamás lo sería.

Y así nos fuimos olvidando, hasta convertirnos en desconocidos con muchos recuerdos en común. ¿Pero les digo un secreto?.. Yo aún no lo he olvidado.

Nunca te olvidaré. |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora