Edward, Jordán y Más Mentiras.

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Capítulo 33

No todo lo que brilla es oro. No todo lo que parece malo lo es. Y lo que parece que durará para siempre, probablemente es lo primero que acaba.

Harold y yo llevábamos siete meses perfectos. Siete hermosos meses, divertidos, sin pelearnos, y como si estuviéramos de luna de miel.

Él aceptó mi amistad con Liang-Xen, y hemos cenado y salido varias veces juntos, y a veces Xia-Mei –su herma- también va con nosotros. Harold se dio cuenta que Liang-Xen solo era mi amigo, y que era un persona muy agradable y divertida; y los hermanos conocieron de verdad a mi esposo, vieron que no era tan malo como decía ser, y que en verdad me trataba como a una reina.

Los últimos meses hemos hecho cosas muy divertidas en Shanghái, hemos viajado a Taiwán, a Japón, fuimos a Malasia y a Moscú. De verdad me ha tratado como si nunca más volviéramos a vernos, era el sueño hecho realidad. Me he dado cuenta que en verdad lo amo, y es la persona con la que quiero estar el resto de mi vida.

Inclusive juntos encontramos una escuela de diseño en línea para que terminara mi carrera desde acá, él la pagó con gusto y yo soy feliz estudiando por las mañanas y en mis ratos libres.

Ya ha pasado un año dos meses desde que firme el contrato, y noto la preocupación en el rostro de Harold.

-¿Sigues pensando en eso? –Le preguntó rodando por la arena hacia su lado.

Habíamos decidido tomarnos unas vacaciones –otras- y viajamos a una preciosa isla en Australia llamada Tasmania. Él rentó una isla solo para nosotros, y estaba disfrutando al máximo el clima y la compañía de Harold, si no fuera porque cada noche lo encontraba en la terraza, pensando en el tiempo que faltaba.

-No puedo evitarlo, lo siento.

-No te disculpes, entiendo cómo te sientes Harold –suspire y tome su mano. No dije nada más por un rato, solo me quede viendo el mar a su lado.

-En verdad te quiero mucho pequeña, y no se si no lo entiendas, pero me da miedo que en cuanto acabe el contrato te vayas de mi lado. Ya solo faltan dos años, y siento que cuando pasen correrás a Inglaterra o Malibú y te alejaras de  mí.

-Ya te dije que eso no va a suceder. Veme a los ojos Harold –hice que volteara su cabeza y junte nuestras frentes. Quería quitarle toda la inseguridad, quería que estuviera feliz y disfrutara cada minuto-. Te amo, escúchalo bien. Mientras sigamos así, mientras no haya secretos entre nosotros, seguiré a tu lado por siempre.

Me beso con fuerza y me tomo entre sus brazos. Me sentía mal por verlo ansioso, verlo desesperado y con miedo, sin embargo ya no podía hacer más. Diario le decía que lo amaba, diario le aseguraba que no me iría de su lado, más que eso no podía hacer.

-Camille ¿te casarías conmigo? –pregunto sonriente.

-¿Qué dices? Ya estamos casados loco.

-Pero te obligue a hacer algo que no querías, sin embargo ahora nos casaríamos los dos dispuestos –sonreía al pronunciar cada palabra, se hinco a mi lado y continuo hablando rápido-. Si al terminar estos dos años sigues amándome, cásate conmigo.

-Harry estás loco –conteste riendo.

-Cásate conmigo –repitió dándome un beso.

-Si –dije al fin-. Por supuesto que me casaría contigo nuevamente, una y otra vez de ser necesario, porque te quiero infinitamente.

-Te adoro princesa.

Me cargó en el aire y me dio vueltas, después caímos en la arena y rodamos hasta la orilla del mar. Ahí le avente agua a mi esposo y el hizo lo mismo, empezamos una guerra de olas –que él ganó haciendo trampa- porque me cargo de costal y me sumergió en medio del mar, dándome besos y abrazos que me dejaron fuera de combate. Típica escena cursi de película –lo sé-, pero no me importa lo que piensen, mientras este así con él, no me preocupare de nada más, porque lo amo como a nadie; él fue el primero, y espero que el último.

Durmiendo con el Enemigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora