II

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Debido a que eran una nueva familia, Min Hee se había tomado la libertad de vender la mansión en donde había vivido con su hijo y su exesposa durante casi veinte años, para con ello comprar una hermosa casa a las afueras de la ciudad, obviamente en el lado Sur, específicamente en Suyeong-gu.

La casa no era tan grande como había pensado YoonGi que sería, ya que su padre era un loco por el gusto a las cosas más exageradas y extravagantes, pero era lo suficiente para vivir los cuatro.

Su nuevo hogar era un lugar solitario, que se escondía entre la espesura de la montaña MinRak, por lo que para poder llegar hasta allí debían desviarse en la carretera que conducía a la ciudad de Ulsan, por un camino de piedra bastante extenso, que se encontraba repleto de árboles que se agitaban con el fuerte viento dejando caer sus hojas lentamente hasta el suelo, al final del camino los recibió una fuente gigantesca de mármol, que los dejó boquiabiertos por el espléndido modelado de los cuatro niños que botaban chorros de agua por su boca.

Min Hee estacionó el auto de manera ágil en frente de la casa, la cual la rodeaban hermosos campos de flores que llenaban de exquisitos aromas dulces cada rincón. De inmediato, todos se bajaron a explorar la casa, tres de ellos estaban demasiado emocionados, menos YoonGi por supuesto, el chico se mantenía ajeno y distante.

Caminaba con mala cara mientras observaba los alrededores, a lo lejos un tanto escondida había una pequeña casita que de seguro sería el garaje que también contendría pronto el montón de cachivaches innecesarios que toda familia guardaba, junto a la gran casa vio un camino de baldosas naranjas unas distanciadas de otras que llevaban a la parte trasera donde estaría quizás la piscina, para hacer las reuniones de parrillada y esas cosas que él creía eran bastante estúpidas.

Respiró profundamente al cruzar la puerta de madera abierta de par en par que lo llevo a la sala de estar vacía, con una chimenea en el fondo para los días de invierno. Escuchaba los pasos apresurados de todos subiendo y bajando escaleras, yendo de cuarto en cuarto, eligiendo el que querían, comentaban sobre las cosas que pondrían en cada lugar cuando fuera el momento de la mudanza, e incluso escucho en más de una ocasión a NeulSeok suplicándole a su padre para que compraran muebles con un estilo minimalista que hiciera juego con la casa.

YoonGi resguardó sus heladas manos en los bolsillos de su suéter rojo, caminó sin rumbo por el primer piso, hasta que dio a parar en la cocina, todo estaba un poco sucio, pero parecía bastante nuevo como para que otras personas ya hubieran vivido ahí, parecía a su vista como si Min Hee hubiera mandado a construir ese lugar mucho tiempo atrás justo para ese instante.

Soltó un bufido, era tan ridículo lo que sucedía en su vida, como para tomar cada cosa con calma. Puso sus ojos en blanco, y pudo vislumbrar por un segundo la puerta que estaba entreabierta a su lado derecho, se acercó un poco confuso por su descubrimiento, le propinó una suave patada para que se abriera por completo, regalándole la vista de unas escaleras que llevaban al sótano.

—Quiero que este sea mi cuarto —anunció al oír un par de pasos aproximándose.

—Pero, YoonGi... —susurró NeulSeok dedicándole una mirada cargada de preocupación, no obstante, guardo total silencio a causa de la mirada feroz que el más alto le dedicó.

—Hijo... —farfulló Hee rascándose la cabeza sin saber que decir para hacerlo cambiar de idea—. Ese lugar parece de película de terror.

—No me importa, lo quiero —demandó el chico cruzándose de brazos frente al pecho con una mirada decidida, que obligó a los mayores a observarse entre ellos en busca de algo que hiciera cambiar a YoonGi de opinión.

*SADIQUE: PAINFUL PLEASURE * [YOONMIN] * MPREG *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora