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Me senté en mi escritorio, sin dejar de pensar en las palabras de Hanji ¿Quedarme hasta tarde? ¿Con Mike?

- Pff, claro... -me recargué de mi silla mirando la nada... Realmente mi cuerpo duda, yo no. Fruncí mis labios para luego recargarme de mis codos en mi escritorio mientras jalaba mi cabello. - Deja de pensar en él... Por favor... -la puerta de mi despacho se abrió haciendo que pegue un salto, los ojos azules de Alma me inquietaron levemente.

- Oye __tn, cariño. -cerró la puerta tras de sí acercándose a mi escritorio, la miré intentando ahogar mi contrariedad. - ¿Qué pasa? Estás pálida. -negué con la cabeza simulando lo que creía yo que era una sonrisa. - Bueno, quería decirte que nos quedaremos hasta tarde para discutir el próximo lanzamiento de la ropa masculina. -enarqué una ceja.

- ¿Y... Sí es masculina que pinto yo ahí? -esta rodó los ojos.

- Mike y tú discutirán su marketing ¿A quién más se lo voy a pedir? -miré a otro lado ahogando un gruñido.

- Vale. -puse mis labios en línea recta mientras ella sonreía de lado a lado. - Emhg... ¿Usted va a estar verdad? -sus ojos azules se desviaron culpables.

- Uhhh... Solo por un corto rato. Tengo una cena y también tengo que acompañar a Christa a una cena. -tuve un tic en el ojo, esbocé una de mis mejores sonrisas.

- Ya veo, bueno, está bien, me quedaré.

- ¡WOOHOO! -oí en el pasillo a lo que ambas fruncimos el ceño. La maldita cuatro ojos estaba pegada a mi puerta y probablemente muerta para mañana.

- Buee..no... -me miró.- Nos vemos mañana _tn, te lo encargo todo. -me lanzó un beso antes de irse dejando en el ambiente su perfume chillón como su presencia.

Suspiré pesadamente mirando el reloj de mi pared. Está bien, lo admito, me interesa estar sola con él.

...

Las horas pasaron tortuosamente lentas, mientras yo me revolvía ansiosa en mi silla. Decidí levantarme al ser las 7:03 PM. Asomé fuera de mi oficina el solitario pasillo, excepto por una persona, sí, Mike.

- No hay nadie ya... -se recargó en la pared de brazos cruzados con una leve sonrisa burlona.

- Ehmg... -miré a otro lado. - ¿Genial? -este entrecerró sus ojos, retadoramente. Fruncí mis labios.

- ¿Dónde quieres hacerlo? -mi rostro se tiñó de rojo.

- ¡En ningún lado! -chillé de inmediato paralizándome al ver que se acercaba a pasos predadores.

- Venga, no te hagas de rogar, yo sé que quieres...

- Estarás soñando... -estaba dispuesta a cerrar la puerta de un golpe pero este la detuvo en seco con su hombro empujándome dentro de mi oficina. - ¡O-Oye.. -ahogué un grito cuando me levantó agarrándome de mis muslos apretándome contra su cuerpo, nuestros rostros quedaron apenas centímetros, pude detallar bien lo atractivo que es, y pues, no pude resistirme... Al menos no quise intentarlo...

- ¿Segura que no quieres? -empezó a caminar y yo solo me quedé embobada con su ardiente mirada.

- No... Lo sé... -logré balbucear antes de que me tirara en mi sofá de una manera más sutil, se colocó sobre mí observándome completamente mientras yo jadeaba, quería sentir sus manos de nuevo.

- ¿Qué quieres entonces? -me tensé y mordí mi labio.

-B-Bésame... -me atreví a decir ante su expectante mirada, este sonrió mostrando sus dientes levemente antes de acercar sus labios a los míos y rozarlos suavemente.

- ¿Por qué tiemblas tanto? -aflojé el agarre que tenía en su grueso brazo. - Estás muy tensa... -sus labios se desviaron a mi mejilla donde dejó un suave beso. - ¿Tienes miedo? -cerré mis ojos con fuerza intentando calmarme, pero mi cuerpo reacciona por sí solo. - Dímelo sí tienes miedo... -se separó a mirarme a los ojos.

Maldición que tengo miedo, tengo encima a una persona que apenas conozco de vista desde ayer, aparte que somos las dos únicas personas en un edificio completo.

Sin embargo... Lo que me carcome el alma es ¿Porqué está siendo tan dulce? Yo esperaba quedar en silla de ruedas...

- Es que... ¿P-porqué estás siendo tan caballeroso?... -este me miraba detenidamente.

- ¿Qué esperabas? -sonrió burlón. - ¿Que te follara sin más? -asentí dudosa y este rió suavemente.

- ¿P-Pero? ¿E-Entonces por qué decías esas cosas? ¿Y me tratabas así?

- Me gusta ver cual chica es una puta y cual no... -se recargó de sus dos brazos mirándome fijamente. - Y tu eres una virgen, a pesar de vestir como perra. -fruncí el ceño pero el vergonzoso calor de mis mejillas era mayor. -Y me gusta... -apegó su nariz en mi mejilla aspirando. - Sal conmigo. -fruncí el ceño una vez más.

- ¿Disculpa?

- Sal conmigo, mañana... -se recargó nuevamente en sus brazos mirándome fijamente, no tenía ni idea que decir realmente ¿Sabes la de tiempo que llevo sin salir con alguien? Aparte con alguien como él que tiene una manera peculiar de conseguir chicas castas. Es demasiado para mi cabeza en este momento.

- Yo... Necesito pensarlo... -este asintió.

-Entonces sí te decides... Mañana te besaré... - acarició mi labio inferior con su pulgar mientras yo me moría de nervios de solo pensarlo.

Se levantó y arregló su corbata antes de dedicarme una mirada corta y salir de mi oficina.

Necesito consultarlo con Hanji por que apenas puedo mantenerme de pie, estoy embriagada con su masculino perfume,  su recién descubierta forma de ser, y esa  penetrante mirada ámbar que no sale de mi mente...

Office Game (Mike Zacharius)Where stories live. Discover now