II

415 46 6
                                    

Abrí mis ojos ante sus palabras. Giré lentamente mi rostro hasta encontrarme con una burlona sonrisa sin mostrar sus dientes.

Fruncí el ceño de inmediato.

- A ver ¿Qué te crees nuevo? –me puse de frente a él con una mano en la cadera. - ¿Qué por ser nuevo y tener una carita de niño lindo puedes hacer lo que se te pegue la gana? –enarqué una ceja, este ladeó su rostro levemente mientras su mirada se paseaba juguetonamente sobre mí, me molestó bastante esa actitud.

- Eso sigue sin quitarte esa carita de perra hipócrita que tienes. –mi boca se abrió sorprendida ante su descaro.

Lo abofeteé justo antes de que las puertas del ascensor se abrieran. Lo miré tensando mi mandíbula mientras sin dedicarle más nada caminé a paso rápido a mi oficina bajo la mirada curiosa y leves susurros de los demás presentes.

Entré cerrando la puerta de un golpe para respirar hondo intentando calmarme, pero se me escapó una risa.

Es la primera vez que me llaman así.

¿A dónde se fueron mis elogios por ser linda?

¿ Mis elogios por mi cuerpo?

Me miré en el reflejo del ventanal de mi oficina.

¿Soy una perra hipócrita?

Es cierto que aquí todos me caen mal a excepción de Hanji, pero, ¿Tanto así? Es decir...

Negué con la cabeza.

Él es el que está mal aquí.

Suspiré sentándome en mi escritorio, es la una, buscaré a Hanji para ir a almorzar y que me ayude con esto.

Salí de mi oficina y pude oír claramente su voz con la de Alma. Así que rápidamente me encaminé con Hanji que de inmediato la encontré saliendo del ascensor.

- Pa' dentro. –la agarré del brazo volviendo a meterla al ascensor.

- ¿Cómo que cacheteaste al nuevo? –me miró con sus ojos cafés llena de emoción, yo suspiré cansina.

- ¿Ya tan rápido se expandió el chisme? –esta asintió.

- Sabes cómo son aquí. ¿¡Pero venga dime que te hizo!? –miré a otro lado.

- Me dijo que tenía una cara de perra. –Hanji abrió los ojos.

- Pues eh verdah'. –fruncí el ceño.

- ¡Hanji! –esta rió rodeándome con su brazo.

- ¿Solo eso te dijo y le pegaste? –relajé mi cabeza en su hombro.

- Me lo dijo dos veces. –hice morritos. – No me gustó por que se estaba burlando de mí. – la castaña hizo una leve mueca.

- ¡No pongas tu voz de niña chica que me dan ganas de apretarte las mejillas! –me abrazó y yo reí.

- Bueno. Volviendo al tema, ni tan joyita. –miré a otro lado indiferente, Hanji me soltó.

- Joder, y yo que quería que tuvieras novio de una vez por todas. –la miré con una leve sonrisa.

- ¿Qué más da?...

Fuimos a comer y luego volvimos, encontrándome de cara con el lindo rostro de Lenz.

- _tn, veo que si tienes tiempo de almorzar es por qué terminaste tu papeleo ¿Cierto? –sonreí dulce.

- Claro Sra. –entré sin responder más nada caminando a mi oficina.

- Nos vemos luego _tn. –escuché a Hanji despedirse. Entré a mi oficina para terminar la pequeña montaña de hojas.

Pero me detuve en seco.

- ¿Qué coñ... ¿Qué haces TÚ aquí? –Mike me miró sereno, estaba sentado como el típico macho alfa en mi sofá negro, con sus brazos en el espaldar y sus piernas abiertas de par en par, miré a otro lado al notarme muy quedada en la zona de su bulto.

- Nada, realmente. –se levantó. – Solo vengo para devolverte el golpe. –fruncí el ceño.

- Tú...... ¿Qué? –negué con la cabeza. – Tú sí que eres gracioso. Largo. –recalqué con mucho desdén la ultima parte, este tenía una sonrisa burlona.

- Claro, me iré. –caminó sutilmente hasta ponerse frente a mí. – No sin antes devolverte el golpe....

Sentí mucho en pocos minutos.

Sentí una de sus manos en mi muslo, sentí otra en mi caderas, se cuerpo se apegó al mío golpeándome contra la puerta.

- ¡Mhg! – y lo principal, sentí sus labios contra los míos.

Me quedé paralizada, no era mi primer beso pero sí el primero en tal vez años. Aparte con esta intensidad, su mano levantó mi pierna, subiendo mi falta y él pegó su entrepierna con la mía. Mientras la mano que estaba arriba arremetía contra mi camisa como casi de manera experta desabrochando los botones restantes liberando mi sostén. Parecía una imbécil de verdad, nunca creí que no podría reaccionar a un beso pero... Yaba, esto no es un beso es una mini violación como mínimo.

Lo más destacable es el roce de su barba, joder que bien se siente eso.

Se separó y me miró exhalando un tibio aliento mientras me miraba a los ojos, debo de tener una expresión curiosa en este momento, respirando agitada, mis mejillas ardían y realmente estaba asustada.

- ¿A dónde se fue la fiera que me mostraste? – comentó y yo solo fruncí el ceño empujándolo para arreglarme la ropa de inmediato. – Pareces virgen. –sus manos agarraron mis caderas apegando mi trasero a su entrepierna antes de simular una embestida que casi me hace caer, me recargué de la puerta jadeando realmente tensa. – Eso sí, me gusta tu culo... -me nalgueó.

La única diferencia que le encuentro de los hombres que están aquí, es que logró revolverme en cuerpo y alma en menos de 10 minutos. Del resto es uno más de ellos.

- ¡Suéltame! –exclamé antes de girarme y volver a cachetearlo, este me miró enarcando una ceja.

- _tap, ¿Acaso no has tenido sexo últimamente? –me abracé a mi misma saliendo de su rango de alcance.

- ¿Cuál es tu maldito problema? –gruñí entre dientes mirándolo fijamente. – No te quiero volver a ver en mi oficina. –me acerqué sutilmente a él amenazándolo, este enarcó una ceja.

- Oh vam... -lo empujé fuera.

- ¡Largo! –cerré la puerta de un golpe sordo antes de pasar el seguro y soltar un frustrante suspiro confuso. Me miré en el reflejo de la ventana mientras respiraba intentando calmarme.

Me senté en mi escritorio más tranquila, a sabiendas que nadie extremadamente chismoso nos escuchó por ser la hora del almuerzo.

Office Game (Mike Zacharius)Where stories live. Discover now