IV

381 43 2
                                    

- ¿Y qué si hago esto?... 

- ¡A-Ah! –me aferré a su ropa, rodeó mis caderas con sus grandes manos apretándome contra su cuerpo mientras hundía su rostro en mi escote. Cerré mis ojos con fuerza mientras evitaba gemir, su aliento tibio me recorría el alma y su barba, dios, me está torturando demasiado. - ¡N-N... Amhg... -mordí mi labio tirando mi cabeza hacia atrás al sentir una pequeña mordida golosa en uno de mis senos, luego el otro y así su barba me recorrió hasta mi cuello donde sentí sus dientes rozar una vez más sacándome los temblores internos que intentaba mantener a raya. – Hagh... -se quedó quieto en mi cuello, succionando una zona, maldición, sentía su respiración y aún a sabiendas que me dejará un maldito chupón no quiero que se quite... Me gusta la sensación. Pero lo hizo, dejó un coqueto sonido en mi cuello antes de separarse un poco y mirarme a los ojos, yo jadeé y luego desvié la mirada ante el calor creciente de mi entrepierna.

- ¿Nunca te habían hecho un chupón?... –lo miré mal.

- Disculpa, nunca me han violado de esta manera... -intenté empujarle con la torpe fuerzas que mis brazos tenían pero este me agarró de las muñecas colocándolas contra la pared.

- ¿Lo tomas como una violación? Parece que te está gustando, señorita... -ladeó su rostro mirando mis labios. – Tienes una linda cara de tonta... -dejó un suave mordisco en mi quijada mientras yo comenzaba a patalear con el que era el calor de abajo ahora en un penoso color rojo en mis mejillas.

El elevador hizo el típico sonido de aviso al llegar a su destino a lo que Mike me soltó parándose recto mientras acomodaba su corbata. Yo de inmediato me abracé a mi misma intentando controlar mis jadeos, él salió campante, estábamos en el tercer piso y la cotillas de los cubículos salían a esta hora para almorzar por lo tanto se pararon frente al rubio y por ende, me observaron a mí, de inmediato me enderecé y coloqué mi usual expresión, sin embargo estas seguían mirándome.

Bufé y pulsé con fuerza el botón de la planta baja mientras veía como las puertas se cerraban, abrí mis ojos detallando bien mi reflejo en el espejo.

Tenía una notoria marca en todo el medio del cuello, se veía demasiado, cerré mis labios, además me dejé la bufanda en mi oficina.

- ¡Maldito sea! –chillé cubriéndome con mi mano, sintiendo euforia en mi pecho. Al cabo de unos minutos las puertas se abrieron de nuevo y salí pisando fuerte, Hanji estaba recostada en la pared al lado de las puerta doble de entrada al edificio.

- ¡Muevete antes de que me arrepienta de ir a comer! –exclamé sobresaltándola, casi se le caía el móvil, corrió a mi lado y yo rápidamente me aferré a su brazo escondiéndome en su cuello.

- ¿Qué paso? –no respondí, seguro lo pregunta porque sigo temblando. Llegamos al café donde solemos almorzar, queda al frente y tiene muy buena comida a esta hora.

Me senté soltando un suspiro pesado mientras mantenía a la fuerza a mi cabello sobre mi cuello.

- ¿Me dirás que te pasó? –enarcó una ceja ya algo desesperada, yo miré a otro lado mostrándole la marca. - ¡Oh, mi...! –se tapó la boca pero luego quitó sus manos y soltó una sonrisa de oreja a oreja. – ¿Qué te dijo? ¿Cómo te lo hizo? ¡Cuéntame todo! –miré de soslayo a las personas que miraban mal a la castaña, es escandalosa cuando menos debe.

- Primero cállate. –esta se sonrojó levemente antes de acomodarse en su asiento para escuchar mi ''relato''

- Él... Bueno... Verás... -miré mi escote sintiendo mis mejillas arder de nuevo.

- ¿Qué? –ahora con un moca en una mano y un sándwich de pastrami en la otra.

- M-Metió su cara... -mascullé apenas audible provocando que esta se acercara un poco.

- ¿Metió que cosa? ¿Ya tan rápido te lo hizo? –respiré hondo.

- Coño, metió su cara entre mis pechos... -miré a otro lado cuando esta le brillaron los ojos emocionada.

- ¡Jo-der! Eso es lo que provoca, nena. –bufé agarrando otro trozo de pie de manzana verde intentando ocultar mi sonrojo. - ¿Y qué harás al respecto? –la miré.

- ¿Mmhg? –hice un sonido gutural mientras masticaba la masa de hojaldre saboreando el dulce toque ácido del postre.

- ¿Qué harás para devolvérselo? –dejé de masticar, en realidad todo mi cuerpo se detuvo y solo la miré con el ceño fruncido. – No me mires así, oí que hoy se quedará hasta tarde para discutir con la jefaza y otras personas ahí. –me sonrió traviesa y yo solo sentí los nervios fluir de algún sitio que no conocía aún. - Tranquilamente puedes justificar que tienes papeleo, que sí tienes y quedarte hasta tarde...Muy tarde... 

- ¿Disculpa?... –respiré hondo. – No tengo que quedarme hasta tarde hoy, más bien, me iré lo más temprano que pueda. –bebí un poco del latte que tenía a mi lado bajo la mirada retadora de Hanji.

- Cuánto apuestas que te quedarás de alguna forma... U otra... -ladeó una sonrisa a lo que la miré de reojo con el vaso de café de mis labios.

- Cuanto apuestas a que vas a morir, de una forma... U otra... -esta rió y plantó su mano frente a mí.

- Sí te quedas hasta tarde, no me matas, sí te vas temprano, mañana monto mi funeral ¿Trato?

Mis labios se mantuvieron en línea recta y mi mano se movió sola hasta estrechar la de la morena.

- Trato... -respondí dudosa mientras miraba su rostro malicioso algo ida.

¿En dónde me estoy metiendo?


Office Game (Mike Zacharius)Where stories live. Discover now