Durmiendo con el Enemigo.

Completo Imbécil.

Capítulo 8

De regreso en casa, subí a mi habitación, y poniéndome los audífonos, escuche música lo que quedaba de la tarde.

Ya tenía trabajo —pensó— iba a ser un poco difícil, pero no tenía opción, necesitábamos el dinero. Mi hermano ha dedicado todo su esfuerzo en darme literalmente todo, y ahora me toca ayudarlo.

Sin cenar, decidí acostarme y al poco rato me quede dormida. 

El ruido de la puerta me despertó. Mire el reloj, y faltaba una hora para que sonara mi alarma, me había despertado muy temprano. Me puse unos pants ajustados, una camiseta negra, y tenis para correr. Tome mi celular con audífonos, y salí a la calle.

Escuchando música, trote por la orilla de la playa de Malibú disfrutando la tranquilidad de la mañana, la vista del amanecer, y la refrescante brisa del mar. Por un momento, cerré los ojos, y aumente el paso, haciendo que sin querer, chocara con alguien, y cayera al piso.

Rápido abrí los ojos, y después de quitarme los audífonos, me di cuenta que la persona, me estaba extendiendo la mano para ayudarme a levantar. Su mano era cálida y suave, y al vernos a los ojos, dejamos escapar una exclamación, y retrocedimos, soltando nuestras manos.

— ¿Qué haces aquí Harry? —Pregunte 

—Lo... ¿Lo siento te conozco?

—Soy Camille —respondió fastidiada, con ganas de darle una patada

—Ah claro, la de la fiesta. ¿Cómo has estado? —pregunto fingiendo interés

—Bien, todo en orden —mentí— 

—Te ves cansada, ¿segura que todo bien? 

—Sí, pero ahora me tengo que ir, o no llegare a la escuela 

—Fue... Fue bueno verte 

*Narra Harry*

Ver a Camille me ponía nervioso, y me traía recuerdos del pasado, sin embargo fingía bastante bien no recordarla, ocultando la emoción que sentía al estar frente a ella.

—Te ves cansada, ¿segura que todo bien? —Pregunte con indiferencia 

—Si, pero ahora me tengo que ir, o no llegare a la escuela 

Se notaba triste, sus ojos no tenían el brillo de siempre. La conocía, y sabía reconocer cuando estaba de malas, y cuando estaba triste.

—Fue... Fue bueno verte —dijo  finalmente como un tonto 

—Igualmente 

Al instante, Camille se sonrojó, y dio la media vuelta para regresar a su casa.

—Déjame llevarte —grite al ver que se alejaba

—No es necesario, todavía tengo que cambiarme de ropa

—Yo igual, paso por ti en veinte minutos 

Antes que continuara caminando, me dio su dirección, y se alejó. No sé por qué, pero estoy seguro que al voltearse sonrió.

Cuando llegue a mi casa, me bañe rápidamente, y me puse un traje negro para ir a trabajar. Encendí el auto deportivo, y en la pantalla, escribí la dirección de Camille para que creara el carro una ruta. Unos minutos más tarde, estaba frente a una enorme casa de color blanco, con un pequeño jardín en frente. Estacione el auto, y espere a que bajara la güera.

No mucho después, se abrió la puerta de su casa, y salió distraída, mientras se ponía un saco negro, y se alborotaba el cabello mojado. Reí por lo bajó, en realidad era bonita. Traía puesto un pantalón negro ajustado, que lucía sus hermosas piernas, una camiseta blanca de tirantes que dejaba ver su contorneada cintura, y encima un jersey negro. Traía el cabello rubio a los lados, accesorios plateados, y unos botines de tacón negro.