XXVI

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Luego del trabajo, guardé mi móvil en el bolsillo y recogí mi cabello en una coleta antes de salir de mi oficina.

Entré al pasillo de secretarias donde estaba Mike y una de las chicas hablando.

- No, gracias. –dijo Mike ya algo cansino.

- Venga, invitaré también a unas amigas, solo serán un par de tragos y ya... -el rubio suspiró y yo me acerqué a ellos poniendo mis manos en la espalda de Mike.

- No, gracias. –digo con una de mis mejores sonrisas empujando a mi novio al ascensor, donde pulsé el botón de la planta baja y esperé que las puertas se cerraran.

- Gracias. –Mike rodeó mi cintura y dejó un suave beso en la comisura de mis labios, ahogué una sonrisita sintiéndome poderosa, creo.

La dueña de un dios griego.

- ¿Sabes lo linda que te ves celosa? –mordí mi labio.

- C-Cállate... -besó mi mejilla. – Y-Ya... -mordisqueó mi cuello. - ¡Mike! –chillé entre risas y este me soltó justo antes de que se abrieran las puertas en el dichoso piso. – Nos vemos mañana amor. –me giré a acariciar su mejilla y dejarle un tierno beso en los labios, este me miró con una pequeña sonrisa tonta.

Paré un taxi para ir a casa, una vez en esta de inmediato me puse a hacer la lasaña y luego le di comida a mis gatos para irme a poner algo más cómodo mientras se horneaba el platillo de pasta y carne.

Bostecé, miré la hora, las ocho y media de la noche, es algo tarde para cenar pero seguro Levi está muriendo de hambre.

Me coloqué un suéter y un pantalón de talla alta con unas botas por la rodilla.

Más que nada porque hace un frío del demonio.

Me rodeé con la bufanda de Mike y me puse mi gorrito de lana luego de guardar la comida en un envase plástico.

Guardé dos tazas de lasaña y un vaso de chocolate caliente y otro de té negro.

Lo metí todo en un bolsito junto a los cubiertos envueltos en servilletas.

Decidí llevar mi auto esta vez ¿Por qué no?

Aprovechando el pequeño tránsito, le dejé un mensaje a Levi de que ya voy para allá.

Me bajé de mi auto y entré al hospital mirando con una sonrisita al guardia.

- Señorita ¿Tiene una emergencia? –miré el bolsito en mi hombro y torcí mis labios ante el gruñido de mi estomago.

- Algo así. –este frunció el ceño levemente.

- Sí no tiene ningún problema médico, le pediré que se retire, gracias. –hice una mueca disgustada.

- Está bien, déjela pasar. –Levi apareció por una de las puertas grises, el único color que se ve en toda esta albina instalación.

- Mis disculpas, señorita. –negué con una sonrisa.

- No se preocupe. –seguí a mi mejor amigo dentro del hospital, siempre me resulta escalofriante mirar los pasillos oscuros y solitarios. – A veces me pregunto cómo puedes estar solo en todo el hospital. –este suspiró.

- ¿De verdad crees que aparecerá un fantasma o algo? –me encogí de hombros.

- Todo es posible mi enano amigo. –este negó con la cabeza mirando al frente. – Sólo pienso en una de esas niñas japonesas contorsionándose en una bolsa post-morten apareciendo de la nada... Seh, tienes huevos. –este ahogó una pequeña risita y entramos a una habitación, la pequeña habitación de descanso de este piso.

Office Game (Mike Zacharius)Where stories live. Discover now