_tn, _tap, una de las mejores publicistas en una reconocida agencia de modas en todo New York. Con sus 23 años de edad ya siente la vida absolutamente monótona, cansina, aburrida y si acaso estresante, la misma rutina de levantarse, trabajar y dormi...
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Mi cuerpo está más liviano, me siento desestresada, limpia por dentro y por fuera.
Sin embargo, me despierto extrañada ante unos ruidos y leves gruñidos en el exterior. Fruncí el ceño abriendo los ojos para ver a Levi vestirse apresurado, con un pantalón negro a medio abotonar, una toalla alrededor de su cuello con su negra cabellera mojada mientras tenía un cepillo de dientes en su boca.
Me senté observando su desesperado trayecto del closet a un gavetero, dando saltitos para no caerse con sus pantalones.
Reí un poco captando su mirada.
- ¿Ts pfudsmhgohg? –reí más fuerte.
- En español cariño... -retiró el cepillo de su boca y me miró mal.
- ¿Te parece gracioso? –asentí.
- Bastante. –suspiró abrochando su pantalón y caminando rápidamente al baño para terminar de enjuagar su boca. Secándose el cabello con la toalla rebuscaba con su mano libre en el armario de madera alguna camisa.
- Nunca he llegado tan tarde al hospital. –reí suavemente envuelta en sus sabanas celestes.
- Para todo hay una primera vez... -detallé su sensual espalda desnuda marcarse con cada movimiento que hacía.
- Eso es cierto. –agarró una camisa negra antes de girarse a mirarme colocándola en la cama. – No quiero dejarte sola aquí. –lo miré haciendo morritos.
- ¿Y a donde iré? –me crucé de brazos y sus ojos se desviaron por un par de segundos a mis pechos antes de volver a centrarse en mis ojos.
- Al hospital, conmigo. –miré a otro lado.
- No tengo cambio de ropa. Olvidé tomar mi tarjeta... -este suspiró suavemente.
- Agarra la mía y vamos a comprar lo que necesites. –me sonrojé levemente mordiendo mi labio.
- P-Pero... -se acercó a mí retirando unos pocos mechones de cabello de mi rostro para mirarme detenidamente.
- No te quiero lejos de mí... -asentí con una leve sonrisa. – Al menos no mientras resolvemos todo esto. –bajé mi mirada. – Hoy no tengo guardia en la tarde, entonces iremos a la estación de policía ¿Sí? –asentí nuevamente llenándome de valor con su presencia y apoyo.
- E-Está bien... -besó dulcemente mi cabeza.
- Ponte una de mis camisas y tus short, eso será suficiente mientras compras ropa. –hice una mueca.
- No traje sujetador. –me miró de reojo con un leve rosa en sus mejillas.
- Te colocas un suéter encima si es necesario. –giró su rostro cuando divisé sus mejillas más coloradas. – Tch. –reí suavemente.
