Me agarró de los brazos con fuerza para encaminarme bruscamente al sofá y tirarme en este de un empujón.
— ¡Ay! –lo miré reclamante mientras comenzaba a sobar mis brazos por el ardor. - ¡Mike! –me agarró de la mandíbula con fuerza manteniéndome quieta para mirar mis ojos fijamente.
— ¿Por qué coño tenías que quedarte sola e ir por ahí como una banderita para todos esos guarros? –gruñó entre dientes con notoria ira.
Intenté soltarme de su doloroso agarre retorciéndome todo lo que pude.
— ¡Suéltame me haces daño! –lo miré mal y me soltó pero tenía un semblante demasiado dominante. Jadeé nerviosa intentando ponerme de pie pero este me volvió a empujar al sofá.
— ¡Quédate ahí! –gritó y temblé nerviosa ante su tono y su actitud.
— ¿¡Qué coño te pasa!? –este bufó.
— ¿Qué coño te pasa a ti? –lo miré demasiado contrariada. – Te gusta hacerme enfadar ¿Huh? –se recargó del espaldar del mueble acorralándome contra este para mirarme fijamente a los ojos. – Sí sabes que podía pasar eso tú igualmente vas derechito a que te haga algo otro hombre. –fruncí el ceño intentando empujarlo un poco.
— ¿Qué coño Mike? ¿Se te subió el trago? –este rió levemente.
— Te gusta andar de hombre en hombre ¿Eh? ¿No serás una zorrita? –jadeé estupefacta y mi mano se alzó sola hasta cachetearlo con fuerza.
— ¡No te permito que me hables así! –ya tengo suficiente con el doloroso ardor de mis brazos como para que salga con algo como eso. Me miró algo ido. – Quítate. –le gruñí seria y este se separó dejando que me levante. De inmediato me metí en su habitación para quitarme el vestido y los zapatos de mala gana. Agarré mi pijama y una toalla para darme un pequeño baño de agua tibia.
Me metí en la bañera dejando que el agua cubra todo mi cuerpo, me deslicé en la porcelana lentamente hasta hundirme entera.
Trataba de pensar, de procesarlo, tratar de asimilar su ataque de ira.
¿Fue hasta capaz de decirme zorra?
Eso es lo de menos.
Salí del agua respirando hondo para luego retirar el maquillaje de mi rostro. Observé mis brazos con detención, las zonas rojizas son muy notorias en mi piel. Suspiré tirando mi cabeza hacia atrás para mirar el techo algo ida.
A mi cabeza vienen las palabras de Levi.
Tengo que hablar seriamente con Mike.
Jadeé antes de salir de la bañera para secarme la mayoría de mi cuerpo y ponerme mi pijama.
Suspiré saliendo del baño para encontrarme a Mike sentado en su cama restregando su entrecejo con notorio desasosiego. Al oír la puerta alzó su rostro mirándome y se levantó de inmediato.
— _tn, nena... -miré a otro lado pasando por su lado para tender la toalla en una silla. – Por favor, escúchame. –me giré a mirarlo a duras penas con una expresión neutral. – Perdóname. –desvío mi mirada a cualquier cosa que no sea él. - _tn, por favor... Fui un estúpido, un imbécil, no te merezco mi amor... -cerré mis ojos.
— Me... Me habías prometido no volver a hacerme daño... -este jadeó.
— ¡Sí, lo sé! ¡Me vuelvo estúpido cuando se trata de ti! –me agarró de las mejillas con dulzura y algo dentro de mí se derritió ante su cálido tacto a mi frío cuerpo. - ¿Tú crees que no me duele hacerte daño? –mordí mi labio.
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Office Game (Mike Zacharius)
Фанфик_tn, _tap, una de las mejores publicistas en una reconocida agencia de modas en todo New York. Con sus 23 años de edad ya siente la vida absolutamente monótona, cansina, aburrida y si acaso estresante, la misma rutina de levantarse, trabajar y dormi...