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Al detenerse el taxi frente al camino en medio de la carretera, que conducía a su casa escondida entre el bosque de la montaña MinRak; YoonGi pagó la suma de dinero que el hombre le solicitó. Y ambos bajaron del carro, para acto seguido comenzar a andar con pasos perezosos por el sendero repleto de árboles sin la más mínima hoja; dado que el invierno había llegado hacía buen rato a la ciudad, y estaba próximo a nevar.

Caminaron el uno al lado del otro, sin decir absolutamente nada, y prefirieron mantenerse de esa manera todo el trayecto, porque a decir verdad no era para nada incómodo. La presencia del otro era más que suficiente para alterarlos notablemente, por lo que era bastante complicado entablar una conversación fluida y llevadera.

Jimin cruzado de brazos frente al pecho, no dejaba de pensar en todo lo que había escuchado esa noche, y seguía creyendo fielmente en que había gato encerrado. Un tema tan grande y confuso, que su cabeza no lograba dar con la verdad. Por muchas vueltas que le diera, seguía deteniéndose en lo inconcluso. YoonGi con sus manos resguardadas en los bolsillos de su pantalón, observaba al menor de soslayo cada tanto tiempo, encontrándose a cada segundo con esa expresión de duda y el ceño cada vez más fruncido.

Por lo cual, cuando estuvieron a sólo unos metros de llegar a las puertas de su casa, YoonGi con una sonrisa maliciosa lo tomó de una de sus manos desprevenidamente, impidiéndole oponerse a sus tirones; con los que logró arrastrarlo por el camino de baldosas naranjas, que los llevó hasta la piscina iluminada tras la casa.

—¿Qué haces? —inquirió Jimin extrañado y conteniendo una carcajada, al ver como el pálido se deshacía de sus ropas a la velocidad de la luz, y antes de que el mayor se dignara a responderle; sencillamente le sonrió de oreja a oreja, para acto seguido lanzarse al agua helada—. ¿Perdiste la cabeza? Estás demasiado ebrio, sal de ahí, Min YoonGi.

—Vamos, cobarde —ronroneó el pálido, salpicando un poco de agua en dirección al menor, el cual retrocedió varios pasos consternado, evitando que ni una sola gota le cayera encima—. Ven aquí conmigo.

—¿Es en serio? Sabes que no sé nadar.

—¿Tu prometido nunca te enseño?

—Solo no me apetecía aprender —bufó Jimin con cara de pocos amigos, ante la expresión burlona que su hermano le dedicaba.

—Entonces, seré un buen hermano mayor, te enseñare esta noche a nadar.

—¡¿Qué?!

—Es mi regalo de bodas —masculló sin perder ese tono socarrón, que obligó al castaño a poner sus ojos en blanco—. Apresúrate, no tenemos todo el tiempo del mundo, Jimin.

El mencionado, un tanto vacilante, se dio la vuelta con el corazón latiendo a velocidades exorbitantes en su pecho, tuvo que respirar profundamente una y otra vez, en busca de calma. Y al sentirse un tanto más recompuesto, con sus manos temblorosas se fue quitando, su chaqueta, su camisa, y un tanto ruborizado, quitó sus pantalones, hasta quedar solo en ropa interior.

Jimin sabía perfectamente que YoonGi observaba fijamente todos sus movimientos, dado que sentía sus ojos inspeccionando cada parte de su piel. Por lo que al darse le vuelta, vio como el mayor tragaba saliva, y a duras penas fingía en su expresión no sentirse afectado con su semi-desnudes.

—¿Vas a atraparme? —cuestionó con una de sus cejas levantada, bastante desconfiado del mayor.

—Sólo salta, yo te sacare del agua. Estás muy grande, como para atraparte —farfulló con una dulce expresión que le aseguro al menor que todo estaría bien, así que, respirando profundamente, optó por saltar a la piscina; donde el agua helada lo recibió, y en cuestión de segundos el mayor lo sacó de las profundidades, rodeando su delgada cintura con sus brazos.

*SADIQUE: PAINFUL PLEASURE * [YOONMIN] * MPREG *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora