Episodio 5: Primer contacto

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Esta vez no hay fragmentos del pasado.

Despierto aturdido, recostado en un helado piso de metal y con un fuerte dolor de cabeza. No veo nada... ¡Tengo los ojos vendados! Mis manos están fuertemente amarradas... ¿Qué pasa? Intento hacer memoria, pero el recordar solo hace que mi jaqueca aumente. Me percato que estoy sobre un vehículo, escucho el motor, huelo la bencina y siento como el transporte se sacude de aquí para allá, deben estar corriendo a máxima velocidad.

¡Ahora lo recuerdo todo! Acabo de llegar a ciudad capital, mi ciudad natal. Me esfuerzo por conseguir trabajo por mi cuenta, pero nadie quiere darme empleo. Mis antiguos amigos ya no me quieren cerca, excepto Frank y Ángela. Ángela, ¿Porqué te sometes al maldito de Henry? Recuerdo no hallar una explicación lógica a lo acontecido en el mirador. Frank... Frank estaba a punto de decirme algo, pero... ¡Los jinetes, el atentado, el tiroteo, el golpe a mi nuca! ¡Maldición, he sido raptado por ellos!

- Jajaja – Escucho las risas psicópatas de uno de los secuestradores - ¡Autoridades inútiles! Creo que ya nos perdieron el rastro.

- Estamos ya muy lejos de la ciudad. Es evidente que ya nos perdieron – Dice otro.

- Aún así, no desaceleres. No quiero que frenes hasta llegar a nuestro punto de encuentro.

¡Infelices, lograron evadir a los refuerzos policiales! Además, por lo que escuché, ya han salido de la ciudad. Imagino que deben estar por los bosques y pantanos afuerinos. Esto no suena bien, para nada bien.

Como tengo los ojos cubiertos, no saben que he recuperado la conciencia. Prefiero mantener mi cuerpo inmóvil y que sigan creyendo que aún no despierto. No sé que hacer, pero presiento que puedo tener oportunidad de escape cuando frenen y me saquen de aquí. ¡Eso espero! Solo puedo aferrarme a eso, no hay otro modo. En estos momentos estoy imposibilitado para hacer algo, y dentro de este vehículo rodeado de cuatro asesinos maestros... ¡Si, fingir que sigo inconsciente parece el mejor plan hasta el momento! De pronto, comienzan a hablar de mí:

- Oye Doom, ahora que los fachistas no nos siguen, ¿Qué hacemos con este "Héroe"?

Reconozco la voz, es al que golpee antes de que me dejaran inconsiente, Trevor.

- ¡Es mejor matarlo! Ya no nos sirve... - Sugiere otro mercenario.

Al parecer uno de ellos pone su pie en mi cabeza... ¡Diablos, mi herida, está pisando mi herida! Debo resistir, debo seguir inmóvil. No puedo jadear por el dolor, de lo contrario descubrirán que he recuperado el conocimiento.

- Tranquilo Jeff, no gastes municiones dentro de este furgón. Tenemos el dinero y la misión de esta noche fue exitosa. Así que este gusano ya no es más que peso muerto en este vehículo, y ya saben lo que deben hacer si tenemos peso muerto aquí.

Ya no me está agradando como van dirigidas las cosas.

- ¡Jajaja! Hora de sacar la basura, ¡abran la puerta trasera del furgón!

¡No lo creo! ¿No pretenderán...? Escucho las puertas del furgón abrirse. Un viento frío comienza a inundar el ambiente. Entre risas, dos de ellos me toman de las manos y me levantan. Siento las heridas aún intactas, por lo que no pude aguantar... suelto un grito de dolor.

- ¿Qué es esto? ¿Qué rayos quieren? – Pregunto confundido.

- Vaya, vaya, ¡El rehén estaba despierto! – Escucho una voz grave en mi oído.

¡Es desesperante vivir esto y no poder moverme ni ver nada! Siento como una feroz patada impacta en mi pecho, haciendo que me arrodille profundamente adolorido. Las venenosas risas de todos esos malditos solo hacen que mi ira hacia a ellos aumente. Siento el viento exterior rozar mi espalda, un paso hacia atrás y caigo por el vehículo en movimiento.

ANDRÓMEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora