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"Qué es más fuerte que el corazón humano que se rompe una y otra vez y aun así sobrevive"

***


No me di cuenta de que me quede dormida después de el ultimo mensaje de Jefferson, el sonido del timbre me despierta, siento un pequeño dolor de cabeza, tiene que ser por el calor que estaba haciendo en la tarde.
Miro la pantalla de mi celular, son las 7:00 pm, dormí más de lo que debía. El timbre se escucha una vez más haciendo que desaparezcan mis pensamientos.
Me levanto de la cama y bajo las escaleras lentamente, creo que sigo dormida pero con los ojos abiertos, olvido preguntar quien es hasta que escucho la voz de Luci.

—Por dios mujer, estaba apunto de brincarme la reja para ver si estabas bien— sonrió ante su preocupación.

—Perdón, estaba dormida— abro la puerta y me hago a un lado dejándola pasar.

—Se nota, tienes marcas en tu cállete— ríe y entra a la casa —tienes que arreglarte— la miro confundida, para que me arreglaría un lunes en la tarde — te organice una pequeña reunión en un bar con amigos de la infancia, tal vez no los recuerdes pero ellos a ti si y están ansiosos por verte.

—Oh, pero no he terminado la tarea— me muerdo las uñas, como pude dormir tanto tiempo.

—Ponte lo que sea, no es nada formal, solo tomaremos algunos tragos mientras recordamos lo genial que la pasábamos de pequeños— ella tiene puesto un short, unos converse y una playera de manga corta, muy informal.

—Ok, espera, no me tardo ni 10 minutos— asiente y se sienta en la sala mientras ve su celular.

Me pongo un pantalón negro, una blusa blanca sencilla y la meto por adentro del pantalón, unos tenis y una chaqueta de mezclilla. Me suelto el cabello y trato de acomodarlo pero la almohada se encargó de hacer una bola en la parte de atrás.
Conectó la plancha del cabello y lo plancho hasta que se va la prueba de que dormir toda la tarde, saco algo de dinero, lo suficiente para poder tomar algunas copas y lo guardo en mi pantalón junto con mi celular, no me gusta llevar bolsas y tener que estar al pendiente de que nadie la robe. Bajo las escaleras y Luci está hablando por teléfono.

—Si, ya estamos saliendo para allá, acuérdate que la mesa tiene que ser para seis personas— apago las luces y salgo detrás de Luci, cierro las dos puertas con llave y camino rápido alcanzando a Luci quien sigue hablando por teléfono —Si, llegamos en 10 minutos, no seas desesperando Emilio— dice y cuelga.

—¿Emilio?— preguntó tratando de que me diga como es para recordarlo un poco.

—Si, es mi primo ¿lo recuerdas?— niego con la cabeza — ojos azules, piel blanca, un año más grande que nosotras, solía molestarnos y jalarnos el cabello— un leve recuerdo llega a mi y rio.

—Si, creo que lo recuerdo un poco, siempre nos molestaba, recuerdo cuando te pego un chicle en el cabello, lo tenías largo y hermoso y por culpa de él tuvieron que cortártelo hasta lo hombros— reímos.

—Fue lo peor de mi vida, aun no lo perdono—

—Oye, si no mal recuerdo, éramos las únicas niñas en el grupito que teníamos de amigos—

—Recuerdas bien, son Emilio, Marco y Alex— creo que lo recuerdo pero obvio ya no son los niños con los que jugaba, si los veo en la calle no los reconocería.

NO ES UN MONSTRUODonde viven las historias. Descúbrelo ahora