Capítulo 75

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-NARRAS TÚ-

¿Les ha pasado, que un día de pronto despiertan y se ponen a pensar por todo lo que han pasado? ¿Por todo lo que han vivido?

Por un momento reflexionan, y se dan cuenta de que la vida nunca es fácil, y que los caminos que uno debe tomar no siempre son color de rosas. 

Que los obstáculos que nos presentan a veces son difíciles, y sin pensarlo, nos damos por vencidos fácilmente. 

Aprendí que el destino nos tiene el mejor final, pero no te lo dará de la manera más fácil. Hay que aprender a luchar por lo que uno quiere sin mirar atrás. 

A veces el mejor final, viene acompañado de fáciles principios y duros entremedios, pero si uno realmente lo desea, no hay nada que lo impida.

Y lo más importante, es que aprendí que el amor no es como en las películas. Nunca lo crean. 

Una verdadera historia de amor no es aquella que no tiene peleas ni momentos difíciles. Es aquella que pasa miles de momentos, tristes o no, pero a pesar de todo siempre sale a flote. 

Un verdadera historia de amor es aquella que se construye con confianza, con fidelidad, con un montón de bellas cosas. Pero también es aquella que se construye con problemas, con peleas, con llantos y rupturas. 

Y a veces son esas pequeñas o grandes cosas las que nos hacen darnos cuenta de que el amor es uno de esos sentimientos más fuertes que existen. Que si uno ama a alguien, hay que jugársela por esa persona son importar que. Y por más lejos que se encuentren, el destino volverá a juntarnos en alguna parte de la historia

En un abrir y cerrar de ojos, cuando menos te lo esperas, ocurre algo por casualidad que te embarca en un viaje que no habías planeado, rumbo a un futuro jamás imaginado. Quien sabe a donde te llevará, es la aventura de nuestra vida, nuestra búsqueda de la luz, pero a veces para encontrar la luz, hay que atravesar las más profundas tinieblas. 

Y yo la encontré. Encontré esa mitad, esa parte que faltaba en mí. 

Encontré a esa persona que por mucho que lo intentes jamás podrás olvidar, jamás podrás sustituir y jamás podrás dejar de amar. 


-o-



*Dos años después*

Recuerdo esa tarde. Jamás la olvidaré. Esa tarde en la que Harry pidió mi mano. 

Lo hizo una tarde en ese pequeño lago en el que solamente y hasta el día de hoy, conocíamos solamente nosotros dos.

Fue uno de los mejores días de mi vida, uno de las más mágicos y hermosos días de toda mi vida. 

Y él había cumplido su promesa. Había sustituido ese bello brazalete, por un anillo de diamantes. Pidiéndome matrimonio en el mismo lugar del que me enamoré de él.

—Te vez preciosa—Dijo mi madre tomando mi mano—Prometí no llorar, pero no creo que pueda.

Sonreí en el momento que vi un par de lagrimas salir por sus ojos. Me acerque a ella y la abracé fuertemente.

—Estoy muy orgullosa de ti, cariño—Comentó con su voz entrecortada.

—No quiero interrumpir este bello momento, pero se nos hace tarde linda—Intervino Lily—Ya es hora.

Me sonrió dulcemente y me abrazó. 

—Te vez hermosa (tn)—Dijo entre algunas lágrimas arreglando mi vestido largo.

Nunca te olvidaré. |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora