Capítulo 38
Me sentía fatal. Verlo de a los ojos me debilito. No podía seguir así, pretendiendo que todo estaría bien si no continuáramos juntos. La luna alumbraba el espacio, dándole un aspecto fantasmagórico, o al menos misterioso. Harold se veía perfecto con tan poca luz, pero a corta distancia las lágrimas seguían visibles en sus mejillas, el rojo de sus ojos seguía ahí, y la mirada triste lo seguía a donde quiera que fuera.
-Perdón por romper el trato.
Fue lo único que dijo. La voz no le alcanzo para más palabras, no intentó ser fuerte -o pretender estar bien-, también ya estaba harto. Camino de nuevo a los camastros y se sentó en uno, dándome la espalda por completo. Al parecer era una invitación a que lo acompañara, así que lo hice, con paso firme camine a su lado y me senté frente a él, lista para cualquier cosa, o al menos eso quería creer.
-Me alegra que lo hicieras -suspire como no lo había hecho en un tiempo, y sin que supiera cuando ni como, ya tenía lagrimas mojando mis mejillas-. Yo también ya necesitaba hablar contigo. El silencio me estaba matando.
-Fuiste tú la que lo pidió, quise respetar tu decisión.
-Gracias por hacerlo, pero ni yo sé lo que quiero Harold. Sabes que estoy profundamente enamorada de ti, te amo como no he amado a nadie jamás, el problema son las cosas que nos hemos hecho.
-¿Estas dispuesta a olvidar? -Preguntó tras un silencio prolongado. Yo sabía a lo que se refería, no solo era perdonar, sino dejar atrás todo lo que hemos arruinado.
-¿Lo estás tú?
Se cubrió la cara con ambas manos y las apoyó en sus rodillas. ¿Cómo terminamos así? Cuando vi que él no estaba dispuesto -o más bien no sabía que responder-, hable yo.
-Mira Harold, no sirve de nada que uno solo perdone, o que olvide. Los dos siempre recordaremos lo que nos hicimos, es decir, gracias a eso somos como somos. No podemos olvidar algo que nos hizo como personas, pero que sobretodo, nos hizo la persona que amamos -descubrió su cara y me observo con atención, atento a cada palabra que saliera de mi boca-. No dudo que me ames, y por favor no dudes que yo te amo, solo que los dos sabemos que esto no funcionará. No importa cuántas veces lo intentemos, siempre fallamos.
-¿Así termina todo entonces? Los dos destrozados, sabiendo que aunque lo intentemos fallaremos porque simplemente no estamos hechos el uno para el otro... ¿Te gusta cómo suena el final Camille? ¿Te gusta conformarte, sabiendo que los dos estamos mal?
Me levante de golpe. Repentinamente estaba enojada. ¿Cómo lograba ponerme tan rápido de tan mal humor?
-¿Qué propones? ¿Qué pretendamos que todo está bien, y que sigamos juntos después de la fecha acordada? Perdón, pero eso es lo que tú quieres. Retenerme el mayor tiempo posible, intentando que me enamore de ti de nuevo Harold.
-¡Vaya Camille, que idiota soy! ¿Cierto? Soy un verdadero estúpido por querer estar con la persona que amo y que estoy seguro siente lo mismo por mí -más sarcástico no podía ser.
Se levantó del camastro y se plantó frente a mí con la cara enrojecida por haber gritado. De la melancolía pasamos a la ira, ¿Qué seguirá?
-¡Me desesperas demasiado Harold Styles! No puedo creer que este tan enamorada de ti.
-Yo tampoco puedo creer que te amé de esta manera, si solo eres una niña berrinchuda -gritó.
-Eres detestable Harry, y no solo porque eres bipolar, sino porque crees que por ser guapo lograrás lo que te propones.
-Mira quien lo dice, la señorita perfecta en todo sentido, que arregla todo con su radiante sonrisa de princesa.
-Ah, o tú, que crees arreglarlo con sobrenombres y tocándome de maneras que solo tú puedes.
Estaba segura que todos los de abajo podían escuchar nuestros gritos, y aun así no me importó seguir discutiendo con él. Estábamos a pocos centímetros y seguíamos peleándonos, sin saber que en realidad no estábamos más que siendo ridículos e infantiles. Sentía su cuerpo cerca del mío, y me trababa al hablar, o temblaba del coraje, ¡no podía hacerme eso!
-Aprovechas que eres mi debilidad, lo sabes y te encanta hacerme sufrir, viéndote tan hermosa siempre. ¡No tienes la menor idea de las ganas que tengo de besarte!
-¡¿Y porque no lo haces?! -Chille intentando sonar "ruda", o al menos queriendo desafiarlo.
Con su mano derecha me jaló hacia él y pegó nuestros labios sin esperar ni un segundo. Claro que si hubiera esperado, intentando hacer de esto una escena romántica, seguramente lo hubiera rechazado. Me agrado que fuera espontaneo. Espontaneo entre comillas, porque en teoría yo le había pedido el beso.
Como soñé muchas noches durante estos últimos meses, el beso fue perfecto, digno del nombre Styles. Sin pensarlo pase mis manos tras su nuca y acaricie los rulos que se le hacían al final de la cabeza, enredándolos en mis dedos -así jalando a Harry más a mí-. No es que me quisiera complicar la vida, pero sabía que al terminar ese beso, nuestra historia probablemente acabaría con él. Desafortunadamente intercambiar saliva con Harry no me hacía cambiar de parecer en lo absoluto, al contrario, lo hacía parecer una despedida. Terminando el beso nos miramos, y no hicimos nada más que estar de pie viéndonos. Él tenía las pupilas dilatadas, y aun así pude ver el verde de sus ojos inspeccionar el azul de los míos. Asentimos y salió de ahí, rompiendo el contacto visual, y cualquier otro lazo que se hubiera creado en esos minutos de plática. Al parecer él también entendía que significaba ese beso.Cuando cerró la puerta, limpié las lágrimas que brotaban de mis ojos, apreté los puños y mandíbula -creyendo inocentemente que eso arreglaría todo-, y salí también, para continuar con la función. Mientras más rápido mejor. Lo único que sé, es que el recorrido de las escaleras al restaurante, fue lo más tormentoso y largo del universo. Los segundos pasaron como horas, las piernas me pesaban al igual que los ojos, y lo que quería más que nada era llegar a casa y dormir.

ESTÁS LEYENDO
Durmiendo con el Enemigo.
Fiksi PenggemarCamille y Niall Horan lo tienen todo. Dinero, propiedades, acciones y popularidad. Sin embargo, un evento cambia su vida. Inesperadamente se quedan al cuidado de su nana Stephanie y su sobrino, Harry. Camille hace todo lo posible para humillarlo...