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"El corazón nunca olvida el lugar donde dejó sus mejores latidos"


***

 —¿Que haces aquí?— escucho la voz de Cass detrás de mi y me doy vuelta.

— La música esta muy fuerte— me quejo y el deja escapar una sonrisa.

  — Es una fiesta, se supone que tiene que estar la música fuerte—  pongo los ojos en blanco.

— Pero esta exageradamente fuerte—  me volteo y sigo mi camino hasta el que se cree DJ.

— ¿A donde vas?—  Cass me alcanza.

— A decirle que le baje—  lo esquivo.

— No lo hará solo por que tu lo dices— vuelve a interponerse en mi camino.

— Entonces dile tú—  suelta un carcajada.

— No es mi casa, no puedo hacer eso—  se encoje de hombros y le da un trago a su cerveza, una gota cae en su labio e instintivamente alzo mi mano para quitarla, me mira con los ojos abiertos.

— Perdón—  le digo en cuanto me doy cuenta de lo que acabo de hacer.

— Ven conmigo—  sin darme oportunidad de responderme me toma del brazo y me lleva afuera de la casa, las personas nos miran murmurando cosas ¿estaré en problemas?

  — ¿A donde me llevas?—  ignora mi pregunta y sube a un cerro, la música se escucha cada vez mas lejos y las luces del pueblo se ven pequeñitas — suéltame o voy a gritar—  siento miedo, no sé si por estar tan lejos de todos o por estar con él.

  Se detiene y me suelta, camina hasta una gran roca y se sienta, saca un cigarro y le da una calada.

— ¿fumas?  —  niego con la cabeza, no se que hacer, el aire esta frió y solo traigo una blusa delgada, me abrazo a mi misma y volteo a verlo, tiene la mirada perdida.

  — ¿Que hacemos aquí?— después de unos segundos que se sintieron como horas, me mira.

  — Querías estar lejos de la música ¿no? — la da una ultima calada a su cigarro y lo tira.

— No, quería que le bajaran—

— Eso iba a ser imposible—  me acerco y me siento en otra roca.

— No sí tu le decías—  voltea a verme como si no entendiera y me rió burlona — eres Jefferson Cass, el dueño del pueblo.

  — ¿Y?—

— Podías hacer que le bajaran ¿no? —  me desespera que se haga el tonto.

  — Si—

— ¿Entonces por qué no lo hiciste?,  —  vuelvo a abrazarme a mi misma cuando llega una corriente de aire frío —ahorita podría estar en mi casa dormida y sin frío— se levanta y se quita su chaqueta, me pongo nerviosa, —¿que estas haciendo?—

  — Ten—  me la avienta y la atrapo en el aire — pontela—  suena como una orden.

— No, gracias—  la estiro para que la tome.

— Esta haciendo frío—  se vuelve a sentar.

  — Puedo irme a mi casa—  me levanto pero me jala haciendo que caiga de golpe en la piedra.

  —Auch, eso dolió —

  — Solo pontela Elanie—  no recuerdo haberle dicho mi nombre, pero recuerdo que me encontró en Facebook y que ya sabía mi nombre desde antes.

Ignoro lo que me dice y la dejo en la piedra en medio de los dos, la agarra y la pone en mi espalda.

— ¿era tan difícil hacer eso?— saca otro cigarro.

— ¿Que hacemos aquí? — insisto.

—¿Siempre hablas tanto?—  ignora mi pregunta otra vez y pongo los ojos en blanco.

— No, solo te estoy haciendo una pregunta pero parece que tu cerebro solo puede procesar estupideces—  mi voz suena más fuerte, Cass me mira a los ojos unos segundos y me toma por la barbilla, hago mi cabeza para atrás tratando de zafarme pero es imposible, su mano llega hasta mis cachetes y los apachurra un poco sin lastimarme, me siento como un pez.

— Te crees muy valiente ¿eh?—  puedo sentir su respiración en mi cara.

  — Suéltame—  trato de decir pero apenas y puedo entender lo que digo por la presión que esta haciendo en mi cachetes, me río de mi y Cass me suelta.

  — No dejas de sorprenderme— 

— ¿Yo?—

— Si, tú—   

— ¿Por qué? —  

  — ¿Tu no me tienes miedo verdad?—  lo miro a los ojos.

  — ¿Debería? —  se encoje de hombros — no me das miedo—  le respondo segura.

  — Tal vez yo debería de tener miedo de ti —  ríe pero sus ojos no reciben esa sonrisa.

No sé que decirle por que no sé a que se refiere, nos quedamos callados unos minutos, me empiezo a sentir incomoda, así que me levanto.

  — Creo que ya tengo que irme—  él asiente y se levanta también,  camina cuesta abajo y yo lo sigo, la luna alumbra nuestro camino pero no tanto como para ver las piedras, me tropiezo y lo único que logro hacer es poner mis manos para no caer de cara.

Siento un ardor en mis rodillas y en las palmas de mis manos, Cass se acerca rápido y me ayuda a levantarme.

—¿estas bien?— pregunta y yo asiento, una carcajada sale de mi boca, me mira extrañado y yo sigo riendo hasta que pone su dedo pulgar en mi mejilla y de inmediato la risa se va —tienes tierra.— dice y pasa su mano por mi barbilla, por mi cuello y al ultimo por mis labios. Siento un cosquilleo en cada parte que toca, sus ojos encuentran los míos y veo como se acerca cada vez mas a mi, moja sus labios con su lengua y sé que va a besarme, vacila un poco yendo hacia mis oídos, hasta que regresa a mis labios, esta cerca pero no los toca, pone su mano en mi cintura y me acerca más, siento sus labios rosando los míos y cuando abre un poco sus labios, me alejo.

  — Hueles a cigarro—  le digo y me doy vuelta, camino rápido hasta llegar afuera de mi casa, lo siento atrás de mi pero entro antes de que pueda alcanzarme, pongo llave en cuanto esta detrás de la reja, su cara muestra diversión. Le saco la lengua y el me enseña el dedo de en medio riendo.

Entro a mi casa y suelto un suspiro, eso ha sido raro, siento algo pesado en mi espalda, olvide devolverle su chaqueta, me asomo por la ventana pero ya no esta, la dejo en el sillón...

¿que esta pasando?

NO ES UN MONSTRUODonde viven las historias. Descúbrelo ahora