Dos años, tenía que estar con él dos años más. Por la mañana, tenía todo más claro. No, yo nunca había corrido peligro, y hasta cierto punto, Niall tampoco, ni Steph, y quizá Louis tampoco. Harold solo hizo los arreglos necesarios para tenerme en un estado lamentable, en un punto en el que me podían romper con solo palabras. Apareció con una oferta que no podría rechazar, y asunto solucionado.
Lo único que no contemplo en su estúpido plan, fue que tal vez podríamos enamorarnos todo este tiempo, que quizá yo querría pasar más tiempo con el del que dice el contrato, y que con este secreto, acaba de mandar todo al demonio, absolutamente todo lo que hicimos, fue en vano. Hace un año, Harry estaba tan seguro de sentir odio por mí, que no pensó con claridad, y en lugar de hablarlo como gente decente, o simplemente comprar la compañía y listo, tuvo que hacer un plan enredado, con secretos y variantes.
Estaba rendida, y no quería levantarme de la cama nunca, o bueno, en… ¿dos años tal vez? Pero salí del cuarto por el hambre, no podía quedarme ahí encerrada y no comer nada. Como era de esperarse, salí y Harold tenía el desayuno preparado. Sonreí ligeramente –para que no lo notara- ya que recordé su horrible cena cruda de hace unos meses, todo parecía normal, como antes, solo que mi cabeza ahora estaba saturada de teoría hipotéticas y posibles soluciones.
-Estaba esperando que te levantaras –dijo sonriente, pero aun así se notaba lo nervioso que estaba. Las manos le temblaban, y las palabras no salían con fluidez.
-La última vez que comí algo que preparaste tú, casi me intoxique –suspiré-. Y no estoy de humor para esto.
-No entiendo, ¿de qué hablas?
-¿En serio? –Ahora estaba fastidiada, no quería tener problemas otros dos años, solo quería que pasaran rápido y sin altercados-. Esto. Tu cocinando, seguramente tenías preparado un discurso de “lo siento, tenía miedo, pero te amo ¿quieres casarte conmigo?” besarme y pretender que esto nunca ocurrió.
-No puedes culparme por intentarlo –al fin lo admitió, y dejando su intento de desayuno, se sentó frente a la barra de la cocina-. Princesa yo…
-Harold, no me llames princesa, ni linda, y mucho menos pequeña.
-Camille sé que fue un error enorme, debí habértelo dicho en cuanto antes, pero es verdad, no sabía cómo ibas a reaccionar, tenía miedo de perderte por favor entiéndelo.
-No quiero tener esta discusión Harold.
-¡Por intentar posponer las cosas ve lo que sucedió! Por no hacer pública la compra de la empresa ni el cambió de nombre, tengo el riesgo de perder todo el prestigio de las empresas aquí en China, y no lo hice porque sabía que no estaba bien, siempre fue el plan regresártela.
-¿Ahora tengo que agradecerte? –Me había logrado poner de malas. ¿Cómo conseguía hacer eso en tiempo record?-. Gracias señor Harold, por tener piedad y compasión y no cambiarle el nombre a mi empresa, que compraste con trucos.
Harry se bajó de la silla, y camino hacia mí. Sabía lo que estaba haciendo, lo hacía cada que teníamos una pelea. ¿Por qué no podía entender que no quiero nada con él nunca? Se acercó tanto, que cuando pensé en quitarme ya me estaba besando. Puso sus manos sobre mi cadera y me apretó contra su cuerpo. Estuvo jugando un poco con mis labios y mi cabello, hasta que termino con sus trucos y se alejó unos centímetros. Con la manga de la pijama limpie mis labios varias veces, y luego los humedecí con mi legua.
-Mira te dejare las cosas en claro –definitivamente si no hacía eso, él jamás entendería que no lo quería cerca-. Han pasado demasiadas cosas, te he perdonado, me has perdonado, besos blah, blah. Te lo dije ayer, todo está bien, no hay problema, porque entiendo porque hiciste lo de la empresa. Pero mi hermano casi muere por tu culpa, y ahora tengo que esperar dos años para ser libre. Así que, ¿Por qué no dejamos que pasen esos años sin intentar lastimarnos o conquistarnos? Solo… que pasen y listo, contrato terminado.
-Pensé que te quedarías, lo prometiste Camille. Nos casaríamos de verdad, sin secretos, nada. Tú y yo en otro país lejos de todos.
-Te lo prometí, siempre y cuando las cosas siguieran como estaban ese día en la playa. Perdón, pero no sabía que mi hermano estuvo en el hospital por tu culpa. Aguante que me empujaras contra cosas, que me hablaras como quisieras, pero ya no permitiré que con palabras quieras hacerme quedar más tiempo.
-Por favor Camille, podemos tomar un tiempo y decidir qué es lo mejor para nosotros.
-¡No necesito tiempo! Entiéndelo de una maldita vez, ya no te quiero, ya no quiero estar contigo, quedarme después de esos dos años sería la peor estupidez que hiciera, porque no podría vivir a tu lado, pensando diario en como arruinaste mi vida solo para estar feliz tú.
-¿Arruine tu vida?
-¡Si! De mil maneras posibles, arruinaste mi futuro, mi carrera, a mi familia, arruinaste la oportunidad que tenía con Louis, me hiciste sentir miserable por mucho tiempo Harry, entiéndeme.
-Oh querida, claro que te entiendo, es decir, fuiste la única que sufrió ¿cierto Camille? –Me vio fijamente y sacudió la cabeza-. No me vengas con que ahora eres la mártir. Todo eso que acabas de describir, fue lo que yo sentí estando en tu casa. Me humillabas con tus amigos, en tu casa me hacías sentir peor que basura, y por ti recibí una paliza de Jace. Por muchas amenazas, si hubieras tenido el valor o algún sentimiento hacia mí, habrías gritado que no era cierto, hubieras buscado ayuda o llamado a la policía.
Hasta ese momento no se me había ocurrido que podía haber hecho eso. Y si, tal vez me puse un poco en el papel de la víctima, pero eso fue hace años, esto es ahora y se le llama venganza.
-Lo que tú buscas es venganza, ¡felicidades la tienes, estamos a mano! ¿Qué más quieres quitarme?
-Ves, otra vez haciéndote la sufrida. No se trata de venganza y lo sabes. Pero si estas comparando, entonces veamos. Tú, ante cualquier señal de amenaza, llamas a Louis, al delincuente de Malik, a Niall, a Gemma, y hasta a su esposo, en cambio yo, yo nunca involucre a nadie, no pedí ayuda y no te expuse.
-¡Por tonto! –fue lo único que se me ocurrió decir, ¿brillante verdad?
-Claro, porque estaba enamorado de ti Camille, que idiota era ¿verdad? Cuando tú solo estabas jugando conmigo.
-¡Ya quiero que esto acabe! Quiero que pasen los dos años, quiero irme ya de aquí, ¿no lo entiendes? Estoy harta de pelear contigo, de reconciliarme, ya no quiero más drama. Quiero mi vida de regreso, quiero que acabe el contrato.
Lo estaba destrozando, igual que el a mí. Eso era lo único que estábamos haciendo, ver quien era más fuerte. Nos amábamos de una manera muy extraña, y era por eso que tenía que acabar. No podíamos seguir así, era demasiado desgaste para ambos.
-Perfecto. Tu no sabrás de mí, ni yo de ti. Viviremos en la misma casa pero seremos independientes ¿eso quieres cierto? Solo tienes que cumplir con las cenas que establece el contrato. Te dejare el vestido y la dirección en la sala cuando se requiera. Cualquier otra cosa creo que podemos tratarla por escrito.
Cuando quería, podía ser el amante más tierno y esplendido, cariñoso y detallista. Pero también cuando se le antojaba, tenía otra parte mucho más oscura, podía ser el hombre más frio del planeta, apagar sus sentimientos y tratar todo como si fuera un negocio a cerrar.
-Te depositare una pequeña suma a tu cuenta, para que puedas mantenerte y no necesites pedirme nada extra, y quedas libre de cumplir con ciertas partes del contrato –vio mi cara de confusión, y especificó-. No tendrás que tener relaciones conmigo, ni mostrar afecto.
Era el desgraciado más frio y calculador del planeta. Odiaba cuando estaba en ese plan, pero de cierta manera yo lo obligue. Eran solo unos segundos más, podría lograrlo. Usando su mismo lenguaje frio y de negocios, concluí:
-Perfecto, si no queda más que aclarar, demos por cerrado esto de una vez –le extendí la mano con cortesía.
Me apretó ligeramente, y dándose la media vuelta –hacia la puerta principal-, me dejo completamente sola en una casa llena de recuerdos. Como odiaba ser tan sentimental.
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Durmiendo con el Enemigo.
Fiksi PenggemarCamille y Niall Horan lo tienen todo. Dinero, propiedades, acciones y popularidad. Sin embargo, un evento cambia su vida. Inesperadamente se quedan al cuidado de su nana Stephanie y su sobrino, Harry. Camille hace todo lo posible para humillarlo...