3 Años Después.

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3 años después.

— ¿Como que las acciones bajaron? Se suponía que deberían subir, no al revés

—Camille tranquila, tienen que tomar una decisión. Si esperamos, bajarán más, y quedarán en la ruina, o vender la compañía a un empresario interesado 

— ¿Cómo se llama? —pregunto mi hermano

—No quiere hacerlo oficial, al parecer se llama Edward, o Edmund no estoy seguro 

— ¿Y cuánto pagara por la empresa? 

—Muy poco Niall, pero si no aceptamos ese dinero, a futuro, nos darán menos, si no es que estaremos en bancarrota 

—Recuerden que es la compañía de mis padres de la que están hablando, no podemos tomarnos la decisión a la ligera 

—Piensen bien lo que es mejor para la compañía, pero necesitamos la respuesta ahora, ya que el comprador puso como condición que a más tardar hoy la empresa fuera suya 

Niall tomo mi mano, y la acarició con su dedo pulgar. Ya habían pasado tres años, y nos convertimos en accionistas de la empresa Horan G. Para superar la muerte de nuestros padres, decidimos dejar la casa de Londres, e irnos a vivir a Malibú, Los Ángeles, California. Nos hicimos cargo de todos los negocios familiares, y por el momento, yo estoy a punto de graduarme como asesora de moda. Se suponía que iba a ser administradora de empresas por mi papá, pero seguí el consejo de una persona que conocí hace tiempo.

"Haga algo que realmente le gusté, no se vaya por que profesión gana más, sino estudie lo que disfruta, que le paguen por hacer algo que ama" Y así fue. 

—Se fuerte Camille —dijo mi hermano sacándome de mis pensamientos 

—Prométeme que todo estará bien

—Lo prometo hermana, estaremos bien 

— ¿Y cuál es su decisión? —pregunto Jordán, el intermediario que va a arreglar todo el papeleo de la venta de la empresa 

—Le vamos a vender la empresa al tal Edmund o Edward, a ese tipo

—Perfecto, firmen aquí, y aquí, luego pongan sus nombres sobre esta línea, y por último firmen las dos hojas de atrás —comento el hombre señalando donde teníamos que firmar 

Pasamos una hora revisando datos, y cuando terminamos, nos pidieron que limpiáramos nuestros escritorios. Cargando las cajas, subimos a mi camioneta, y mi hermano manejó. 

—No puedo creer que nos pasara esto, acabamos de vender la empresa de nuestros padres, de seguro le cambiarán el nombre 

—Lo se hermana, pero tenemos que ser fuertes, ya no nos quedan negocios, ni propiedades, lo único que tenemos es la casa. Empezare a buscar trabajo 

—Yo te puedo ayudar... —dijo  sin mucho ánimo

—Nada de eso, tú vas a graduarte, y después ya pensarás en trabajar 

Al llegar, nuestra nana Stephanie nos tenía te de hierbabuena y unas galletas con queso de cabra y jamón Serrano.

— ¿Cómo les fue mis niños? 

—De la fregada —conteste

—Tuvimos que vender la empresa, y lo peor es que no conocemos al dueño 

—Tomen una taza de té, los va a calmar 

Estuvimos sentados en la sala, y de pronto el celular de mi hermano comenzó a sonar. Al contestar se alejó de la sala y continuo hablando, cuando regreso, se despidió rápidamente de nosotras, tomo su saco, y las llaves de su auto, para cerrar la puerta y marcharse.

Durmiendo con el Enemigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora